Castella inicia con el péndulo la faena del triunfo
Castella inicia con el péndulo la faena del triunfo - Rosario Pérez

Un Castella en figura, único punto dulce de la amarga tarde en Manizales

Dura jornada para Rincón, con una corrida de Las Ventas que no podía con su Espíritu y cuatro sobreros

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Dos horas después de la corrida, pasadas ya las cinco y media de la tarde, el ganadero de Las Ventas del Espíritu Santo abandonaba la plaza entre la bronca del público tras ser devueltos tres toros. Se corría entonces el cuarto. Mientras los tendidos pitaban enfurecidos por el desastre, cuando asomó por tercera vez el pañuelo verde, el ganadero se quitó los cascos, bajó del burladero y se dispuso a salir mientras recibía el aliento de toreros y cuadrillas y de un sector que le aplaudía con respeto y cariño. El criador no era otro que César Rincón, que comentaba por radio el festejo. Menudo marrón... ¿Y qué necesidad? Cuando vieron así de apesadumbrado al maestro por la dura realidad, los lidiadores trataron de consolarlo e incluso alguno le pidió que no se marchara.

La realidad fue la de un encierro muy bien presentado pero de nula casta y fuerza, como podrido por dentro, incluso como descoordinado de salida alguno, queriendo pero con reacciones extrañas... Y la de una tarde rara en todos los aspectos, desde los premios a la música. Las chanzas no faltaron: "¡Pícaro!", gritaban a Rincón -el hombre que más alta ha puesto la Fiesta en Colombia como primera figura del toreo pero sin suerte y con fracasos reiterados en su tierra como ganadero- y coreaban "¡Gutiérrez, Gutiérrez!", aclamando al criador de la exitosa noche anterior.

En esas estábamos cuando salió el tercer remiendo, de Achury Viejo, bastante feote y sin excesiva fortaleza. Nadie pensaba que fuese posible armar la faena y el lío que montó Sebastián Castella, que tuvo el detalle de brindársela a Rincón. El francés, seguro y en figura, anduvo inteligente y fenomenal con este "Medianoche", que se vino arriba con su castita, movilidad y nobleza. Su matador lo metió a la perfección en esa vereda, en una obra que se vivió, bajo las notas de "Carmen", con verdadero entusiasmo, como el único caramelo de la amarga tarde, aunque no aburrida.

Castella, que puso la emoción desde el péndulo inicial, dejó muletazos extraordinarios, especialmente a izquierdas con naturales de excelente muñeca y vuelo. Manoletinas de firmeza antes de la hora final, pero pinchó y eso dejó la recompensa en una oreja. Era de dos. Como no era de vuelta al ruedo el de Achury Viejo, bueno pero no merecedor de tal galardón, en plan bofetada a Rincón...

También llevaba el hierro de Achury el otro ejemplar que transmitió, el sexto bis. ¡Menudo tío! Un serio pavo, con el que Alejandro Talavante dio siempre el paso al frente. Preciosas las verónicas y las chicuelinas del saludo. Y emotiva la entregada faena, con pasajes de toreo bueno e inspiración.

Como inspiración había tenido en el tercero, con unas sentidas cordobinas. Lástima que pinchara al sexto y se esfumase un posible trofeo.

El resto fue un desfile de toros de Las Ventas que no podían con su Espíritu. Un paseíllo de sobreros, con los que los dos toreros citados y el colombiano Luis Bolívar trataron de agradar. No hubo más triunfo posible que el de Castella, que nos llevó de la noche al día en la tarde más rara y larga. Hasta tres veces se anunció el sobrero "Abólico" y más de 20 minutos retrasó la salida de otro... Fea tarde, en contraste con esa Monumental de Manizales que se puso guapa para celebrar las bodas de diamante de su feria en este festejo goyesco con mucho que analizar. Incluso las vísceras.

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