Fórmula 1
Jordan, Brady y tres carreras en 2023: la Fórmula 1 se americaniza
Después de años de desinterés y ausencia, EE.UU. acoge el estreno del Gran Premio de Miami y en 2023, con Austin y Las Vegas, será el país con más carreras
Consumidora siempre de sus propios productos (NBA, fútbol americano, béisbol), nacionalista en materia deportiva, la sociedad estadounidense se abre ahora a un deporte que, desde siempre, ha apreciado con desinterés o desapego. Como si fuera un becario que debe hacer méritos, la Fórmula 1 penetra en Estados Unidos con fuerza de la mano de Liberty Media, la empresa propietaria de dueños norteamericanos. EE.UU. ha pasado de ser una sede residual en el calendario, vinculada a motivos comerciales y de difusión, a un punto estratégico y prioritario. Se estrena este fin de semana el Gran Premio de Miami que, unido al ya existente en Austin y a la futura anexión de Las Vegas, convertirán en 2023 al país de las barras y estrellas en el más prolífico en carreras (tres) de la F1.
Igual que tiene su NBA considerada como un campeonato del mundo, Estados Unidos posee su propia tradición automovilística. La Nascar, prototipos de serie en circuitos, la Indy y sus bólidos en óvalos, las 500 Millas de Indianápolis como leyenda del motor , las carreras de resistencia en Daytona o Sebring... Nunca ha echado de menos a la Fórmula 1 que coloniza decenas de naciones por el mundo.
Se han disputado 42 grandes premios de F1 durante la historia, aunque el reparto ha resultado desigual y lleno de vacíos. Nueve años sin carreras desde 1975 a 1984. Otros nueve desde 1991 a 2000. Cinco años entre 2007 y 2012. El fantástico trazado de Austin lleva una década asentado como lugar preferente para los organizadores del Mundial. Con la llegada de Liberty a la propiedad de la F1, Estados Unidos se ha disparado: debuta Miami y espera Las Vegas .
A las afueras de Miami, junto al estadio Hard Rock donde juegan los Dolphins de la liga de fútbol americano, se ha levantado un circuito urbano de 5,4 kilómetros que gira en sentido contrario a las agujas del reloj, que tiene sectores de baja velocidad, curvas rápidas y una recta de 1,2 kilómetros donde se supone habrá adelantamientos. En su empeño por imitar a Mónaco (como ya hacen Abu Dabi o Singapur), la pista cuenta con un puerto deportivo falso y agua falsa que queda ‘cool’ en las imágenes de televisión.
La logística F1 ha implicado a los pilotos en la integración social en el país. Lewis Hamilton ha compartido horas y mañana de golf con la estrella de la NFL Tom Brady (siete veces campeón de la Super Bowl), Max Verstappen y ‘Checo’ Pérez se acercaron a practicar lanzamientos de béisbol en la cancha de los Miami Marlins . El mito Michael Jordan coincidió en actos promocionales con Pierre Gasly, el piloto de AlphaTauri. Lando Norris correrá en Miami con un casco que imita a un balón de baloncesto. George Russell acudió con su novia andaluza a ver un partido de la NBA. Leyendas al rescate de un deporte que nunca triunfó en Estados Unidos. Cunde el sentido del espectáculo tan americano, el evento que no solo ofrece carreras sino una jornada dominguera de diversión con familia o amigos.
El calor actual en la acogida contrasta con las épocas del pasado, cuando Ecclestone se esforzaba sin éxito en descubrir sedes en Estados Unidos para atraer a los aficionados, las televisiones y los patrocinadores. No en vano, la moneda oficial de la F1 es su majestad el dólar.
Lewis Hamilton, que gusta de profundizar en los matices sociales , opinó al respecto: «Crecí viendo que había una gran desconexión en los Estados Unidos y el resto del mundo en términos de pasión por la F1, así que es realmente asombroso ver lo que hemos conseguido y que el interés ha crecido».
Alentada por un récord en las audiencias televisivas y el éxito de la serie ‘ Drive to Survive’ (Conducir para sobrevivir) en Netflix, la F1 penetra en Estados Unidos. Los expertos de SportBusiness.com calculan que el 40% de los 127 acuerdos de patrocinio alrededor de la F1 del año pasado fueron con marcas con sede en EE.UU.
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