Guillaume Musso, un escritor de éxito con horario de oficina

El autor francés llega a España con su última novela, «La huella de la noche», que ha sido un fenómeno en su país natal

El novelista francés Guillaume Musso ABC
Bruno Pardo Porto

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Cada mañana, a las ocho en punto, Guillaume Musso (Antibes, 1974) deja a su hijo en el colegio y se encierra en su despacho de París. Allí permanece hasta las siete u ocho de la tarde, creando, retocando, pensando. Es así desde hace quince años, cuando un accidente cambió su rutina por completo. «Tomé conciencia de que la vida era fácil, de que tenía que hacer lo que realmente me gustaba», recuerda. Aquella consigna le llevó a abandonar su trabajo como profesor universitario de Ciencias Económicas y a abrazar la escritura a tiempo completo. Ahora es uno de los autores más leídos de Francia y tiene casi una veintena de títulos a sus espaldas. El último, « La huella de la noche » (Alianza de novelas), acaba de llegar a España.

Aunque el golpe fue el detonante, Musso había mamado literatura desde bien joven. «Mi madre dirigía la biblioteca de la ciudad en la que me crié. Me pasaba allí todo el día, mis vacaciones, mis días libres. Los libros me cambiaron la vida», afirma. Leía de todo, desde los grandes clásicos hasta la novela rosa, y de hecho esta nueva obra está plagada de referencias que bailan entre Proust , Dostoievski , Murakami o Patricia Highsmith . «Nunca he sido un esnob. En casa me decían que tenía que leer a los grandes, pero que no me privase de leer literatura popular. Un hombre completo necesita disfrutar. La cultura no debe ser solo algo austero», sentencia.

Quizá por esa pasión infantil, que nació de forma espontánea, como todas a esas edades, el francés solo escribe aquello que le gustaría devorar. Ha cambiado de género a lo largo de su trayectoria (desde la romántica hasta el thriller oscuro), aunque siempre con la pretensión de entretener. «Soy lento, necesito trabajar toda la jornada para hacer algo que me satisfaga. Me he pasado hasta dos o tres meses para tres páginas. No tengo imperativos de fecha. Si no me gusta lo que veo, lo tiro y empiezo otro libro», confiesa. Algo que le satisfaga, dice, también que le seduzca, que le coja por el pecho y le obligue a continuar. Para esto también hay una receta, según comenta: «Lo hablo mucho con mi amigo Joël Dicker , porque pensamos lo mismo. Cuando tenemos una idea nos la contamos y si nos interesa puede que también le interese al lector».

No extraña así que «La huella de la noche» comparta premisa con el último éxito del suizo: un crimen lejano sacude una pequeña población, queda sin resolver y, décadas después, el enigma vuelve a ponerse sobre la mesa, trastocando las vidas de los implicados. «Siempre trato de escribir las novelas en dos niveles. El primero es el de la investigación. Luego están los temas de fondo. Y uno de ellos es cómo somos prisioneros del pasado. He querido que esta sea una novela de reparación, de personajes que viven con una culpabilidad desde hace veinticinco años y que una revelación puede destruirles u ofrecerles la posibilidad de redención», explica.

Más allá de las similitudes con su colega, Musso sitúa sus referentes en otros terrenos. «Las influencias son múltiples. Principalmente, las novelas de campus estadounidenses, como “El Secreto” de Donna Tartt. También “ Twin Peaks ”... Cuando le hablé del proyecto a mi mujer, le dije que era una especie de “Twin Peaks” en el sureste de Francia», apunta.

Aquí Laura Palmer es Vinca Rockwell : el motor invisible de la trama, una «femme fatale» a la que aman mucho y mal. «Quería hacer una novela de suspense y de amor. Amor en el sentido amplio: el que te eleva y el que te baja, el amor tóxico de los 19 o 20 años». Un tema de aristas escabrosas... «Cuando escribo, encarno a todos los personajes y me pongo en una situación de no juzgarles, de entenderles. Quiero ver sus razones para hacer lo que hacen. Los personajes de esta historia están en una zona gris. Son asesinos por accidente. Mi oficio no es juzgarles, es entender su motivación, es entender su sentido. El libro ha sido bien recibido en Francia, pero un pequeño grupos de lectores se ha sorprendido por eso», explica. ¿Y no le molesta? ¿No siente más presión por el hecho de que una legión de lectores pueda juzgarlo? «Trabajar mucho te evita preguntarte cosas. Y cuando escribo no pienso en absoluto si va a ser leído por doscientas personas o por un millón. Trato de contar una historia. Es sencillo trabajar así», remata.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación