«La dictadura de lo cool», una sátira social estridente

El Teatro Central presenta la obra de la compañía chilena La Re-sentida que dirige Marco Layera

Marta Carrasco

Trece personas que cobran todos lo mismo, sea el técnico o el director; el teatro como práctica artística y social; la resistencia al consumo, y una invitación a mirarnos al espejo que nos convierte en víctimas y verdugos, es en titulares lo que define el estreno en España que este fin de semana presenta el teatro Central con la compañía chilena, La Re-Sentida y la obra «La dictadura de lo cool» de Marco Layera.

«Es el espectáculo que he perseguido más para traer a Sevilla desde que lo ví en Avignon en 2016 y gracias a la complicidad del gobierno chileno ha podido venir», afirma Manuel Llanes , director artístico del teatro Central.

El espectáculo surge a raíz de la invitación que hace a la compañía el Teatro Hebbel am Ufer de Berlín con motivo de los 100 años del natalicio de Peter Weiss y su obra «La estética de la resistencia». Pero la compañía no trabajó sólo con este texto, sino con los propios que recopiló durante seis meses de trabajo. «Hay mucho de improvisación y de escritura que luego reinterpretábamos. Hemos trabajado lo visual, la performance, el accionismo vienés..., pero al final la escena es la que manda. Esto es una sátira social estridente», dice Marco Layera, quien menciona a la durísima crítica de arte mexicana, Avelina Lesper , «oí algo que dijo sobre la gran mentira del arte contemporáneo actual, y es el tipo de texto que me sirve para interpelar al otro, esté yo o no de acuerdo con su contenido. Por ejemplo, las noticias sobre la desaparición de 43 estudiantes en México, algo que parece que al mundo no le interesa..., con todo eso construimos la obra, porque exponer nuestras contradicciones es una forma de resistir».

Para Layera, que hace teatro con adolescentes en barrios populares de varias ciudades de su país, « como una práctica artística y social que me hace sentir bien», es necesario volver al activismo, «me resisto a la mercantilización ilimitada de la vida. Ahora resistimos a través del consumo. El sistema ha sido muy inteligente al hacernos sentir bien consumiendo», afirma.

El disparatado argumento sucede en un set televisivo, donde se reúne el grupo -el Director de una ONG, una artista de performance a lo Marina Abramovic, un comisario de exposiciones…- que festejan con champán, Ferrero Rocher… y vestidos con sus mejores ropas de marca, el nombramiento de su amigo al frente del ministerio de Cultura, promoción de la cual todos esperan sacar tajada. «Sí es algo que puede pasar, y de hecho pasa, en cualquier país. Ya sé que el público busca respuestas en el teatro, pero nosotros no le damos una, sino muchas», afirma Layera, quien asegura que, «no hay dicotomía entre hacer reflexionar y hacer reir».

La obra libre, dinámica y de un ritmo vertiginoso, tiene lugar hoy y mañana en el teatro Central a las veintiuna horas.

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