Las leyendas de Tom Petty y Johnny Hallyday renacen en la librería

Se publican las primeras biografías en español dedicadas a los dos músicos, fallecidos a finales de 2017

Tom Petty, en el centro, en una imagen de archivo ABC
David Morán

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Nacieron en décadas diferentes y sus carreras discurrieron a años luz de distancia, pero si algo tuvieron en común Tom Petty y Johnny Hallyday, emblemas del rock americano y francés, respectivamente, fue una epifanía artística en la que Elvis Presley ejerció de magnético catalizador -y en ambos casos, más casualidades, no a través de sus discos, sino de esas películas con las que el de Tupelo entretuvo la década de los sesenta- y una inexplicable ausencia de literatura en español dedicada a sus carreras.

Un vacío biográfico que queda ahora subsanado con dos volúmenes que coinciden en las librerías poco después de sus muertes, a finales de 2017, y que ayudan a calibrar la dimensión cultural y personal de dos artistas que, venerados y reverenciados en sus respectivos países, llegaron aquí con efecto retardado e impacto amortiguado.

Se trata de «Petty» (Neo Sounds), del escritor y doctor en estudios culturales Warren Zanes, y de «A toda tralla» (Expediciones Polares), del donostiarra Felipe Cabrerizo, minuciosos y detallistas repasos a unas carreras marcadas en ambos casos por una infancia tempestuosa y traumática. Así, mientras que Petty, nacido en Gainesville (Florida) en 1950, encontró en el rock and roll «un símbolo del lugar al que quería ir» huyendo de las palizas de su padre, Hallyday, nacido Jean-Philippe Léo en París en 1943, creció marcado por la ausencia de un progenitor que, al poco de su nacimiento, se esfumó llevándose con él todo lo que había en el piso (y en ese todo entra desde la leche del recién nacido a su cuna).

Johnny Hallyday, en una imagen de los sesenta AFP

«Su infancia quedó quebrada. Y esta parte de sí mismo que lo empuja con frecuencia en el disfrute extremo no es más que la expresión de esta lucha contra la tristeza», leemos en «A toda tralla», biografía que Cabrerizo estaba a punto de terminar cuando Hallyday perdió la batalla contra el cáncer. La panorámica, sin embargo, es completa e incluye los últimos días de un mito cuya vida «ha sido la de millones de franceses» y sus canciones«el reflejo de la propia evolución de un país durante medio siglo». Y es que, criado en el circuito de variedades y con una capacidad asombrosa para adaptarse a las modas y picotear del rock, el soul, la psicodelia, el blues y las baladas, su retrato es el de una estrella con el más completo catálogo de luces y sombras.

Cubierta de «Petty» ABC

Claroscuros

De hecho, «Petty» y «A toda tralla» presentan dos personalidades prácticamente opuestas y dos maneras completamente diferentes de deslizarse por el negocio musical. «Tom Petty nunca ha considerado que tenga que dar explicaciones de nada, contarte la historia de quién es para armar el patrón de una narrativa que le sitúe en el marco general de los artistas estadounidenses. Deja que las canciones sean las que se ocupen de la mayor parte de ese trabajo. Su vida social ha sido discreta», escribe Zanes sobre el autor de «American Girl». Hallyday, en cambio, fue todo excesos, titulares a toda plana, jaleos amorosos y una problemática relación con los estupefacientes aireada sin demasiados remilgos. «Sí, he tomado cocaína durante mucho tiempo, desde el mismo momento en el que me levantaba de la cama. Ahora ya no. La tomo para trabajar, para volver a poner la máquina en marcha», declaró en 1998 en una entrevista en «Le Monde».

Con todo, también Petty, más tímido y alérgico a cualquier foco que no fuese el de un escenario, tuvo su lado oscuro: en los noventa se enganchó a la heroína (un capítulo que Zanes recupera después de que el propio músico insistiese en retirar cualquier mención al respecto del documental «Running Down A Dream», de 2007) y su relación con la industria y con con algunos miembros de los Heartbreakers, su banda, fue cualquier cosa menos plácida.

Cubierta de «A toda tralla» ABC

«Petty tiene una mentalidad que tiende hacia la oscuridad. Pero no hay duda de que componer canciones ha sido lo que ha hecho que todo sea más habitable. Las canciones han sido su refugio», escribe Zanes. Tanto se encerró en ellas en busca de «un poco más de libertad y un poco más de paz» que, mientras su nombre escalaba con cada vez más frecuencia las listas estadounidenses de éxitos, su vida personal se desmoronaba. Una senda parecida a la que emprendió un Hallyday que se casó hasta en cinco ocasiones y cuya muerte no ha hecho más que abrir una cruenta disputa por su legado.

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