«Jazz bodas de Fígaro», de Sevilla a Nueva Orleáns

Paco Mir dirige una versión de la ópera de Mozart con un trío de jazz como acompañante

Una escena de «Jazz Bodas de Fígaro»

J. B.

Es posible que a Wolfgang Amadeus Mozart , el más grande compositor de la Historia y un genial transgresor, le hubiera gustado que una de sus más conocidas óperas, « Las bodas de Fígaro », hubieran cambiado la orquesta sinfónica por el trío jazzístico; cuando menos, le hubiera generado curiosidad. El público de Madrid tiene este fin de semana la posibilidad de comprobar qué tal suenan arias como «Non più andrai», «Porgi amor» o «Voi che sapete» acompañadas simplemente por un piano, un contrabajo y una batería. Los teatros del Canal presentan la versión jazzística que de la ópera ha realizado Paco Mir (uno de los tres vértices de Tricicle). La adaptación y dirección musical es Jaume Vilaseca y el reparto está compuesto por Axier Sánchez (Fígaro), Montserrat Seró (Susana), Marco Moncloa (Conde de Almaviva), Lola Casariego (Condesa Rosina), Mar Esteve (Cherubino), Xavi Fernández (Bártolo), Francisco J. Sánchez (Basilio) y Alba Boix (Barbarina). El trío jazzístico lo componen Guillem García (piano), Keke Martín (contrabajo) y Adrià Claramunt (batería).

Cuenta Paco Mir que «en nuestra versión los cantantes interpretan sus arias a la manera tradicional ; se conservan los tempi originales, pero el trío jazzístico reinventa la partitura con unos arreglos tan insólitos como deslumbrantes».

«La idea de combinar jazz y ópera -sigue el miembro de Tricicle- nos había estado dando vueltas desde hace muchísimos años. A principios del 2016 decidimos empezar a buscar una ópera que facilitase este experimento, y en “Las bodas de Fígaro” encontramos la partitura ideal para desarrollarlo : un título popular con un libreto divertido que contiene algunas de las arias más bellas de Mozart».

La versión de Paco Mir presenta un ensayo de «Las bodas de Fígaro» en la que un director conduce la acción entre los personajes . Sus explicaciones reducen los recitativos a las frases más significativas y refuerzan la trama cómica de la obra. «Visualmente se ve -explica Paco Mir-como el escenario se transforma desde la desnudez de la primera lectura del libreto a la vistosidad de la noche del estreno».

«El mundo operístico -concluye el director escénico-está acostumbrado a nuevas puestas en escena, a menudo inverosímiles , pero nada habituado a posibles alteraciones en las músicas originales. Shakespeare hace años que se revuelve en su tumba (o no) viendo cómo sus obras son reducidas, troceadas y transformadas por nuevos directores, pero en el entorno lírico, salvo en versiones para público infantil , no es fácil atreverse a reducir o modificar las partituras».

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