MAESTRANZA

Pretty Yende, la soprano que entusiasma a Sevilla

A la cantante sudafricana, que protagoniza con gran éxito estos días «La fille du régiment», le gustaría volver a la ciudad como Rosina en «El barbero de Sevilla»

La cantante Pretty Yende junto al Teatro de la Maestranza ROCÍO RUZ

JESÚS MORILLO

La sudafricana afincada en Milán Pretty Yende es una estrella emergente en de la ópera. Su sueño de convertirse en una gran cantante lírica se remonta a cuando muy joven vio en su localidad natal de Piet Relief un anuncio de una aerolínea que tenía de sintonía el famoso «Dúo de las flores», de «Lakmé» .

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Desde entonces ha ganado concursos como el Belvedere, el Operalia y el Montserrat Caballé; y ha actuado en grandes teatros, como el Metropolitan de Nueva York, el Convent Garden de Londres, la Opéra National de París, la Scala de Milán... donde ha interpretado ya papeles principales en producciones como «El barbero de Sevilla» , «La flauta mágica», «Lucia de Lammermoor» o «Las noches de Figaro», consolidándose como una gran intérprete de «bel canto» . Ahora acaba de hacer su debut, con el aplauso unánime de crítica y público, en el Teatro de la Maestranza con «La fille de régiment» , de Gaetano Donizetti , a la que le quedan funciones hoy y el próximo martes.

Debuta con el personaje de Marie en «La fille de régiment», ¿qué es lo que más le gusta del personaje?

Me gustan muchísimas cosas de ella, como su juventud, su honor, su encanto... el hecho de que no sea una mujer normal, sino alguien que han encontrado en un campo de batalla y que tiene 1.500 padres —en referencia al regimiento—, con los que ha aprendido sudorosa disciplina y el placer del trabajo. Me gusta su honestidad y el hecho de saber adaptarse a las circunstancias.

El personaje, pese a estar escrito en el XIX, parece muy actual.

Absolutamente. Siempre encuentra esas ganas de vivir pase lo que pase. Y ella aprende los valores reales de la vida, las cosas que no se pueden comprar, que al fin y al cabo son muy actuales, como el amor o la felicidad. Con dinero puedes comprar lo que quieras, pero los valores reales no se pueden comprar ni antes ni ahora. En ese sentido es muy actual.

Qué le parece debutar con este papel en Sevilla, ¿le gustaría regresar con alguna ópera de tema sevillano?

Estoy muy emocionada. He cantado Rosina en «El barbero de Sevilla» y en mis días de escuela en Sudáfrica hice el papel de condesa. Y he cantado Susanna, de «Las bodas de Fígaro», en Los Ángeles profesionalmente. Estoy muy contenta de venir a Sevilla, una ciudad que me encanta y que me recuerda de alguna manera a África por el sol, el cielo azul, la gente… me encantaría volver y con Rosina, por ejemplo.

Ha cantado «L’Elisir» d’Amore», «El barbero», «Don Pasquale»... ¿le gusta la ópera cómica?

Me encanta actuar en este tipo de papeles. Además, no es nada fácil, porque no puedes ser cómico, sino auténtico, porque cuando me veas en escena me tienes que encontrar divertida.

«El "bel canto" es una forma maravillosa de descubrir mi voz y me llena mucho»

También ha hecho personajes dramáticos como Lucia de Lamenmoor, ¿el «bel canto» es el sitio donde se siente más cómoda?

Absolutamente. Hago todo el repertorio que he aprendido desde la escuela, como Mozart, el repertorio francés y el bel canto. Este último me lo introdujo Mirella Freni cuando estuvo en la Scala y cuando lo estudie me sentía muy bien en mi interior. Fue también un desafío, porque es aprender realmente lo que puedes hacer con tu voz, que es mi instrumento, y a expresar más allá de la frase que estás cantando, con los diferentes colores, las notas altas, legatos… y descubrir lo que puedes hacer y cómo lo puedes expresar. Es una forma maravillosa de descubrir mi voz y me llena mucho.

Montserrat Caballé es una de sus referencias, qué otras cantantes le han influido como artista.

Aparte de Montserrat Caballé, toda la edad de oro. No tengo una sola porque una me limitaría a imitar una personalidad y prefiero buscar en todo el mundo. El sonido hipnótico de Caballé me encanta, pero también la forma en que María Callas te cuenta una historia en una sola frase; la electricidad, maravilloso sonido y coloratura de Joan Sutherland; el espíritu y la frescura de Beberly Sills; la naturalidad del talento que le dio Dios a Pavarotti; y la inteligencia que le dio a Plácido Domingo. No te puedes quedar con uno solo porque si no te quedarías imitando a uno, tienes que coger un poco de cada uno. Y también de mis colegas actuales también aprendo cada día a uno de ellos.

«Los grandes teatros me ofrecen papeles que hace cuarenta años no me hubieran dado»

No es aún muy común ver a una mujer africana en producciones de ópera, ¿es más complicado para una mujer africana triunfar en un género eminentemente europeo?

He sido afortunada por vivir en un tiempo en el que muchas cosas no importan. Las oportunidades que he tenido me han permitido expresarme en lugares del mundo en los que no lo habría hecho antes. La dificultad para mi estaba más que en el plano exterior, en el interior, en convencerme de que tenía una voz, una carrera… de poderme creer yo misma que con este don podía llegar donde estoy llegando y estar donde estoy. Y de aprovechar esas oportunidades, de estar en rincones del mundo que jamás podría haber alcanzado. Y creo que los grandes teatros, como la Scala, el Metropolitan, Paris, Covent Garden el Maestranza, me han dado papeles que hace cuarenta años no me hubieran dado, lo que es señal de que algo está cambiando. Estoy muy agradecida a estos teatros por mostrar al mundo de que hay cosas que realmente no importan y especialmente con ese repertorio.

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