Dolores Redondo destapa los orígenes de la inspectora Salazar en su nueva novela, «La cara norte del corazón»

La autora vasca combina la tragedia interna de su personaje fetiche con la devastación surgida del huracán Katrina en Nueva Orleans

Dolores Redondo en el Valle del Batzán con su nueva novela, «La cara norta del corazón» Pablo J. Ojer

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La cita es en el Molino del Infierno , un inhóspito paraje perdido en medio de la selva que casi conforman los bosques del navarro valle del Baztán . Se trata de un viejo molino, recientemente restaurado, en el que los vecinos de la zona burlaban el racionamiento de la posguerra. Pero también tiene otro significado. En un lugar así, en un paraje similar, perdido, escondido, casi inaccesible, desapareció durante una noche la inspectora Salazar , la protagonista de la trilogía del Baztán, de Dolores Redondo , cuando tan solo era una niña.

Esas 16 horas que Amaia Salazar permaneció en la inmensidad del bosque marcaron su existencia , y también fomentaron en la agente un instinto innato para introducirse en la mente del mal y solucionar los más aberrantes crímenes . Ese instinto es el que ha provocado el regreso de Dolores Redondo con una nueva novela que, desde la devastada Nueva Orleans, desvela algunos de los misterios que todavía quedaron pendientes en la Trilogía del Baztán .

«La cara norte del corazón» nos retrotrae al año 2005, cuando la todavía subinspectora Amaia Salazar se formó en el FBI estadounidense . Todos sabemos ya que el jefe de la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI, Aloisius Dupree, reclutó a Amaia para que mejorara su formación al otro lado del charco. Y lo hará durante la tragedia provocada por el huracán Katrina, que devastó la ciudad de Nueva Orleans.

Pero durante la investigación de un nuevo caso, la policía navarra tendrá que regresar a su pasado, a su infancia, a su propio huracán personal . Su padre es ingresado en la UCI y el anuncio de la tía Engrasi despierta un torbellino interno en Amaia Salazar. Los miedos más profundos anidan en esa tormenta, tan real como la que deja tras de sí un paisaje dantesco en las calles anegadas de Nueva Orleans. Y a ambas deberá enfrentarse Amaia si quiere dar con el asesino en serie que investiga .

La permanente cara norte

«En todas mis novelas, no solo en las publicadas, sino en las que tengo sin publicar o las que tengo en la cabeza, siempre me gusta explorar esa parte más inaccesible de la faz humana, del corazón humano . Que también es la mítica y la que se supone que te llena de gloria si la conquistas, pero que también es la que menos dejamos acceder a los demás. A menudo ni a nosotros mismos. Ese lado más tenebroso, ese lado donde siempre hay tormenta, donde siempre hace más frío », afirma Dolores Redondo .

En «La cara norte del corazón» Dolores Redondo combina un valle del Baztán sumido en la oscuridad de la noche, impregnado por una continua lluvia, y una ciudad como Nueva Orleans devastada por un huracán, el Katrina. Un viaje pasado por agua y tempestades. ¿Por qué ese afán de Dolores Redondo por buscar la lluvia, el frío, la oscuridad? «Que gustan las tormentas y me gusta la lluvia es innegable. Yo soy del norte, he vivido casi todos los episodios de mi vida bajo la lluvia, soy de un lugar donde llueve mucho, y me parece una constante en mi vida. Que el protagonista de la novela esté viviendo una tormenta interior y, a su vez, ésta también se desate fuera con lo que supone perder el control de las circunstancias como ya hice en la Trilogía de Baztán… Me gusta zarandear de esa manera a los personajes y ponerlos al límite», confirma la autora guipuzcoana afincada en Navarra.

Otra vez el Batzán

¿Supone esta novela el regreso al Baztán? «Yo no siento en ningún momento que me haya ido porque estoy muy vinculada al Baztán, vengo mucho, tengo muchos amigos aquí… No siento en ningún momento que me haya ido» . Pero tampoco supone ningún alejamiento que la investigación se traslade hasta los Estados Unidos. A lo largo de toda la Trilogía del Baztán, Dolores Redondo fue lanzando píldoras que anunciaban esta precuela que se publica ahora. Ya conocíamos que Amaia Salazar se había formado en Nueva Orleans. Ya sabíamos de la existencia de Dupree. «Concebí la trilogía con intención de escribir esta novela después», asegura la autora.

El relato de «La cara norte del corazón» supone un regreso a los orígenes de la inspectora Salazar, de su personalidad y de su forma de trabajar. Pero también supone un regreso a los orígenes del relato negro clásico . Y para ello había que acudir a la condición humana más primigenia que provoca la devastación de un huracán como Katrina.

«Me permite llevar la investigación a un punto que no es habitual en las novelas negras actuales. Estamos acostumbrados a que todo fluya en la era tecnológica. Siempre hay levantamientos de cadáveres, analíticas forenses, jueces. Esto sí que pasa en la primera parte de la novela, pero en la segunda las condiciones de la ciudad me obligan a tener que prescindir de todo. Me ha resultado súper interesante porque te obliga a una creatividad diferente, a ponerte en la piel de lo que es estar en la edad de piedra y no poder procesar nada de esto. Y te lleva también a una novela mucho más victoriana en el sentido de que el detective ha de ser mucho más instintivo, mucho más intuitivo y tiene que dejarse llevar mucho más por sus corazonadas», remata Dolores Redondo.

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