Andreu Martín
Andreu Martín - JOSÉ RAMÓN LADRA
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Andreu Martín:«En la novela negra hay demasiados malos edulcorados»

El veterano autor aborda los límites de la legalidad en «La violencia justa»

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Cincuenta y siete novelas, cuatro décadas. Andreu Martín, pionero con Manuel Vázquez Montalbán, Juan Madrid y Julián Ibáñez de la novela negra en la democracia. Su novela «La violencia justa» (RBA) coincidirá con «Por ahora todo va bien», premio Gaziel de biografías y memorias.

El autor barcelonés debutó en 1979 con «Aprende y calla» y un año después triunfó con «Prótesis», adaptada a la pantalla por Vicente Aranda como «Fanny Pelopaja». Al evocar aquellos años inaugurales del noire español, el escritor hace autocrítica: «En los ochenta se produjo un boom, nos lo creímos demasiado hasta que se desinfló… Soy un resistente del género negro». El veterano escritor se declara heredero del «polar» francés, modalidad que adereza los cánones con una pizca de experimentalismo; en «La violencia justa», alternancia narrativa del protagonista masculino y su réplica femenina.

Andreu Martín advierte de la ambigüedad del título. Un mosso d’esquadra, apartado del servicio por torturar a un detenido coincide con una mujer maltratada por su marido y se enfrenta a una red rumana de pederastia… Un principio, atribuido a Max Weber, –el Estado tiene el monopolio de la violencia– sirve al escritor para plantear si existe una dosis «justa» de violencia. En la novela negra, apunta Martín, «se prodigan demasiados malos edulcorados a los que se atribuye, incluso, un código de honor».

«Si tenemos policías provistos de pistolas es porque existe gente perversa»

El autor de «La violencia justa» se rebela contra ese relativismo moral y reivindica el papel de la policía: «Si tenemos policías provistos de pistolas es porque existe gente perversa». Novelas apegadas a una realidad que –siempre- desafía a la imaginación del escritor: «Al principio me inspiré en el suceso de la calle Aurora del Raval, pero lo deseché porque está ‘sub judice’; luego pensé en una mujer magrebí que se lanza del balcón, di la novela a imprenta… y llegó la noticia del Salou». La maldita realidad, siempre anticipándose. Cuando publicó «Sociedad negra», le dijeron que en Barcelona no existían tríadas porque no se habían producido sentencias judiciales...

Violencia, sigo XXI: ejercida desde el machismo o sobre la infancia en forma de pederastia: diez mil niños refugiados vagan en estos momentos por una Europa insolidaria a merced de las mafias del Este.

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