Así es el piano que no necesita al pianista

El «Spirio», de la firma Steinway & Sons, incluye una tecnología que le permite reproducir las interpretaciones de grandes instrumentistas

Julio Bravo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Si ya hay automóviles que pueden circular sin un conductor al volante , ¿por qué no iba a haber un piano al que no le haga falta un intérprete que lo toque? Ese piano existe, lo fabrica la firma Steinway & Sons y se llama «Spirio». Pero no es una simple pianola mejorada ni emplea rollos de papel perforado; estos pianos permiten, mediante una refinada tecnología, hacerse la ilusión de tener a Yuja Wang , a Lang Lang o a Chucho Valdés tocando para uno en el salón de casa. Lo explica Santiago Hinves , director general de Hinves Pianos (que distribuye en España esta marca de instrumentos): «Es la segunda gran revolución de la historia del piano. Tiene un software que permite reproducir exacta y fielmente, con todos sus matices y sus características, la interpretación de los más grandes pianistas : es como si estuvieran en el salón de tu casa tocando para ti».

«La tecnología -explica Hinves- utiliza un sistema de software propio de alta resolución junto con solenoides (una bobina de alambre conductora de corriente) que acciona cada nota del piano, y dos pedales solenoides. Se ha desarrollado esta tecnología en colaboración con Wayne Stahnke , pionero del sistema de reproducción del piano moderno». El software permite, añade, desarrollar más de mil movimientos en las teclas y más de doscientos en los pedales.

Fidelidad

Los responsables de la firma explican que este piano «representa la riqueza de matices y la pasión del artista; se utiliza un software especial para medir la velocidad de los martillos (hasta 1020 escalas dinámicas en una velocidad de hasta 800 señales por segundo) y se activa el pedal de atenuación y de resonancia (hasta 256 posiciones del pedal a una velocidad de hasta 100 señales por segundo). Domina a la perfección desde los trinos más suaves a los más atronadores fortísimos; usa con precisión el pedal, y personifica muy de cerca la amplitud emocional y técnica del pianista».

En apariencia, la única diferencia entre el « Spirio » (del latín spirare, respirar) y un piano tradicional es el cable de alimentación a la red eléctrica. El usuario solo necesita una tablet y una aplicación . En ella se pueden encontrar cerca de tres mil grabaciones de los más grandes pianistas, no solo del ámbito de la música clásica, sino también del jazz, el pop o el soul. Jacob Karlzon, Olga Scheps, Yuja Wang, Lang Lang, Ramsey Lewis, Chucho Valdés, Van Cliburn, Glenn Gould o Vladimir Horowitz son algunos de los intérpretes incluidos en la biblioteca de «Spirio», que crece cada semana con nuevas grabaciones. «Son todos -presume Hinves- artistas de primera fila». El piano se conecta con la tablet vía bluetooth y toca lo que el artista está interpretando en el vídeo reproducido (algunos de los cuales se han grabado especialmente para este instrumento por los propios intérpretes). «La clave está en la fidelidad y exactitud con que se reproduce, además en la calidad del sonido, ya que se trata de un piano de alta gama». El «Spirio» puede ser tocado además como cualquier piano tradicional. Actualmente, aproximadamente un diez por ciento de los 3.000 pianos que fabrica la firma cada año son ya Spirio, asegura Hinves. «Nosotros tenemos ya pedidos para los dos próximos años», añade.

Este tipo de pianos incorpora el hardware en el momento de la fabricación , y no es posible añadirlo a instrumentos ya fabricados anteriormente. Ahora mismo Steinway fabrica tres modelos en los que incluye esta tecnología: B (Classic Grand), O (Living Room Grand) y M (Studio Grand) . El tercero se comercializa únicamente en Estados Unidos, pero los dos primeros se pueden encontrar en España. Su precio, 110.000 euros. Es un artículo de lujo, reconoce Hinves. «Está pensado para los melómanos, evidentemente. No hay un reproductor de música tan fiel como éste».

Firma histórica

Steinway & Sons es una de las firmas fabricantes de piano con mayor prestigio e historia. La empresa la fundó en 1853 en Nueva York Heinrich Engelhard Steinweg , un inmigrante alemán que al llegar a Estados Unidos transformó su nombre en Henry E. Steinway. La empresa la heredaron sus hijos, y actualmente tiene dos fábricas, en Nueva York y en Hamburgo. Entre los artistas que tocan con sus instrumentos figuran Joaquín Achúcarro, Martha Argerich, Vladimir Ashkenazy, Daniel Barenboim, Christoph Eschenbach, Keith Jarrett, Katia y Marielle Labeque, Lang Lang, Ivo Pogorelich, Chucho Valdés, Rufus Wainwright o Yuja Wang .

«Los pianos se siguen fabricando de manera totalmente artesanal -explica Hinves, que también sigue una tradición familiar; la empresa la fundaron a mediados de los años setenta su abuelo, Herbert J. Inves, y su padre, Jonathan-; en un ochenta por ciento el procedimiento es el mismo que hace ciento cincuenta años». Cada instrumento puede tener aproximadamente 12.000 piezas , y el 85 por ciento es de madera. De hecho, añade, para la construcción del modelo Sound of Harmony, el piano de cola más caro que ha fabricado la firma, se aplicaron cuarenta tipos diferentes de las maderas más exclusivas del planeta. La propia firma compra directamente las maderas, que son procesadas -o desechadas- en fábrica. Otra de sus características es la apuesta por la investigación. «Steinway ha registrado más de ciento veinticinco patentes relacionadas con sus pianos», cuenta Hinves, que en su local madrileño acaba de inaugurar un espacio, PianoLab , que quiere ser punto de encuentro entre músicos y público, a través de pequeños conciertos, presentaciones de libros y otro tipo de actos culturales.

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