García Márquez, en las oficinas de «Prensa Latina». Bogotá, 1959
García Márquez, en las oficinas de «Prensa Latina». Bogotá, 1959 - ABC

Texas desnuda el legado personal y literario de Gabriel García Márquez

La universidad norteamericana desvela hoy su archivo, con obra inédita

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Un año y medio después, en la Universidad de Texas la familia de Gabriel García Márquez habría de recordar aquella remota mañana en que el centro Harry Ramson descubrió sus secretos… Así, con un remedo del arranque de la grandiosa « Cien años de soledad», se podría iniciar la crónica del momento histórico que se vivirá hoy en la institución académica norteamericana, cuando a las ocho y media de la mañana se arroje luz sobre los rincones desconocidos de la vida y obra del genial escritor colombiano, fallecido el 17 de abril de 2014.

Para hacer las delicias de expertos, aficionados y admiradores, quedarán al descubierto las diez versiones de «En agosto nos vemos», la novela inédita que el autor no quiso enviar a la imprenta; 43 álbumes de fotos con familiares, amigos y hombres influyentes, fragmentos de sus memorias, cartas de amor… El nombre propio que el Nobel ya tiene marcado en la historia de la Literatura proyecta su lado desconocido, un legado por el que la universidad texana pagó 2,2 millones de dólares.

Espiado por el FBI

A quien probablemente le gustaría menos el momento es a García Márquez (Aracataca, Colombia. 1927-2014), quien acostumbraba a decir que el trabajo de los estudiosos en busca de significados de su obra «es como si te agarraran con los pantalones abajo». Una descripción gráfica de lo que supondrá la difusión de múltiples fotografías, muchas inéditas, en las que Gabo aparece con la naturalidad de quien no se siente observado, algunas en pleno proceso creativo, otras en compañía de personajes como Fidel Castro, «en ambientes casuales y momentos entre asados y yates», según explica Daniela Lozano, la archivista responsable de la catalogación, recién concluida. O aquellas otras en las que aparece junto a Bill y Hillary Clinton, lo que da una idea de su influencia ya en sus años de madurez. No tanto durante sus primeros pasos como escritor, en los que, pese a ser aún un desconocido, fue espiado por el FBI nada más instalarse en Nueva York en 1961, según se conoció recientemente por documentos desclasificados en Estados Unidos. El archivo incluye también imágenes no vistas antes de García Márquez en Barcelona y en París.

Una de las grandes incógnitas que se llevó a la tumba el escritor colombiano es por qué no llegó a publicarse «En agosto nos vemos». Los expertos no quieren especular con la posibilidad de que aún pensara seguir trabajando en ella porque no le convencía el resultado final, pero sí están seguros de que sus versiones, que incluyen correcciones entre los años 2003 y 2004, van a permitir analizar el proceso de escritura de García Márquez, sus dudas y los caminos que eligió y desechó en el proceso creativo.

«Cien años de soledad»

Sobre la que sí se publicó mucho antes y con el exitoso resultado conocido, el archivo contiene la versión final manuscrita de «Cien años de soledad» (1967), apenas con algunas correcciones y añadidos para las galeradas antes de la impresión, así como borradores que muestran su itinerario en la creación. Un camino de enriquecimiento que llevó a esta obra maestra a la cima de la Literatura universal, adquirida ya por más de 40 millones de lectores y traducida a 35 idiomas.

Versiones con anotaciones y correcciones de «El otoño del patriarca» y «Crónica de una muerte anunciada» conviven con quince versiones en borrador de su última novela, «Memoria de mis putas tristes». Y no acaba aquí la riqueza literaria que alegrará a aquellos estudiosos que se acerquen al segundo piso de la sede de la Harry Ramson en Austin. También se pueden hallar fragmentos del segundo volumen sin publicar de sus memorias, «Vivir para contarla».

El archivo queda enriquecido por la curiosidad de ofrecer cartas de amor de sus admiradores, uno de los secretos mejor guardados del escritor.

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