Carme Riera, autora de «Las últimas palabras»
Carme Riera, autora de «Las últimas palabras»
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«Las últimas palabras», de Carme Riera: un príncipe excéntrico y el fin de un imperio

La enigmática vida del archiduque Salvador de Austria, primo de la emperatriz Sissi, es el centro de esta novela

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La extensa y rica literatura de Carme Riera (Palma de Mallorca, 1948) se ha apoyado varias veces en sucesos históricos reales desde los que ha fabulado una trama novelesca. Así ocurría con la expulsión de los judíos de Mallorca en «En el último azul» (1995) o con el comercio de esclavos hacia Cuba durante el siglo XIX en «Por el cielo y más allá» (2000). Por otra parte la vinculación de la autora con su origen ha nutrido buena parte de su imaginario. En esta novela se cruzan ambas dimensiones, pues su punto de partida ha sido la estrecha vinculación que en determinados periodos de su vida tuvo con la isla balear el príncipe Luis Salvador de Hasburgo Lorena(1847-1915).

Un príncipe que ha nacido en el Palacio Pitti de Florencia y muerto en el castillo de Brandys (Chequia), que pertenece por todas sus ramas a ese mundo del ayer europeo encarnado en la aristocracia más antigua y rancia del viejo continente, por ciertos perfiles de su carácter y vida excéntrica (se le ha conocido como el príncipe «hippy») ofrecía ocasión para una novela. Lo único que a la de Carme Riera le falta es no haberlo hecho de manera radical o haber elegido tan sólo el esquema o bosquejo, en forma de novela corta, de unos episodios que están pidiendo a gritos ir más allá, mucho más cuando es innegable la habilidad proverbial de su autora para la construcción de tramas. Un ejemplo que explica la necesidad de haber ido a más puede ser lo narrado acerca del origen de la novela y las dificultades para ir sabiendo cosas de un personaje del que solo se conocían retazos de una vida que en Mallorca había originado una mitología casi legendaria.

Lo único que le falta es no haber ido más allá, cuando es innegable la habilidad de Carme Riera

La autora prefiere, por la vía del género de la confesión-testamento que el archiduque dicta a un fiel confidente en vísperas de su muerte, convertirla en la síntesis de una vida amplia, rica y convulsa de la cual lo ofrecido no deja de parecer un mundo de posibilidades desechadas. Piénsese que estamos hablando de una novela que gira en torno a dos grandes secretos; el uno nos llevaría nada menos que a las circunstancias familiares previas al final de un Imperio que tuvo su punto de inflexión con el asesinato de Francisco Fernando en Sarajevo el 28 de junio de 1914, origen de la conocida como Gran Guerra. El otro gran secreto es el íntimo, que afecta a la intensa y desdichada vida amorosa de un personaje con una sexualidad infeliz.

Dudas razonables

La dualidad, que nutre las dos mitades en que puede resolverse la trama urdida por Carme Riera, es también tonal, pues se mezclan sucesos de naturaleza histórico-documental (ciertos y seguros), que alcanzan al corazón del fin de una dinastía, y que necesitarían quizá una narración mas pormenorizada o «pluriperspectivística», en tanto que otros pueden ser intuidos y afectarían a la psicología de un personaje controvertido, que tenía una relación especial con los servidores, y cuya complejidad psicológica no termina de agotarse, pero queda muy bien planteada.

Quizá la novela corta de naturaleza confesional, que es el género elegido, podía satisfacer (y lo hace muy bien) esta segunda dimensión, la privada e íntima del personaje, pero deja en el aire la otra dimensión histórico-social que en las vicisitudes de un príncipe de tal casa se entreveran por necesidad. En suma, una novela corta inteligente, densa, que deja en el aire la pregunta y el deseo de si no estamos ante el esbozo de una gran novela o bien el resultado de haberla desechado, lo que a los admiradores de Riera nos cuesta más aceptar.

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