Literatura

Inés Martín Rodrigo: «La muerte forma parte de la vida y de mi novela porque esta es la novela de mi vida»

La periodista madrileña ha presentado en el Aula de Cultura de ABC su novela 'Las formas del querer', ganadora del Premio Nadal 2022

Inés Martín Rodrigo: «El querer es el enemigo del odio que se ha instalado en el debate público»

Luis Ybarra Ramírez, Inés Martín Rodrigo y Francisco Robles, en el Aula de Cultura de ABC Raúl Doblado

Andrés González-Barba

La periodista de ABC y escritora Inés Martín Rodrigo (Madrid, 1983) ha sido este martes protagonista de una nueva sesión del Aula de Cultura de ABC , donde ha presentado su última novela, 'Las formas del querer' , ganadora del Premio Nadal 2022 . Durante el acto, patrocinado por la Fundación Cajasol , la Real Maestranza de Caballería y la Fundación Vocento , ha estado acompañada por el director del Aula de Cultura, Francisco Robles , y por el periodista de ABC Luis Ybarra Ramírez .

En su presentación, Robles ha definido el libro como «una magnífica novela que me ha enamorado, porque es una novela de verdad» . Acto seguido, le ha preguntado a la periodista por la importancia de los abuelos de la protagonista, Carmen y Tomás , con cuya muerte se inicia la historia. «La muerte está muy presente en la novela desde el arranque del libro», asegura Martín Rodrigo, quien añade que «la muerte forma parte de la vida y de la novela porque esta es la novela de mi vida» .

La autora de 'Azules son las horas' ha reconocido la importancia que tienen Carmen y Tomás en la trama, personajes que se inspiran en dos de sus abuelos reales, Fidel y Antonia. «La novela retrata mi infancia feliz en Paraleda de la Mata , un pueblo de Cáceres. En la historia le doy gran protagonismo a los mayores, pero lo más cruel para mí de esta generación es que, después de haber sobrevivido a una guerra, muchos de ellos han muerto con el coronavirus. Es triste ver cómo los ancianos han sufrido el miedo de salir a la calle y la soledad que eso genera ».

Otro de los personajes sobre los que pivota el libro es Olivia , madre de Noray , la auténtica protagonista de la novela. Dice esta escritora que «ella pertenece a esa generación de personas nacidas a finales de los cincuenta y principios de los sesenta que son conscientes de lo que sus padres llevan a sus espaldas y que buscan la libertad. El matrimonio de Olivia se rompe porque el amor es algo muy frágil. Ese amor entre Olivia y Alberto se rompe y se astilla . Una de esas astillas afecta a la protagonista porque le llega a su alma y le produce un dolor profundo».

«Es simbólico que el nombre de Noray, que significa amarre, pertenezca a alguien que está a la deriva»

A partir de ahí, Martín Rodrigo ha reflexionado sobre el nombre de Noray: «Es un nombre simbólico porque los noray son los postes de hierro macizo a los que se atan las embarcaciones para que no salgan a la deriva. Era simbólico que un nombre que significa amarre pertenezca a alguien que está a la deriva ».

Amor duradero frente al amor que se astilla

Dice igualmente la autora de 'Una habitación compartida' que «Noray conecta más con sus abuelos porque estos son más permisivos que los padres, le dan patente de corso y, sobre todo, le hablan de cosas que no les vas a oír jamás a tus padres. La clave de la novela está en la oralidad . Noray disfruta oyendo historias que su abuela Carmen le va contando para que no se olviden«. A esto ha añadido la periodista que «me gustaba plantear ese juego de espejos entre la realidad y la ficción, con la memoria como algo voluble. La memoria es otra de las claves de la novela. Mientras que para Noray sus abuelos son un referente de amor duradero y romántico, sus padres simbolizan ese amor que se astilla «.

Ante el comentario de Luis Ybarra Ramírez de que «el primer homenaje que ha hecho Inés ha sido a su abuela como voz literaria» y después de comparar su novela «como una especie de 'Cuéntame' literario en el que a través de la memoria familiar se pasa a la memoria colectiva», Martín Rodrigo ha asegurado que «la ficción te da la oportunidad de llegar a cosas que te arrebata la realidad. La oralidad es la fuente primigenia de la literatura. El hombre es un animal narrador por naturaleza. Joan Didion decía que nos contamos cosas a nosotros mismos para sobrevivir. Esa oralidad te permite recuperar palabras que temía que se perdieran. El olvido es de las cosas que más miedo me da. Temo olvidarme del rostro de mi madre, que murió cuando yo tenía catorce años. Por eso escribo para no caer en el olvido».

En cuanto a la elección del título, esta escritora dice que «titular es lo más difícil que hay en periodismo, y titular bien un libro es muy complicado». Al finalizar esta historia, «me despojé del traje de escritora y me puse el de lectora. Leerse a una misma es un acto muy pudoroso. Vi que la novela se definía con tres palabras: querer, memoria y amistad . Esas tres palabras son formas de querer, de ahí que le pusiera a esta historia 'Las formas del querer'».

Otro personaje esencial de esta historia es Filomena , una mujer mayor que, en un acto de generosidad, le regala su inmensa biblioteca a Carmen antes de morir. «Cuando Noray entra en esa biblioteca quiso dedicarse a escribir hasta que llegó a escribir su novela, que era esta». « He hecho un homenaje a la la literatura como algo reparador y terapéutico , tal y como se vio durante los meses de confinamiento».

Literatura frente al periodismo

Preguntada también por Luis Ybarra Ramírez por el hecho de cómo conviven la escritora y la periodista, Inés Martín Rodrigo ha dicho que «la literatura y el periodismo beben de la misma materia prima, las palabras. Son hermanos, no amantes. Viven bajo el mismo techo, pero no comparten lecho. La Inés periodista es muy distinta a la escritora. Gran parte de la trama la escribí durante la parte más dura del confinamiento. Me levantaba a las seis de la mañana y escribía hasta las diez. La escritura es disciplina, las musas se las dejo a los genios . Con esta novela he renunciado a mis días libres, a estar más con mis familiares y amigos, a días de vacaciones... Sin embargo, me ha compensado con creces, no sólo porque haya ganado el Premio Nadal, que es lo más importante que me ha pasado en mi vida, sino porque me ha dado mucho a nivel personal».

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