Novela negra

Dolores Redondo: «No puedes tener al lector 600 páginas de una novela y que luego acabe mal»

La escritora donostiarra ha presentado este lunes en Sevilla «La cara norte del corazón»

La escritora Dolores Redondo ese lunes en Sevilla Rocío Ruz

Jesús Morillo

Dolores Redondo ( San Sebastián , 1969) es miembro de ese reducido grupo de esos contados escritores que el gran público es capaz de identificar por la calle. De ello es en buena medida responsable su Trilogía del Baztán , todo un fenómeno literario que ha seducido a dos millones de lectores, se está adaptando al cine -la película sobre «El guardián invisible» se estrenó en 2017- y ha trascendido fronteras, traduciéndose a más de 36 idiomas.

El secreto de su éxito quizás lo puede resumir una sentencia de la propia autora: «Creo que soy una excelente contadora de cuentos ». La frase no tiene nada que ver con la arrogancia sino por concebir la escritura muy apegada a la tradición oral, que remite tanto a los mitos paganos precristianos del navarro valle del Batzán como por el papel que encarna como narradora. «De no haber nacido en este siglo, sería esa señora que enciende el fuego y va medio pueblo a escuchar las historias, porque la tradición oral me gusta mucho».

Su nueva novela, «La cara oculta del corazón» (Destino), la presentó ayer en la Fundación Cajasol y supone el regreso al Baztán de Dolores Redondo tras el paréntesis que supuso «Todo esto te daré» (Premio Planeta en 2016), para narrar, en una precuela a su popular trilogía, un oscuro episodio de la infancia y los años de formación en EEUU de la inspectora Amaia Salazar.

Una narración a caballo entre el valle navarro limítrofe con Francia y la Nueva Orleans devastada por el huracán Katrina , que Amaia Salazar recorrerá tras la pista de un asesino en serie basado en un caso real y apodado «el compositor» que actúa siempre en situaciones de desastres naturales para disimular sus crímenes rituales.

¿Por qué optó por una precuela a su famosa trilogía en lugar de seguir adelante?

Porque había cosas que explicar que no tendrían lógica si no entendemos primero qué pasó antes. Todo no cabía en la trilogía y podemos hacer la guía de teléfonos de Tokio en una novela. Eran cosas que quedaban por contar. Quedaba la parte que tiene que ver con el tiempo que estuvo en Estados Unidos, con su educación, cómo llegó a ser policía...

Definir más a Amaia Salazar...

Definirla y contar en su infancia la razón que la sacó definitivamente de Baztán, porque en la trilogía ya veíamos que no vivía en su casa y que estaba con su tía, alguien que la quería. Contar por qué tuvo que salir de Baztán para no volver.

«Yo busco explicar el alma humana desde la parte más tenebrosa, por el camino más escarpado»

Buena parte de la acción la ubica en Nueva Orleans justo después de la devastación del Katrina. Usted comentó en el Hay Festival que la novela negra es un género que puede incluir lo social.

Es inherente a la novela negra. En la trilogía había de fondo un caso que me conmovió muchísimo: la muerte dentro de una secta y de la mano de sus propios padres de una niña de solo dos años. Cómo el fanatismo puede llevar a la destrucción por parte de los propios padres de una niña de solo dos años. Aquí es Nueva Orleans y contar cómo en un país del primer mundo hay ciudadanos de segunda categoría y cómo se les dejó abandonados a su suerte con algo tan terrible como un huracán, que puede ocurrir y nadie espera, y que ni siquiera te vayan a rescatar, que es lo más básico, o ni te lleven un botellín de agua ni una manta seca. Esto es lo que ocurrió con esta población que días después seguía abandonada. Murió mucha más gente después por el abandono, murieron de sed, que por el propio huracán.

Otra de las subtramas importantes de la novela es la relación entre Amaia y su madre.

La novela comienza con un momento muy especial: Amaia estuvo perdida durante 16 horas en el bosque cuando tenía doce años y esas horas y lo que pasa a partir de ahí es lo que lo va a cambiar todo. Amaia hasta ese momento ha sido una víctima que no sabe que lo es y que lo único que quiere es ser amada y estar en su casa. Esa noche Amaia se hace adulta y aprende también a que debe de dejar de tener tanto miedo o por lo menos saber utilizar ese miedo para ponerlo al servicio de las otras víctimas. Esto es lo que hace de Amaia una exploradora de la zona norte.

¿Esa cara norte pretende ir desarrollándola en nuevas entregas?

Explico en la primera página que inicio un ciclo, pero realmente no lo inicio. Al escribir esta novela y al titularla me di cuenta de que todas mis novelas son de cara norte. Yo busco el acceso difícil, ir a explicar el alma humana desde la parte más tenebrosa, por el camino más escarpado y más difícil, donde hay más tormentas y donde está más oscuro. Pero también es el camino mítico, que si lo coronas vas a obtener un importante triunfo personal. Esa cara norte es la parte donde guardamos los secretos, la parte de nuestro corazón por la que no dejamos acceder a todos. Incluso las personas más bondadosas del mundo tienen una parte en su corazón donde guardan secretos, dolor, cosas que no comparten porque nos hacen tremendamente vulnerables. Esa debe ser siempre privada y poquitos son llamados a conocerla.

«Como escritora sé que necesito buscar otras voces narrativas, otros tempos para las novelas»

¿Va a seguir alimentando el territorio del Baztán?

Voy a seguir alimentándolo. Me detuve un momento para escribir «Todo esto te daré» y lo volveré a hacer, alternando las novelas del Baztán con otras que quiero contar que también son de cara norte, quizás no con los mismos personajes, pero el lector va a seguir identificando la huella Dolores Redondo y la cara norte en cada una de las novelas, independientemente de que sean de Amaia Salazar o no. También como escritora sé que necesito buscar otras voces narrativas, otros tempos para las novelas y que serían forzarlos en Baztán. Algo que hice con el Premio Planeta y los lectores me siguieron. El premio es el premio, pero luego la novela se puede vender más o menos, y la mía fue de las más, la que más de los últimos diez años. Me hace sentir muy orgullosa que los lectores me sigan. Un escritor para disfrutar siempre tiene que escuchar la voz de su corazón y lo que le pide el cuerpo a la hora de afrontar la escritura de una novela.

Ildefonso Falcones me comentó hace unos días que la novela fundamentalmente tiene que entretener...

Y Stephen King decía, además, que tiene que acabar bien. No puedes tener al lector 600 páginas para que luego acabe mal, tiene que acabar bien, si no es para matarte, par darte con la novela. Quizás en una más cortita puedes hacer que acabe mal, pues es un mal trago, rápido como una píldora. Además, en las novelas negras, criminales, policíacas… está siempre esto de impartir justicia, una que a veces en la sociedad no se da.

¿Cambia recibir un premio como el Planeta?

A mí no. Creo que no es lo mismo ganar el Planeta de cero o viniendo de un trabajo pues más discreto que llegar desde la trilogía. Yo recuerdo cuando me decían: «La gira del premio Planeta, qué barbaridad». Yo he hecho más gira con la trilogía, porque con el Planeta la gira es nacional y Latinoamérica, y con la trilogía es internacional. A Australia no me han mandado con el Planeta, pero con la trilogía… Está en 36 idiomas.

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