El escritor Alejandro Roemmers
El escritor Alejandro Roemmers - Marina Bernal

Alejandro Roemmers: «La poesía te educa la forma de mirar la vida»

El autor de «El regreso del joven príncipe», va a realizar una segunda parte de esta novela

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Alejandro Guillermo Roemmers (Buenos Aires, Argentina,1958), parecía que tenía la vida bien organizada. De familia de empresarios de Laboratorios Farmaceúticos, se formó en los mejores colegios, vivió en Europa, aprendió idiomas y parecía que las revistas de economía iban a ser su hogar natural. Pero este argentino, de sonrisa abierta y amable gesto, escribió con ocho años su primer poema, y hoy preside preside la Fundación Argentina para la Poesía.

Es un creador nato. «He realizado esculturas, he diseñado casas, me gusta mucho la arquitectura. He diseñado muebles, lámparas hasta elementos de automóvil. Ahora escribo una telenovela». Preocupado por ese mundo espiritual, en su empresa intenta que los trabajadores lo compartan. «Hacemos cursos de desarrollo humano, hay paredes donde la gente pone sus poemas, dibujos, y eso crea un clima de amistad. Este año nos han dado el premio de empresa más querida para trabajar en Argentina»

Alejandro Roemmers parece que ha cambiado la aspirina por el soneto, pero no es así, o al menos no todo. Su historia pasa por España, y ha presentado en Sevilla su último libro de poemas,publicado por editorial Renacimiento, titulado, «España en mí y otros poemas», un compendio de su obra de todas las épocas.

Roemmers está muy ligado a nuestro país. Estudió en el colegio Santa María de los Rosales en Madrid donde coincidió con el Rey de España, «no estábamos en el mismo curso, pero sí veíamos cómo lo venía a buscar la Reina». Recuerda su duro primer año de adaptación, «entonces no había skipe, ni móvil y me fuí dejando a mis amigos en Argentina. Muy duro».

Hoy dirige un emporio empresarial pero, «mi primer oficio es ser poeta», dice contundente, «mi padre me dijo que a mi me gustaba vivir bien, y que cómo me iba a mantener escribiendo. Mi padre era la mente práctica y tenía mucha expectativa de que me ocupara del negocio familiar». Obtuvo un brillante expediente académico, «hice un compromiso, voy a aprender a ganarme la vida, y a hacer dinero, y le dediqué veinte años de mi vida intensamente a los negocios y hoy sigo llevándolos, pero más tranquilamente».

Confiesa que «escribía, siempre escribía. En los aeropuertos, en aviones, en las madrugadas. La poesía era lo importante. El hobby era el trabajo».

Pese a no tener que vivir de sus libros, dice que «hay que sufrir para escribir poesía, porque es cierto que es muy difícil escribir poesía cuando se está feliz, y por eso he escrito menos. Antes, cuando tenía muchísimo trabajo, escribía más, era como una necesidad para compensar. La poesía te educa la forma de mirar la vida, y te lleva de lo superficial a lo profundo Si me hubieran dado a elegir, hubiera escogido la poesía».

Es autor de libros como «El regreso del Joven Príncipe» (2011), novela traducida a varios idiomas y de la que se han vendido más de un millón de ejemplares. «Ahora me han pedido una segunda parte y la voy a hacer».

No va a las librerías, y afirma que es más de leer «poemas sueltos de gente que nadie conoce, y son maravillosos. Yo no escribo para entretener, sino que escribo para comunicar».

Apasionado por Borges, posee la mayor colección de objetos y biblioteca de primeras ediciones del escritor argentino. Incluso su despacho lo preside un cuadro de dos tigres de Bengala, animal adorado por Borges. Le gusta leer a autores que tiene que ver con la emoción, «Neruda, Amado Nervo, Machado, los dos...Pero yo discrepo con Borges porque para mí la poesía no es sólo literatura, sino que es una búsqueda mística. Al contrario de lo que decía Borges, no voy a cometer la torpeza de no ser feliz. Lo soy, yo soy feliz hace tiempo».

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