Francisco Pérez Abellán
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Pérez Abellán: «Las leyes contra el crimen están desfasadas»

El periodista recopila en un libro «Los crímenes más famosos de la Historia»

Madrid Actualizado: Guardar
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Del asesinato de Asunta Basterra al caso de Níjar de 1928 que inspiró las «Bodas de Sangre» de García Lorca. De la matanza de Utoya a William Heirens, conocido en la América de los cuarenta como el asesino del pintalabios. Francisco Pérez Abellán los recoge todos en «Los crímenes más famosos de la Historia» (Planeta). Este periodista de investigación, que lleva más de cuarenta años especializado en el mundo del crimen, se adentra en este horror con un propósito claro: prevenir. «Los crímenes se repiten y en cuanto se repiten, son previsibles».

Algo que parece tan obvio, en España no se lleva a cabo. De hecho, según Pérez Abellán, «es la primera vez que se investigan uno por uno con la intención de sacar consecuencias para conseguir la prevención».

De ahí que el libro se divida en cuatro apartados, en los que este experto muestra cómo las distintas sociedades, pasadas y presentes, en España y en el extranjero, se enfrentan a sus crímenes.

Asesinatos y literatura

El primero de ellos aborda aquellos asesinatos que fascinaron a nuestros grandes literatos. Arranca con el asesinato de Luis Antón del Olmet a manos de Alfonso Vidal y Planas en el Teatro Eslava, «que siempre se ha contado mal», indica el criminólogo. Con él, señala que las versiones oficiales erróneas no son un caso aislado en nuestro país, como ya ha demostrado este investigador revisando los documentos originales en los casos del general Prim y del anarquista Mateo Morral. El de Prim «es el primer magnicidio que se comete de una manera horrible y se cuenta desfigurando los hechos. Ha permanecido así hasta 140 años después. Y esto me ha pasado después con el caso de Morral. Ahora se cumplen 110 años del arrojo de la bomba el día de la boda de Alfonso XIII y María Eugenia de Battengerg. Este hombre pasó por ser un anarquista que se suicidó, pero nosotros descubrimos que no y que, además, no estaba solo», asegura Pérez Abellán.

Así se descubrió una manera nueva de hacer política en nuestro país: «Matando al presidente del consejo de ministros se cambiaba toda la política. Eso ha continuado con intentos hasta nuestro propio siglo. Por eso he empezado por los magnicidios, porque cambiaron el rumbo de la Historia de España. Ahora están por estudiar debidamente los casos de Cánovas, Dato y hasta el de Carrero Blanco», apunta este experto.

Y es que, con esta recopilación, Pérez Abellán quiere también poner el foco sobre la figura del criminólogo en España. «Se piensa que es un abogado criminalista, pero es alguien que estudia los crímenes con el fin de extraer lo suficiente del veneno como para crear un antídoto», aclara este periodista, que, sin embargo, indica: «La Policía y la Guardia Civil tienen el monopolio de la investigación criminal. Pero los detectives deben poder investigar crímenes. Poca gente sabe que esto no es así y debería serlo».

Las mujeres

El segundo capítulo está dedicado a las féminas. «Se tiene una idea muy poco precisa de la criminalidad de la mujer, que muchas veces mata mejor incluso que algunos hombres. Aquí se da una muestra de los crímenes más fríos y perfectos que han cometido ellas», apunta este experto que en este apartado disecciona asesinatos como el de la presidenta de la Diputación y del PP en León Isabel Carrasco.

La tercera parte se ocupa de los adictos a la muerte. Aquí se encuentra Anders Behring Breivik, al que Pérez Abellán denomina «La gran paradoja actual. En la que es probablemente la civilización más avanzada surge el peor de los monstruos, y, además, la negligencia más absoluta en la seguridad. Los chicos de la isla de Utoya estaban aislados. Hubieran bastado un par de policías y Breivik se habría entregado. Las leyes, con lo obsoletas que están, no prevén este tipo de cosas. Y en Noruega se llega al momento máximo de estupidez porque ahora mismo se está celebrando un juicio en el que Breivik ha denunciado al Estado noruego porque dice que viola sus derechos humanos».

Crímenes inclasificables

Cierra su último libro con los denominados «crímenes inclasificables», como el de Armin Meiwes, el caníbal de Rotemburgo, que se fue comiendo a su víctima poco a poco. Escalofriante resulta leer que nunca hubiera sido juzgado si no hubiera compartido su atrocidad por internet y que no existe ninguna ley que castigue el canibalismo en Alemania. «Tampoco en España –señala Pérez Abellán–. Se le castiga por matar, si se puede demostrar. Eso pone de manifiesto que las leyes no están adaptadas a las necesidades actuales y, en mi opinión, es porque los políticos trabajan poco. Por ejemplo, no combaten la reincidencia. Hemos visto cómo el pederasta de Ciudad Lineal sale de la cárcel por abusar de niños y vuelve a cometer el mismo delito. Y la ley no cambia, no se mejora. Además se buscan todo tipo de argucias como no legislar en caliente, los juicios paralelos... Todo eso son excusas para no enfrentar la realidad».

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