Tocar un Steinway en el hall de Derecho

¿Tocar el piano en Derecho? Pues sí. El vestíbulo central de esta facultad de la Universidad Complutense (UCM) acaba de ubicar ahí su viejo Steinway, una joya de 1875 perteneciente al patrimonio cultural de la Universidad, para que, por lista de peticiones, cualquiera pueda sentarse y tocar su pieza musical preferida. Mozart, Vivaldi o Albéniz no están reñidos con la lex. Ahora su decano, Ricardo Alonso García, ha convertido el hall en un improvisado auditorio.

La recuperación de este Steinway del siglo XIX, en el que estudiantes y profesores del centro podrán sus «particulares» conciertos, es la última iniciativa del decano que quiere hacer de la facultad un « referente cultural, social y político en la mejor tradición universitaria», ha señalado a ABC Alonso García.

El instrumento según ha contado el propio decano, estaba semi abandonado en un sótano del centro universitario. Tras la oportuna restauración y el correspondiente proceso de afinación, el piano luce ya a la espera de quien desee tocar alguna composición musical.

En realidad, asegura el decano, esta idea de rejuvenecer y poner a punto el Steinway «fue lo primero que se me ocurrió en cuanto supe que tenía solución y arreglo. Pretendo que, además de que esta facultad siga siendo un ejemplo de docencia, se convierta en el corazón vivo de toda la actividad académica al servicio de la sociedad madrileña y de la comunidad universitaria».

El viejo piano, hoy recuperado, quedó instalado el pasado viernes. Fue una sorpresa para profesores y alumnos que no daban crédito a lo que estaba sucediendo. La voz se fue corriendo y hasta Derecho se acercaron docentes y estudiantes de otras facultades del campus Complutense. Hubo los primeros conciertos improvisados. Se ha decidido elaborar una lista de espera para sentarse a las teclas del «Steinway de Derecho» como ya se le conoce.

El equipo decanal quiere elevar e nivel de su agenda cultural y dar más realce a conciertos, exposiciones artísticas y literarias que integran su oferta «sin desatender sus habituales actividades docentes e investigadoras», recalca Ricardo Alonso. El viejo piano, una joya en su género, es sin duda el mejor reclamo.