«El reencuentro»: dos hermanas y dos desconocidas

Amparo Larrañaga y María Pujalte interpretan esta obra de Ramón Paso, con dirección de Gabriel Olivares

María Pujalte y Amparo Larrañaga ABC
Julio Bravo

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Las relaciones familiares son un manantial inextinguible para el teatro; no en vano en el seno de la familia se producen los conflictos más básicos y primitivos y están a flor de piel los sentimientos más esenciales. «El reencuentro» , una comedia de Ramón Paso que se acaba de estrenar en el teatro Maravillas , interpretada por Amparo Larrañaga y María Pujalte , bajo la dirección de Gabriel Olivares , aborda una historia de hermanas, con ingredientes tan universales como personales. «Existe una complicación base en las relaciones humanas: la comunicación -explica el autor-. Entre hermanas, o en la familia en general , muchas cosas se dan por supuestas, y cuando queremos decir te quiero decimos ahí te pudras. Al fin y al cabo, la familia sirve para los buenos momentos, para los regulares, para los malos, y para hacerle todo aquello que nunca le harías a un desconocido, por miedo a las circunstancias».

Amparo Larrañaga y María Pujalte -que en su anterior trabajo juntas también encarnaban a dos hermanas- son Julia y Catalina ; hace muchos años queno se ven, y la vida les ha llevado a cada una por senderos diferentes, y con resultados muy distintos. «Es una función -dice Amparo Larrañaga- que podría hacerse a lo Álex de la Iglesia -“¡Es verdad! ¡No lo había pensado!”, se asombra María Pujalte-, de manera irreverente y políticamente incorrecta, o se puede hacer como nosotros la hacemos. Ellas se dicen de todo, barbaridades...».

Las dos actrices confiesan haberse enamorado a primera vista del texto: « fue un flechazo », dicen al unísono. «Lo que me encanta de la función -explica María Pujalte- es que está contando algo muy duro; la historia de las dos hermanas es muy triste y dolorosa , pero lo hace de manera que el público se ríe todo el tiempo, precisamente de lo salvaje que es. Lo que ocurre es muy heavy; ¿cómo puedo partirme de risa con lo que está pasando? Pues lo haces».

«Es también una comedia negra -completa Amparo Larrañaga-, con el personaje de la madre muerta flotando en toda la función. Mi personaje es muy excesiva: es racista, vive aislada de todo, salvo cuando tiene que salir a dar un concierto, porque es violinista... Sin amigos ni pareja; no tiene ninguna empatía».

Y cuando aparece su hermana después de treita años sin verse, cuentan las actrices, «es el caos». «Y mi personaje -dice María Pujalte- llega reclamando cariño . Las chispas son inevitables».

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