La muy andaluza 'Bella Otero' del Ballet Nacional de España

La compañía pone en escena en el teatro de la Maestranza la nueva obra del director sevillano Rubén Olmo

La bailarina granadina, Patricia Guerrero y la gaditana Maribel Gallardo, en los principales papeles

Patricia Guerrero, Manuel Busto, Rubén Olmo director del Ballet Nacional de España y Maribel Gallardo Vanessa Gómez

Marta Carrasco

La vida de Carolina Otero una gallega que presumía en la 'Belle Époque' de haber nacido en la capital andaluza, era una asignatura pendiente de Rubén Olmo , el bailarín y coreógrafo sevillano hoy director del Ballet Nacional de España. Olmo fue nombrado en 2021 Hijo Predilecto de la ciudad y asegura que «el latido de Andalucía siempre va conmigo».

'La Bella Otero ' se presenta los días 26 y 27 en el teatro Maestranza tras su estreno en el teatro de la Zarzuela de Madrid.

En escena: la música del compositor de Los Palacios, Manuel Busto; la dramaturgia del también sevillano Gregor Acuña ; y en los papeles protagonistas la bailarina granadina Patricia Guerrero y la gaditana Maribel Gallardo , que fue gran estrella del Nacional y se ha recuperado para esta obra.

Cuarenta y nueve bailarines que lucirán doscientos ochenta trajes, representarán la obra de esta mujer que, en palabras de Olmo, «fue todo un mito, teniendo en cuenta que su vida artística fue relativamente corta y que murió en la más absoluta miseria». El coreógrafo confiesa que el personaje estaba en su recámara desde los 24 años. «Ahora tengo 41 años y era consciente de tener que hacer este ballet desde una compañía importante», aunque reconoce que a veces la burocracia «impide funcionar con protitud, por eso ahora se piensa reformar el Inaem para que éste funcione de manera independiente y el Ballet, también».

La obra, que el director del teatro, Javier Menéndez, calificó como «impactante» , es una buena forma de iniciar a los jóvenes en la Danza Española señaló, al haberse puesto entradas de butaca de patio con el 80 por ciento de descuento, a 11 euros.

Rubén Olmo pisó por primera vez el Maestranza con trece años. «Bailaba junto a Paco Nevado en la ópera 'Rigoletto' que interpretaba Leo Nucci» . Y afirma que pensó en Patricia Guerrero para el papel porque «la Bella Otero no era la mejor bailarina o cantante, pero si tenía magnetismo, y Patricia es una gran bailarina, pero tiene ese magnetismo que necesitaba».

Tanto a Patricia Guerrero como a Maribel Gallardo les ha hecho cantar . «A mí me mandó un vídeo de la Callas con la 'Habanera' de 'Carmen' y me dijo, apréndetela», dijo la bailarina y estrella del Nacional, que ha sido recuperada para la escena por Olmo e interpreta a la Otero en su edad madura. «Es un regalo para mí volver a sentir el aplauso del público», aseguraba la gaditana.

Por su parte Rubén Olmo indicó que este ballet «ha costado mucho. Se montó durante la pandemia. No vimos la cara de los bailarines hasta el ensayo general en el Teatro de la Zarzuela. Hubo que trabajar con mascarillas sin ver la cara a los intérpretes. Fue muy duro».

Manuel Busto, el compositor de Los Palacios grabó su música el pasado año con la Fundación Baremboin y en el Maestranza la dirigirá al frente de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. «Es un placer hacer música en directo para un ballet al que han llamado 'Ópera Ballet'. Conmigo también intervienen otros compositores, porque hemos de recorrer muchos episodios de la vida de la Otero: su época en el Folies Bergère —del que fué su estrella durante diez años—, su niñez en Galicia, su decadencia... incluso hasta sale un can can...»

Siete escenas en la primera parte y otras siete en la segunda, con un intermedio de veinte minutos, componen la obra, cuya dramaturgia ha realizado el sevillano Gregor Acuña, quien ha tenido, asegura, libertad total por parte de Olmo. «Carolina Otero se fue de su aldea de Pontevedra, Valga, porque fue violada, y luego se reinventó a sí misma. Su carrera se desarrolló desde 1879 a 1914, pero luego vivió cincuenta años más y terminó sola y arruinada. Todo eso sale en la obra».

Rubén o Rasputín

La Bella Otero fue amante de seis reyes, sin embargo ninguno sale en la obra. Sí lo hace el tenebroso Rasputín, un personaje histórico que conoció la Otero y a quien se le encarga el mensaje de decirle que está acabada.

«Yo no iba a bailar, pero Gregor Acuña me dijo que por qué no. Y elegimos a Rasputín para que pudiera subir a escena», dice Olmo. Asegura el director del Ballet Nacional que «la compañía tiene un latido andaluz. Hay muchos bailarines de Sevilla y sí, la creación es del Sur» , asegura.

El bailarín vuelve por primera vez a Sevilla desde que fue nombrado Hijo Predilecto, afirma que «paso por el puente de Triana y me oxigeno», dice con una amplia sonrisa.

Tiene contrato con el Ballet hasta final de 2024 y luego otros tres de prórroga. «Ya tengo planificados estos años. Recuperaré 'El Loco', de Javier Latorre, que se estrenó hace 14 años y no se repuso. Vamos a hacer una nueva versión que se estrenará en diciembre. Y haremos un montaje maravilloso con Marcos Morau y La Veronal para el Teatro Real de Madrid. Para 2023 vamos a hacer tres solos nuevos y recuperar la coreografía 'Grito', de Antonio Canales; y la mítica 'Ritmos', de Alberto Lorca, ambos sevillanos».

Su sueño es ir a París con 'La Bella Otero'. «Nos tienen que ver allí. En el extranjero esta obra tiene tanto que contar que la van a recibir muy bien, estoy seguro».

Rubén Olmo cree que los bailarines de danza española son los más completos del mundo. A él le tocó recomponer el elenco de la compañía del que está ahora muy satisfecho. «Hay bailarines especializados en clásico o neoclásico, pero nosotros tenemos tantos registros dentro de la danza española, que tocamos muchas estéticas... y es muy difícil encontrar un bailarín más preparado que el de danza española. En el extranjero se quedan alucinados cuando ven cómo bailamos: usamos el zapateado, los palillos...»

Para Olmo, el flamenco tiene un papel fundamental en el Ballet Nacional, «donde faltaba un poco de equilibrio, porque se interpretaba esporádicamente y, sin embargo, ahora hay bailarines más flamencos y más en zapatillas, y se ven todos los estilos».

Y cuando termine la dirección, se ve claramente como maestro. «Coger mi mochila e ir de escuela en escueala y volver a la enseñanza», dice.

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