CRÓNICA

Raphael arde en Sevilla como una llama viva

El jiennense salda con un éxito apoteósico el primero de los cuatro conciertos que tiene programados para este fin de semana en Fibes

Raphael, durante su actuación de anoche en Sevilla F.R.M.

Fernando Rodríguez Murube

«El poeta debe ser el hombre que arde como una llama viva, que está siempre ardiendo. No comprendo cómo hay personas que se llaman poetas y cada seis meses se acuerdan de que saben métrica y hacen un soneto o una estancia. El poeta debe estar siempre sobre sí mismo, depurándose, renovándose, elevándose. Yo soy el hombre que se renueva, que se depura, que está siempre ardiendo ». Esta declaración la hizo Juan Ramón Jiménez en una entrevista hace casi un siglo. Anoche, durante el transcurso del primero de los cuatro conciertos que Raphael ha programado hasta el domingo en Sevilla , el espíritu de aquellas palabras planeaba sobre el auditorio Fibes.

¿Qué pensaría el autor de «Platero y yo» si viera al cantante de Linares fajarse como lo hizo anoche, innovando y con toda la marcha dada desde el minuto uno, a sus 76 años y después de más de 60 de exitosísima carrera? Seguro que el de Moguer sentiría que era uno de los de su cuerda, uno de esos virtuosos que de manera inexorable se renueva, se depura y está siempre ardiendo única y exclusivamente en pos del arte . Porque Raphael volvió a demostrar anoche por enésima vez que es todo eso y mucho más: es amor, es pasión, es honestidad y es ilusión por cantar e interpretar, dos verbos que el jiennense, más que como una profesión, los conjuga como una forma de vida, ¡y vaya cómo los conjuga!

Anoche reinventó su cancionero —haciendo caso a Juan Ramón— y cuando se experimenta con canciones que más que canciones son auténticos himnos atemporales se corre el serio riesgo de profanarlas, de hacer que pierdan su esencia, su equilibrio. Nada más lejos de la realidad, la ecuación funcionó a las mil maravillas .

Pese a lo acertada que ha resultado la propuesta (a tenor de la respuesta del público) no hay que dejar de reconocer y agradecer que artistas de su altísimo prestigio y veteranía sigan arriesgando a la hora de idear nuevos mundos musicales, que es justo lo que está haciendo con esta gira de conciertos que arrancó hace casi un año y que lleva por título «Resinphónico» .

Una revisión de sus innumerables clásicos a los que ha impregnado de un atrevido barniz electrónico y a los que ha sabido acompañar con los más de 50 músicos que integran la sensacional Orquesta Sinfónica de Málaga. Si el resultado es el impresionante espectáculo brindado anoche, queda más que patente que ha merecido mucho la pena correr riesgos.

De este modo, Raphael ha conseguido renovar sus espectaculares y famosos conciertos manteniendo de principio a fin la armonía y la estabilidad de los mismos, haciéndolo además sin prescindir de ese potosí que el jiennense atesora en forma de repertorio. Gracias a estos espectaculares arreglos, canciones como «Digan lo que digan», «Cuando tú no estás», «Ahora», «Yo soy aquel» o las marchosas «Mi gran noche» y «Escándalo» , que en muchos casos cuentan con más de medio siglo de vida, lucieron anoche incontenibles, jóvenes y modernas (sin perder su solera).

F.R.M.

De este modo, el cantante realizó un extenso repaso de su trayectoria (interpretó 35 temas) al socaire de estos nuevos arreglos y, cómo no, de sus brillantes y eternos juegos vocales: ora un susurro nacido de su garganta templada, ora un arrollador caudal de voz marca de la casa, demostrando en cualquier vertiente que es un artista en sempiterno estado de gracia.

Homenaje al folklore hispanoamericano

«Hace muchos años ya, pero juro que hubo un tiempo en que en la radio se ponía música muy buena», un dardo a las radiofórmulas que sirvió como introducción a un sentido homenaje al folklore hispanoamericano que incluyó una selección gourmet de tangos, rancheras y vals peruanos; los cuales lucieron exquisitos en su portentosa voz. Una verdadera delicia la reinterpretación que hizo de «Volver», «Malena», «Gracias a la vida» (con el solo y elegante acompañamiento de una guitarra española), «Que nadie sepa mi sufrir» y «La quiero a morir».

Si a todo lo mencionado se le añade un admirable derroche de actitud y energía, es fácil imaginar que anoche el auditorio Fibes fuera testigo del delirio y de una comunión extática entre público y artista. Tal fue la complicidad alcanzada, que los espectadores suspiraron, cantaron, bailaron e, incluso, lloraron junto a Raphael, dando lugar a una extraordinaria multiplicación de las emociones , llegando el momento culminante en la recta final de la mano de «Qué sabe nadie» y «Como yo te amo» , para despedirse a capela con «A mi manera», la versión castellana del éxito mundial de Frank Sinatra.

Así, consciente de sentirse en posesión de la llave maestra de los corazones, Raphael, durante las más de dos horas y media que duró el concierto, supo abrazar el alma de los 3500 sevillanos entregados a la causa que se dieron cita anoche en Fibes (los mismos que habían agotado las entradas con un mes y medio de antelación).

Por suerte para el público hispalense, aún quedan tres oportunidades consecutivas de poder disfrutar en directo de este genio de la música en castellano: esta noche, el sábado y el domingo.

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