María Pagés, en un momento del espectáculo
María Pagés, en un momento del espectáculo - TEATRO ESPAÑOL

María Pagés se encuentra consigo misma en «Óyeme con los ojos»

La bailaora sevillana presenta en el Teatro Español su nuevo trabajo, inspirado en poemas de varias culturas

Madrid Actualizado: Guardar
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Cuando María Pagés soñó «Óyeme con los ojos», lo soñó en el Teatro Español. «Éste teatro tiene algo espiritual y para este espectáculo tan íntimo -mi primer solo- este escenario es ideal». «Óyeme con los ojos» es un verso de Sor Juana Inés de la Cruz, de su poema «Sentimientos de ausente». «Trata sobre el recogimiento espiritual, sobre la búsqueda interior y nuestra relación con el misticismo», explica la bailaora sevillana. Incuye poemas de El Arbi El Harti -así mismo dramaturgo del espectáculo-, Ibn Arabi, Ben Sahi, Fray Luis de León, José Agustín Goytisolo, San Juan de la Cruz, Rumí, Tagore y Mario Benedetti, además de textos de la propia María Pagés y de Rubén Levaniegos.

«Son de muy diversas culturas, idiomas, religiones, y queríamos hacer propias todas esas palabras y convertirlas en movimiento». El trabajo con El Arbi El Harti se ha encaminado, dice, a «encontrar un espacio de recogimiento dentro del escenario que ya es recogido de por sí. Hay un escenario dentro del escenario».

«Óyeme con los ojos», continúa María Pagés, «se nutre de todas las experiencias de mis anteriores espectáculos». De hecho, este trabajo surgió a partir de un poema de El Arbi El Arti, «Conciencia y deseo», que estaba incluído en «Utopía». «Allí ya había un avance de “Óyeme con los ojos”, que ni siquiera lo habíamos empezado a materializar. Y en “Yo, Carmen” ya hay cosas de nuestro próximo espectáculo. La vida es eso, somos el resultado de lo que hemos vivido. Y las obras son también eso, porque son vida. Y puedo ser más concreto. “Conciencia y deseo” termina con un verso, “Vamos a la sombra de la sombra”, que es el espíritu de “Óyeme con los ojos”: ir todavía más dentro de lo que normalmente hacemos en la vida cotidiana; se abre camino hacia el mundo interior». Esto se refleja, asegura, hasta en el vestuario, «que es pretendidamente circular, porque en este espectáculo el mundo de la simbología, de lo redondo que es lo celestial, y lo cuadrado que es lo terrenal, están continuamente en diálogo en todos los pasos coreográficos, en todas las notas musicales, en lo poético, en la iluminación...»

El Arbi El Harti añade que «Óyeme con los ojos» es un enfrentamiento de la propia María con sus demonios, una reivindicación de la mujer, un reto y un desvelamiento de su intimidad. Siempre ha trabajado en equipo, lo ha hecho todo por su compañía, y en este trabajo ha dado el paso de volverse hacia sí misma y preguntarse qué pasa con ella, con su cuerpo, con su creatividad, con sus deseos, con sus aspiraciones... Y la mejor manera de establecer este diálogo consigo misma era a través de este puñado de poemas que componen el espectáculo».

La poesía siempre ha estado muy presente en los trabajos de María Pagés. «Porque lo está en el flamenco -jusitifica la coreógrafa y bailaora-; yo siempre he valorado mucho las palabras, las letras de los cantes, Muchas veces no se les da valor; incluso nosotros, cuando bailamos nos emocionamos más con la forma en que los cantaores interpretan que con lo que dicen. Cuando coreografié “Ergo uma rosa” con el poema de José Saramago, yo quería bailar solamente la palabra, porque tiene su propio ritmo, su sonido, su melodía y su contenido emocional. En ella están todos los ingredientes para poder bailar. Es natural bailar la palabra».

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