Los Secretos: sin sobresaltos

El grupo de Álvaro Urquijo ofreció en Madrid un concierto que contó con colaboraciones internacionales como Lou Marini, de Blues Brothers, o Ron Sexsmith, sin olvidarse del clásico repertorio que tan bien les ha funcionado desde sus inicios

Álvaro Urquijo y Ramón Arroyo, anoche en el WiZink Center ISABEL PERMUY

Pablo Carrero

Desde sus primerísimos tiempos, siempre les faltó a Los Secretos un poco de nervio, de garra, de algo que hiciera que sus conciertos fueran más enérgicos, más vibrantes y también más divertidos. En los trepidantes tiempos de la Nueva Ola, la banda de los hermanos Urquijo destacaba por su pulcritud, por la habilidad para adaptar con tino y personalidad el sonido de los clásicos del pop norteamericano de la Costa Oeste y, sobre todo, por su habilidad para cazar al vuelo melodías pegadizas y duraderas. Pero nunca por ser los más enérgicos ni los más desenfadados.

Y, cuatro décadas después, así siguen las cosas y así seguirán con toda probabilidad mientras la banda se mantenga en activo. A cambio, el quinteto se las ha sabido arreglar para mantener el interés de un público que no solo no se dispersa con el paso del tiempo sino que, más bien al contrario, parece ir en aumento en cada una de las grandes convocatorias que el grupo prepara.

La de anoche fue una de ellas; una de esas citas en las que el grupo, su equipo de promoción y los propios medios echan el resto y a las que los seguidores del grupo acuden como si fuera de precepto.

Lo de anoche se llamaba «Una vida a tu lado» , un título que ciertamente refleja la realidad de la existencia de muchos de los que acudieron en masa al Palacio de los Deportes de la madrileña calle de Goya, y se anunciaba con el atractivo que suponía la presencia de algunos invitados de relumbrón.

Así, mientras la selección brasileña quedaba apeada del Mundial de fútbol a manos de la belga, los Secretos arrancaban un larguísimo concierto en el que hubo mucho de lo de siempre (corrección formal, buen sonido, y, sobre todo, un repertorio con un montón de ganchos a los que agarrarse) y una discreta colección de modestas anécdotas que lo convertían, supuestamente, en una velada especial.

Funcionó razonablemente la aparición de Jackson Browne , leyenda viva del mejor pop americano desde finales de los años sesenta, que interpretó junto a la banda dos números que Los Secretos han registrado en castellano: «Call It A Loan» («Algo Prestado») e «In The Shape Of The Heart» («Como un corazón»). Pero no tuvo mucha miga el arreglo de saxo que hizo Lou Marini (Blues Brothers) en «Buena Chica» y fue un verdadero desperdicio tener al maravilloso cantante, guitarrista y compositor Ron Sexsmith para hacer una descafeinada versión de su «Get In Line» («Ponte en la fila» en la adaptación de los madrileños) y, peor aún, otra del «Eres tú» de Mocedades.

Pero el tesoro de Los Secretos es su repertorio, una colección de canciones que, sin deslumbrar, sin alardes ni sobresaltos, funciona siempre bien.

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