El «efecto Bolsonaro» en la economía brasileña se convierte en papel mojado

Los inversores ya recelan de un proyecto frenado por la fragmentación política y sus propias contradicciones

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil EFE

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Brasil inició un año optimista, con un nuevo Gobierno y la expectativa de una agenda económica liberal capaz de sacar al país de la recesión y del estancamiento en que se encuentra desde 2013. Pero, rumbo a completar los cuatro meses en el cargo, Jair Bolsonaro y su equipo económico no han conseguido construir aún la trayectoria de esa ruta positiva , una demora que ha comenzado a empañar la confianza entre los sectores empresariales que apoyaron su elección.

El plan de reformas ultraliberal de su ministro de Economía, Paulo Guedes , y de su equipo, considerado por los actores del mercado como uno de los mejores ya reunido en un Gobierno, está paralizado en un Congreso burocrático, fragmentado por 30 partidos distintos, donde para decidir cualquier enmienda son necesarios dos tercios de los diputados y de los senadores en dos turnos.

Ni con su estatus de superministro el banquero de inversiones de la Universidad de Chicago ha conseguido superar las dificultades de Bolsonaro, sin mayoría en el Congreso, y sin habilidad en la articulación política, pese a sus más de dos décadas de experiencia como diputado. La lentitud para sacar del papel el principal desafío de su equipo, que es aprobar una impopular reforma del sistema de pensiones, ha frenado la euforia inicial y encendido la luz de alerta, cuando se vence el plazo de la famosa luna de miel del presidente recién ungido con sus electores.

La esperanza, ya para 2020

«El año 2019 ya está perdido para la economía. Los analistas e inversionistas están revisando hacia abajo el avance del PIB de este y de los próximos años, el mercado de trabajo no mejorará y las empresas seguirán teniendo dificultades», analizó, durante un seminario de la revista de negocios Exame, el economista José Roberto Mendonça de Barros, que ya fue secretario de Política Económica del Ministerio de Jacienda, entre 1995 y 1998, cuando el país consolidó la estabilidad de la moneda. «La esperanza de retomar la economía queda para el 2020», señaló.

Representantes del mercado vienen revisando hacia abajo las proyecciones de subida del PIB para este año, como el Banco Itaú, el mayor del país, que bajó su pronóstico del 2% al 1,3%. El Boletín Focus, un termómetro del mercado financiero compilado semanalmente por el Banco Central , ha reducido su perspectiva de crecimiento de la economía del 2,5% en enero al 1,7% a finales de abril.

La última encuesta de evaluación del joven Gobierno difundida esta semana muestra, a su vez, que la expectativa de éxito cayó unos 29 puntos porcentuales en menos de cuatro meses, al 35% entre quienes consideran buena la gestión, mientras ha aumentado en 13 puntos porcentuales, hasta el 27%, quienes lo evalúan negativamente. Es la caída más vertiginosa de un presidente brasileño en tan poco tiempo de Gobierno desde la década de los 90, lo que también preocupa a los empresarios .

Las previsiones para el PIB se rebajan mientras la valoración de la gestión de Bolsonaro se desploma

El desempleo, que sigue alto, con 13 millones de desocupados y no da señales de mejoría, también preocupa

Otro problema que ha desgastado a Bolsonaro ha sido una serie de polémicas en las que se han envuelto él, sus hijos y algunos ministros de su Gobierno, como el de Educación, que sangró hasta su destitución el mes pasado, después de controversias como pedirles a los profesores que filmen a los alumnos cantando el himno nacional, y decir que las universidades no eran para todos.

La disputa de poder en redes sociales entre su hijo, Carlos, y el vicepresidente Hamilton Mourão, o la importancia que otro de ellos, Eduardo, ha asumido en la política internacional sobre el canciller, Ernesto Araujo, así como indicios de una supuesta relación del mayor, Flavio, con esquemas de corrupción y milicias, también han golpeado la imagen del excapitán.

Tensión en los mercados

A cada polémica, a cada señal de incapacidad del presidente y patinazo del ala conservadora de su Gobierno, se dispara la tensión en el mercado. En el poco tiempo de mandato, la Bolsa y el mercado de cambio ya han sufrido con las muestras de que Bolsonaro entiende poco de economía.

Hace dos semanas el presidente pidió públicamente que la petrolera Petrobras cancelase un aumento del diésel, provocando la caída de la Bolsa y de unos 7.000 millones de euros de valor de mercado de la empresa en un solo día, frente a la señal de una política intervencionista. Guedes intervino horas después para tranquilizar a los agentes del mercado y la petrolera volvió a aumentar el diésel una semana después.

Finalmente, el desempleo, que sigue alto, con 13 millones de desocupados y no da señales de mejoría, también preocupa. En su editorial del jueves, el diario Valor Económico anticipó que la tasa de desempleo debe seguir en dos dígitos, coherente con las expectativas de la economía, «que se enfriaron».

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