Pedro Balañá, junto a José Tomás
Pedro Balañá, junto a José Tomás - Afp

Tiene la palabra Balañá, con permiso de la Generalitat...

El retorno de los toros a Cataluña abrirá una dura batalla administrativa entre el empresario y el Govern

BARCELONA Actualizado: Guardar
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La sentencia del Tribunal Constitucional que tumba la prohibición de las corridas de toros se enmarca en una situación política nada favorable para que vuelvan a celebrarse corridas de toros en la Monumental barcelonesa. El coso, propiedad de la familia Balañá, que posee igualmente un imperio de cines y teatros en la Ciudad Condal, está dispuesto para anunciar un festejo mañana mismo.

En estos seis años en soledad, la plaza se ha mantenido como si hubiera estado en activo, otra cosa es que los Balañá se embarquen en esa travesía que supone anunciar ahora una corrida de toros, o incluso una temporada completa. Ha sido este detalle de mantener la plaza en perfecto orden el único indicio de la afición de la empresa, lo único que puede sacarse en claro dentro de un hermetismo total por parte de los propietarios, herederos de una de las organizaciones empresariales taurinas más importantes de la historia del toreo.

Se asegura que Pedro Balañá, el hijo del mítico don Pedro –el que puso a la Monumental catalana por encima incluso de la plaza de Madrid- mantiene ante sus hijos que mientras él viva la plaza solo tendrá un uso taurino. Otra cosa es la laxitud que tuvieron los Balañá, ya fallecido don Pedro, ante el aluvión nacionalista para la defensa de la Fiesta de los toros, en base a sus otros negocios de cines y teatros, que los hacen muy visibles en Barcelona.

De ahí la importancia que tiene en estos momentos la voluntad del nonagenario empresario de volver a anunciar corridas de toros. Ante la violenta ofensiva política desatada en contra de la sentencia del Constitucional, la palabra la tiene la empresa de la plaza de Barcelona. Otra cosa es la batalla administrativa que tendría que librar con la Generalitat y el propio ayuntamiento de la Ciudad Condal para llevar su iniciativa a buen puerto. Y ahí es donde aparece la responsabilidad del sector taurino –empresarios, ganaderos y figuras del toreo principalmente– que nunca dieron el paso al frente para defender la Tauromaquia en esta tierra.

Ahora más que nunca, los aficionados catalanes, que se han mantenido velando por una pasión durante seis años de libertad cercenada, necesitan sentir el apoyo de quienes desde fuera de Cataluña siempre vieron lo que allí sucedía como algo ajeno. Que vuelva a haber toros en la Monumental depende de esa ansiada unión de un sector preso de intereses particulares, Balañá incluido.

FGF

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