Songhoy Blues: canciones como «kalashnikovs» para luchar contra el yihadismo

Los cuatro músicos de Mali, que montaron la banda tras huir de la conquista del Daesh en su país, presentan su segundo disco en Madrid: «Résistance»

Songhoy Blues empezó a hacer canciones en Bamako, tras huir de los yihadistas, para «superar el dolor» ABC
Israel Viana

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Norte de Mali , finales de agosto de 2012. «Nosotros, los muyahidines, prohibimos la radiodifusión de cualquier música desde hoy. Hemos informado a todos los propietarios de las emisoras que no queremos música de Satán», se escuchó por la radio. Ciudades como Gao , Tombuctú o Kidal acababan de ser conquistadas por los extremistas islámicos de Ansar Dine , grupo vinculado al Daesh . Inmediatamente después, se instauraba la sharía y, con ello, las penas de cárcel, las lapidaciones y las amputaciones para todo aquel que incumpliera sus leyes.

«Antes de aquel mensaje jamás había estado preocupado por mi música. Cuando lo escuché, lo primero que pensé fue que tenía huir y cuál sería mi destino», recuerda el cantante Aliou Touré. Los yihadistas habían logrado el control de la región aliándose con el Movimiento de Liberación de Azawad (MNLA), un grupo de corte laico e independentista integrado por tuaregs, que no se percataron de que los fundamentalistas terminarían impregnando todos los aspectos de la vida en los territorios ocupados. Y cuando lo hicieron, fue tarde. Llegaron también las prohibiciones de beber alcohol, fumar o jugar al fútbol. «El momento más aterrador se produjo entre agosto y diciembre de 2012, cuando se produjeron más ataques. Garba (Touré), nuestro guitarrista, se encontró en Tombuctú con un grupo de yihadistas mientras iba tranquilamente tocando por la calle y, tras quitarle la guitarra, le amenazaron con un castigo mucho peor si le volvían a ver con un instrumento. En ese momento se dio cuenta de que tenía que escapar del norte», reconoce el vocalista.

Otros artistas como Fadimata «Disco» Wallet Oumar o Khaira Arby también huyeron de sus ciudades para poder seguir creando sin temor a ser encarcelados, recibir latigazos o morir. Todo ello en un país donde la música lo es todo. «Representa mucho más que la simple diversión. En Mali, es un vínculo importante entre las tribus, un hilo para unir a grupos dispares, una forma de compartir noticias en un país donde no todo el mundo ve la televisión. Es como nuestro periódico para hablar de los problemas», explica Aliou. Y añade: «Nuestras canciones son como nuestros kalashnikovs, no necesitamos armas reales para luchar contra la injusticia. Nuestra música es nuestra forma de protesta».

Los cuatro miembros de Songhoy Blues —este jueves actúan en la sala Cool Stage de Madrid, a las 21.00 horas — se conocieron en Bamako, al sur del país. Allí montaron la banda y comenzaron a escribir canciones sobre las experiencias de los más de 475.000 desplazados. «Decidimos crear algo con lo que superar nuestro dolor», contaba Oumar en « The Hill Have to Kill Us First » (Tendrán que matarnos primero), el documental de 2015 de la directora británica Johanna Schwartz .

El grupo se abrió enseguida un hueco en el circuito local, mientras los yihadistas destruían estaciones de radio, torres de telefonía móvil y estudios de grabación en sus lugares de origen. Poco después llamaron la atención de Africa Express , un proyecto comandado por Damon Albarn , cantante de Blur , que buscaba talentos. Cuando Nick Zimmer , entonces guitarrista de Yeah Yeah Yeahs, les escuchó, se empeñó en grabarles « Soubour », un tema de rythm & blues eléctrico con aires africanos.

Aquella canción les abrió las puertas de los principales festivales europeos y una visita a Londres para registrar con Albarn las primeras tomas de « Music in Exile » (música en el exilio), el disco de debut que ellos prefirieron grabar en Bamako: «Para nosotros era importante hacerlo nuestro país, puesto que hablábamos de los problemas de allí», subraya. Pronto llegaron los elogios de los medios más importantes de Europa y Estados Unidos , enamorando a otras estrellas como Brian Eno.

Su segundo disco, « Résistance », en el que colabora Iggy Pop , se publicó en junio. «Es una progresión natural de “Music In Exile”, donde contábamos los problemas que estábamos viviendo en Mali. Pero ahora, dos años después, hablamos de lo que podemos hacer más allá de simplemente sobrevivir», comenta Aliou Touré. Y advierte: «La música no ha vuelto a todos los sitios de Mali debido a la inseguridad que aún hay, a pesar de que el Gobierno ya ha recuperado el territorio al Daesh. Esperamos que regrese pronto».

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