Una escena de «Amaluna» que El Circo del Sol ha estrenado mundialmente en Madrid
Una escena de «Amaluna» que El Circo del Sol ha estrenado mundialmente en Madrid - Maya Balanya

«Amaluna», una isla mágica y misteriosa deslumbra Madrid

El Circo del Sol ofrece en su nuevo espectáculo una hermosa propuesta romántica y empapada de espectacularidad

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«Amaluna» transcurre en una isla misteriosa regida por los ciclos lunares y gobernada por la reinaPróspera, soberana deslumbrante musical que convoca a los seres femeninos de sus dominios a la fiesta que ha organizado para celebrar la mayoría de edad de su hija Miranda. La reina conjura una tempestad y hace que un barco naufrague; entre el grupo de supervivientes que llega a la isla se encuentra el joven Romeo, hechizado de manera fulminante cuando el azar le conduce hasta Miranda y el amor surge inconteniblemente entre ambos.

Un romance puesto a prueba por las incordiantes fuerzas de la naturaleza y el bestiario fantástico que puebla el mundo mágico: seres de aire, agua, tierra y fuego que reptan, trepan, vuelan, y protagonizan asombrosos números circenses.

El romántico argumento de este espectáculo se ha escrito sobre la falsilla de la«La tempestad», el formidable testamento dramático de Shakespeare. Nombres, situaciones y giros remiten a ese gran modelo, y hasta el salvaje Calibán de la pieza teatral tiene su correspondencia en Cali, un arisco endriago mitad humano mitad lagarto provisto de una robusta cola de saurio que parece viva.

El Circo del Sol acaba de celebrar su trigésimo aniversario y con esta nueva comparecencia, tal vez menos opulenta que otras anteriores, reafirma sus constantes esenciales. De los que yo recuerdo, es uno de los montajes que mejor utiliza y combina los elementos narrativos, plásticos, musicales y circenses, aportando además la espectacularidad consustancial al gran combo canadiense. Lo dirige Diane Paulus, con la supervisión artística del fundador del Circo del Sol, Guy Laliberté, y Fernand Rainville, director creativo.

En el apartado del más difícil todavía, se suceden números impresionantes, como el de equilibrio con lo que parecen troncos de ramas de palmera que lleva a cabo con intensidad hipnótica Laura Jacobs; los hermosísimos ejercicios de equilibrismo y contorsión efectuados sobre un gran cuenco con agua por Iuliia Mykhailova, también encantadora Miranda; las increíbles evoluciones en el mástil chino que realiza su Romeo, Evgeny Kurkin; los malabarismos con bolas ejecutados por Cali, Viktor Kee; el bello paseo por las alturas colgada de un aro que borda la diosa de la Luna, Andréanne Nadeau...

Y los números colectivos de acrobacias con aros, barras asimétricas, báscula y juegos icarios, entre otros, que conforman un bonito y entretenido programa. Precioso el vestuario diseñado por Mérédith Caron y siempre cómplice la iluminación de Matthieu Larrivée.

Asegura Jaime de Armiñán en su recién reeditada «Biografía del circo», un magnífico trabajo de aroma ramoniano, que «la música en el circo es imprescindible»; la de «Amaluna», compuesta por Bob & Bill, es una sólida tracería rítmica que modula el espectáculo.

Nesrine Belmokh, que encarna a Próspera, toca el violonchelo y canta junto a Jennifer Aubry, la otra solista; Rose-Ana Laguana y Rachael Wood se encargan con brío rockero de las guitarras, Didi Negron de los tambores, Mireille Marchal de las percusiones y Cassandra Faulconer de los bajos. Un estupendo espectáculo.

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