CRITICA DE FLAMENCO
El Choro, un bailaor de estampa
Estreno en los Jueves Flamencos de Cajasol de «Mi baile»
Antonio Molina «El Choro» baila en hombre, como decía el decálogo de Vicente Escudero. Y lo hace así porque es un bailaor de estampa, de los que sube al escenario a morir, no importante la ciudad, el lugar o la noche, aunque como ayer cayeran chuzos.
En los Jueves Flamencos de la Fundación Cajasol, Choro ha cumplido consigo mismo y sus impulsos con un espectáculo titulado «Mi baile», en el que le acompañó un elenco de lujo: al baile, Gema Moneo; al cante, Jesús Corbacho, Pepe de Pura y Johathan Jiménez; dos buenas guitarras como las de Juan Campallo y David Caro, para terminar con la justa percusión de Paco Vega.
No dejó el Choro apenas un instante el escenario, salvo para la seguiriya que desgranó la jerezana Gema Moneo con la que hizo honor a su casta.
El bailaor comenzó haciendo un homenaje a su tierra de Huelva por fandangos, de Valverde, de Calaña, y lo hizo con la arrebatora forma de situar el zapateado en el escenario. Fuerza, pasión, entrega y sobre todo gitanería y compás, que es lo que marca el pentagrama del baile de este artista.
Un dúo a gusto con Moneo con una versión de zarabanda, y una estampa curiosa cuando el cantaor Jesús Corbacho coge la guitarra para acompañarse por cantiñas mientras baila Choro con toda la fuerza de un Levante en sus pies.
Y Pepe de Pura le canta a Choro por toná. Se miran, el bailaor sólo le marca el compás con sus botas, se mueven lentamente por el escenario. Bellísima estampa, casi ceremonial.
Y soléa para rematar la noche iniciándola el bailaor con un trepidante zapateado que remata controlando su baile en el silencio. En la soleá salen las esencias de lo jondo, sus pies fluyen con hermosísima seguridad y los brazos conforman hermosos dibujos en el aire con precisa colocación. La noche terminó y supo a poco, como cuando las cosas saben bien y queremos más. Habrá que esperar, pero no mucho tiempo, por favor. El baile de hombre con jondura , siempre es hermoso.
