Carla Suárez, cabizbaja tras su derrota en el presente Wimbledon
Carla Suárez, cabizbaja tras su derrota en el presente Wimbledon - EFE
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Wimbledon, hierba maldita para los españoles

No ha sido un buen torneo para los tenistas españoles en el presente Wimbledon: solo Carla Suárez consiguió llegar a los octavos de final

Madrid Actualizado: Guardar
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Durante muchas décadas, los tenistas españoles tuvieron que escuchar la manida frase de que no estaban hechos para la hierba. El propio Manolo Santana, ganador de Wimbledon hace justo 50 años, declaró tras una eliminatoria de Copa Davis que “la hierba es para las vacas”. Claro que fue antes de su victoria sobre el pasto londinense, para la cual renunció dos años a jugar Roland Garros para preparar el asalto a la pista central del All England Club. Eso sí, eran otros tiempos: tres de los cuatro grandes torneos del tenis eran sobre dicha superficie, y solo el Grand Slam parisino se disputaba sobre tierra batida.

Nadal y Conchita, tras los pasos de Santana

El triunfo de Santana en la edición de 1966, lamentablemente, continuó siendo la excepción que confirmaba la regla hasta la victoria de Conchita Martínez en 1994.

Dos pioneros, sin duda, pero que simplemente maquillaban el hecho de que solo hubiera habido dos campeones españoles desde el nacimiento de Wimbledon en 1877.

Hasta que llegó Rafael Nadal. Pese a tener un juego 200% adaptado a la tierra batida, supo ir dando pasito a pasito en su empeño por conquistar Wimbledon. Parecido a lo que hiciera Manolo Santana en su día, pero con una complicación añadida: la temporada de hierba se ha visto notablemente reducida en el calendario.

La historia de Nadal es por todos conocida. Dos títulos y otras tres finales en el All England Club que parecían confirmar que el prototipo estándar de tenista español sí podía adaptarse a una superficie durante tantos años esquiva.

Pero los buenos tiempos pasaron para el manacorí. En las últimas cinco ediciones no ha conseguido pasar de octavos de final; este año, de hecho, no ha podido ni disputar un torneo que es de los más exigentes desde el punto de vista físico. Salvo la final de Garbiñe Muguruza del año pasado, que sorprendió a propios y extraños, nadie ha tomado el testigo del bicampeón de Wimbledon.

Un decepcionante Wimbledon

Desde la edición de 2001, Wimbledon siempre había contado con, al menos, un tenista masculino español en sus octavos de final. Hasta este 2016 en el que Feliciano López, Roberto Bautista y Albert Ramos cayeron a las puertas de dicha ronda.

En el cuadro femenino, Muguruza partía como una de las grandes favoritas pero caía, generando idéntico nivel de sorpresa que el año anterior, en segunda ronda tras haber ganado en Roland Garros. Carla Suárez parecía el único motivo de alegría española en este Wimbledon, pero en octavos se despedía del torneo.

El poso que deja este Wimbledon es el de una generación de tenistas masculinos casi irrepetible, encabezada por Nadal y David Ferrer, pero ya agotada y centrada en ampliar su palmarés en su hábitat natural, y el de una Muguruza irregular y una Carla que no termina de dar el último paso por la parte femenina.

Puede que el ejemplo de Santana, Conchita y Nadal pueda ser útil. Puede, en definitiva, que el mundo no tarde tanto en ver otro campeón español en Wimbledon

Quizás Santana tenía razón y el tenista español prefiere comerse la vaca antes que probar el sabor de la hierba. Quizás volvamos al pasado: a esa época donde el espectador español veía Wimbledon en su televisión sin identificar a ningún compatriota en las rondas finales...

...o quizás no: puede que solo necesite dedicarle más horas a la superficie, a entender su peculiar bote y el modo de restar y flexionar sobre ella. Puede que no sea tan difícil adaptar el juego habitual de los españoles, casi siempre cercano a los cánones de la tierra, a la hierba. Puede que el ejemplo de Santana, Conchita y Nadal pueda ser útil. Puede, en definitiva, que el mundo no tarde tanto en ver otro campeón español en Wimbledon.

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