Francisco Saavedra, el ilustrado sevillano que viajó a ultramar

Se conmemora el bicentenario de la muerte del estadista que anticipó la pérdida de las colonias y patriota en la Guerra de la Independencia

Francisco Saavedra

Eva Díaz Pérez

En la iglesia de la Magdalena en Sevilla está enterrado un personaje que escribió al pie de la Historia, que viajó a ultramar, radiografió con lucidez su tiempo, participó en batallas históricas y asistió al final de una época. En un muro del templo se puede leer un epitafio que es una sugerente biografía de aventuras, las que vivió Francisco Arias de Saavedra (Sevilla, 1746-1819):«Aquí yace el Excmo. Sr. Doctor D. Francisco Arias de Saavedra, caballero gran cruz de la real orden de Carlos III , ministro de Estado y de Hacienda, profundo conocedor de la ciencia administrativa que practicó en ambos mundos con utilidad política. Sevilla lo aclamó presidente de la Junta creada en 1808 para defender la independencia nacional contra el emperador de los franceses...».

La vida de Saavedra se sitúa en una bisagra de nuestra Historia : el momento en el que España asiste al fin de la colonización como antiguo imperio de ultramar. Saavedra será uno de los que señale los errores del gobierno español en las colonias y que llevarán al levantamiento e independencia a comienzos del siglo XIX.

El estadista sevillano describió los males y sugirió los remedios, pero nadie quiso escucharlo. «La América puede estar todavía siglos bajo el dominio de España o perderse en breve tiempo. Su suerte depende del método de su gobierno», escribe en su «Diario», rescatado en una edición de 2004 por el gran americanista ya desaparecido Francisco Morales Padrón .

Morales Padrón, que también publicó la edición de «Los decenios: Autobiografía de un sevillano de la Ilustración», advertía de la singularidad de ese diario en la historiografía española de la época:«No es un informe oficial sino la visión personal de un político-viajero observador y detallista ».

Francisco Arias de Saavedra había nacido en Sevilla en 1746 y llegaría a los más altos cargos del Estado: intendente de Caracas, ministro de Hacienda y primer ministro de la Corona y a partir de 1808 presidente de la Junta Suprema de Sevilla , ministro de la Junta Central y Regente del Reino.

Había hecho sus estudios en el colegio granadino del Sacromonte y oposiciones a lectoral de la Catedral de Cádiz. Es la época en la que ingresa en la Real Academia Sevilla de Buenas Letras. Corre el año 1767 y Saavedra se siente hechizado por la atmósfera de ultramar que se respira en Cádiz . Así que da un golpe de timón en la travesía de su vida e ingresa en el Ejército para participar en la aventura americana.

Nombrado teniente viaja a América en 1780 e interviene en las campañas de apoyo a la independencia de las colonias inglesas de Norteamérica. Y participa en la batalla de Pensacola donde España culmina la reconquista de las Floridas del dominio británico.

Además, fue designado comisario regio en la expulsión de los ingleses del golfo de México y colaboró en un momento decisivo en la Guerra de la Independencia americana como fue la batalla de la bahía de Chesapeake o batalla de los Cabos.

Viaja por toda América. En Cuba y México analiza con detalle la situación de las colonias apuntando errores y propuestas de buen gobierno . Saavedra representa la figura del político ilustrado interesado en las reformas que inspirarían el Siglo de las Luces.

Como intendente de Caracas en 1783 lleva a cabo proyectos para el fomento de la agricultura, crea un jardín de aclimatación , ordena realizar una estadística del país y construye cuarteles y edificios.

La radiografía de Saavedra sobre América incluye los aspectos negativos. Así señala en La Habana que los navíos están sucios y pendientes de carenar, que faltan hospitales y la ausencia de víveres.

Su relato narra el malestar de la población criolla anticipando así lo que está por venir: la rebelión de las colonias . Saavedra señala que la población se había ilustrado y se introducían libros franceses: «Allí había inmensa copia y se está haciendo una especie de revolución en el modo de pensar».

Paradójicamente antes de vivir el acontecimiento histórico que había anticipado, Saavedra sufrirá otra guerra de independencia, la que enfrentará a España con las tropas de Napoleón .

Cuando en mayo de 1808 la Grande Armée llega a Madrid, el gobierno -representado por la Junta Suprema- tiene que trasladarse al sur y se refugia en Sevilla. La figura de Francisco Saavedra es la del estadista y político respetado, así que no dudan en designarlo como presidente de la Junta Suprema de Sevilla.

La constitución de la Junta en Sevilla tranquilizó al pueblo que había vivido un caos e insurrección ante la falta de gobierno. Sevilla fue considerada la capital de la España libre y el 26 de mayo de 1808 desde el balcón del Ayuntamiento sonó la frase que necesitaba el pueblo: «Compatricios, somos felices, tenemos patria» .

Saavedra escribió un diario de aquellos días de la Junta Suprema de Sevilla. Aquí vuelve a ser importante testigo de unos días convulsos. El historiador Manuel Moreno Alonso , responsable de la edición de "La rebelión de las provincias en España. Los grandes días de la Junta Suprema de Sevilla (1808-1810)", descubre la importancia de Saavedra en esos días porque además de describir acontecimientos históricos, como la victoria de Bailén , aportaba detalles de la vida cotidiana. En la narración trepidante de Saaveedra se descubre uno de los paisajes sonoros de la Sevilla de la época, como el silencio que rompía el cañón llamado «Maniobrero» fundido en Sevilla y que se probó en la llanura de Tablada. Un sonido de lejanísimas guerras antiguas .

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