El día que Marsé dimitió como jurado del premio Planeta (fue más que uno...)

Renunció tras el fallo de 2004 y dos veces más, antes y después del fallo de 2005. Su intervención en la rueda de prensa fue inolvidable

Sergi Doria

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Premio Planeta 2004. Triunfo de Lucía Etxebarría con «Un milagro en equilibrio». El jurado presentaba novedades: Pujol, Gimferrer, Blécua, Posadas, Prieto, Lombardero de secretario, Regàs... y Juan Marsé. Estaba ahí en sustitución de Manolo Vázquez Montalbán : «Me lo había pedido Manolo Lombardero, que es un buen amigo... Probaré un año...»

En el turno de preguntas, el creador del Pijoaparte se apartó de aquel milagro de equilibrios que había sido el jurado del Planeta desde el año del Congreso Eucarístico. Los otros hablaban y Marsé dibujaba en sus papeles; los otros hablaban y Marsé miraba en derredor como si la cosa no fuera con él; los otros dejaron de hablar y habló Marsé. Anunció que él no había votado a la ganadora. O sea, que no era responsable del milagro, ni del equilibrio. Como en «Rebelión a bordo», Marsé rompía la disciplina del navío planetario... Decepcionado por el sistema de selección, comunicó la renuncia a José Manuel Lara Bosch . El presidente del Grupo Planeta le pidió que reconsiderara su decisión: el escritor propuso «modificaciones en la mecánica de trabajo». Incluso se pensó en hablar de todo ello en una rueda de prensa que, al final, no se produjo ...

Reyerta con Maria de la Pau Janer

Las palabras de Juan Marsé seguían flotando en el aire las vísperas del Planeta se 2005. Cuando cayeron en sus manos las cinco obras finalistas constató que nada, o muy poco, había cambiado en la selección del jurado. Presentó, por segunda vez, su dimisión a Lara Bosch. A treinta días del premio... Un escándalo; el presidente de Planeta le pidió un aplazamiento: Marsé aceptó dimitir después de la gala, pero advirtió que si le «pedían su opinión no mentiría».

Y le preguntaron. Y no se calló: el nivel de calidad era «bajo», prácticamente «subterráneo»; al no poder declarar el premio desierto habría de votar la «menos mala».

Y la menos mala fue «Pasiones romanas» de Maria de la Pau Janer , que ya quedó finalista hace tres años con «Las mujeres que hay en mí». En la rueda posterior, Marsé lanzó una andanada: «Este premio no tiene nada que ver con la literatura, pero nuestro cometido tampoco».

El finalista, Jaime Bayly, salió indemne con ironía peruana, pero la Janer, más acostumbrada al halago que al reproche, escuchó con rictus maquillado de sonrisa que su novela desvelaba «la carpintería, las tuberías y las ínfulas literarias». «Juegas a enfant terrible», le espetó la mallorquina. «No tengo edad», repuso Marsé . «Sí, a veces se pasa la edad, ése es el problema» reiteró ella. «No te confundas. A mí me interesa la literatura y a vosotros la vida literaria», sentenció el escritor.

El martes 18 de octubre, Juan Marsé dimitía por tercera vez como jurado del Planeta. Su comunicado llevaba fecha del 15. Quienes asistimos a aquellas ruedas de prensa tan distintas de lo habitual, en las que los unánimes elogios marcan la pauta, nunca lo olvidaremos. Asistimos en directo a un ejercicio de libertad. Marsé mediante .

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