El independentismo traslada su presión a las puertas de la cárcel

El consejero Buch usa la «intranet» de Mossos para hacer propaganda

Los independentistas frente al Centro Penitenciario Lledoners, ayer EFE

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La unidad independentista en el Parlament ya está rota. Las formaciones que, con alfileres, a duras penas sostienen el Govern saben que casi lo único que les une ya es la defensa de los líderes encarcelados . Por eso han convertido las puertas de las prisiones en los escenarios en los que seguir presionando al poder político y judicial.

Ayer se repitió la escena a cuenta de la presentación de los escritos de calificación provisional de la Fiscalía y la Abogacía del Estado en la causa del «procés». Centenares de independentistas se dieron cita ante la cárcel de Lledoners, donde permanecen en prisión preventiva Oriol Junqueras, Josep Rull, Jordi Turull, Raül Romeva, Joaquim Forn y los «Jordis». Los partidos y las entidades independentistas reclutaron a sus afines para conmemorar «un año del secuestro del Govern». Gritos de «libertad» y de «ni un paso atrás» se pudieron escuchar en una concentración teñida una vez más de amarillo y banderas esteladas. Repitieron la convocatoria en la cárcel de Puig de les Basses –donde está encarcelada la exconsejera Dolors Basas– y Mas d’Enric, donde cumple prisión preventiva la expresidenta del Parlament Carme Forcadell.

El jueves también ERC convocó a sus fieles ante Lledoners, cárcel en la que los líderes políticos reciben multitud de visitas «institucionales» –entre ellas hace poco la del líder de Podemos, Pablo Iglesias–, convirtiendo la cárcel en una especie de Govern a la sombra. La presentación de los escritos de calificación previas al juicio desencadenó un aluvión de reacciones también desde dentro de la cárcel. Los líderes independentistas –o los equipos que controlan sus redes sociales– no desaprovecharon la ocasión para cargar contra las «represalias» de la «justicia española» y dejar claro que no renunciarán «a sus objetivos».

El independentismo tampoco renunció ayer a su costumbre de usar las instituciones públicas para hacer propaganda . El consejero de Interior, Miquel Buch, utilizó la «intranet» del departamento para hacer llegar a los Mossos y al resto de trabajadores de Interior su mensaje: el único delito de los presos fue «permitir que los catalanes pudieran ejercer su derecho a voto».

De igual forma, en la fachada de la Consejería de Economía se desplegó una gran pancarta pidiendo libertad para los «presos políticos».

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