António Lobo Antunes: «Un buen libro es un delirio estructurado»

El novelista portugués, eterno candidato al Nobel, presenta «De la naturaleza de los dioses», su última novela

Lobo Antunes, fotografiado en La Pedrera Efe

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Llegará un día (o no; cualquiera se fía a estas alturas de la Academia Sueca) en que António Lobo Antunes (Lisboa, 1942) no tenga más remedio que calzarse el esmoquin para darle el relevo a Saramago y acudir a la cita con Mr. Nobel, pero hasta entonces el escritor portugués puede seguir a lo suyo, filtrando sus recuerdos en novelas cada vez más laberínticas y escribiendo libros que, sostiene, no son otra cosa que locuras trazadas con tiralíneas.

«Un buen libro es un delirio estructurado», defiende el eterno candidato al Nobel mientras, de paso por Barcelona para participar en las Conversaciones de La Pedrera, intenta recordar de qué iba «De la naturaleza de los dioses» (Literatura Random House), novela que se acaba de publicar en castellano y catalán. «No me acuerdo muy bien de ese libro, pero quería hablar de lo que pasaba donde vivían los multimillonarios», relativiza un autor que, con cerca de treinta títulos publicados, parece hacer borrón y cuenta nueva cada vez que termina una novela. «Escribir es muy difícil, muy problemático. Empecé hace dos meses un libro y todo lo que tengo son trece episodios breves; aún no estoy contento», ilustra. Unas palabras que cobrarán aún más fuerza cuando asegure que «los libros deben ser un desafío». Y escribir, añade, «una lucha constante contra las palabras y contra la imposibilidad de escribir».

«Escribir debe ser una una lucha constante contra las palabras y contra la imposibilidad de escribir»

Contra las palabras y, según se mire, a favor de esos recuerdos que le transportan a su niñez; a esos días de vino y rosas en los que descubrió que en el Portugal de su infancia las diferencias sociales «estaban muy marcadas». «Era todo muy raro, porque salía a la calle y eran todos muy pobres», recuerda. Tan raro era todo que para él, heredero de los títulos de su abuelo e instalado junto a su familia en una gran casa del siglo XVIII, la vida era un sinfín de reverencias y atenciones. «Cuando yo era pequeño y entraba en casa de mi abuela, se levantaban todos; cuando entraba en misa, se levantaba el cura. Era algo que no podía entender», insiste.

Quizá por eso busca ahora respuestas en «De la naturaleza de los dioses», en cuyas páginas cruza los caminos de una modesta librera de Cascais y una anciana que vive sola en una gran mansión. En el guion, ecos de glorias pasadas y aristócratas con un código «muy difícil de entender». «Yo nací en una familia más o menos así, por lo que quería hablar de ellos sin ofender, de una manera muy sutil», apunta.

«Solo hay dos cosas que valen la pena: el amor y la amistad. El resto es una mierda»

Una prevención que desparece cuando de lo que se trata es de elogiar a amigos como Juan Marsé, Ana María Moix o Carmen Balcells, «una mujer tan mujer que no tenía miedo de ser un hombre». Y es que con la edad, parece decir, las cosas se vuelven cada vez más sencillas. «Solo hay dos cosas que valen la pena: el amor y la amistad. El resto es una mierda», sostiene este firme defensor del arte como elemento humanizador. «Es lo que hace que dejemos de caminar a cuatro patas y nos pone de pie», asegura.

En el extremo opuesto, el del horror, también encontró algunas enseñanzas y de la guerra colonial en Angola, donde pasó tres años reclutado como médico militar, sustrajo Lobo Antunes valioso material literario. A costa, eso sí, de dejarse tras las trincheras parte de su propia identidad. «Volví diferente», asegura el autor de «Cartas de la guerra» mientras espanta a manotazos cualquier asomo de heroísmo. «Tenía miedo, no quería ir, pero si huía temía no poder volver nunca a Portugal. Además, no quería hacer la revolución desde un café de París; la revolución se hace desde el interior», explica justo antes de deslizar en la conversación la situación política de Cataluña y la espantada de expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. «No conozco el tema lo suficiente como para opinar, pero me crea confusión que el presidente esté en Bélgica o donde sea», apunta.

.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación