LA URRACA

¿Sirve la literatura para formar buenos ciudadanos?

El arte nunca ha tenido otra finalidad que entretener, dar placer y hacer felices a los seres humanos

Andrés Ibáñez

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Sucedió algo curioso cuando en un reciente ABC Cultural aparecía, en la portada, un dios de las letras afirmando que la misión de la literatura «no es solo procurar placer, sino también formar ciudadanos críticos» y en la penúltima página de ese mismo suplemento, un pequeño y oscuro demonio de las letras defendiendo el placer y afirmando que no creía en el «sentido crítico».

Me parece extraordinario que todavía queden personas en el mundo ( Vargas Llosa , en este caso) que crean (o que crean que creen, o que crean que deben creer) que la literatura sirve para «formar» a las personas y para hacerles «buenos ciudadanos». Pero ¿qué es esto, exactamente? ¿Una broma? Lea usted a Pushkin y a Pío Baroja y ya verá cómo empieza a desear reciclar el plástico y el papel y a leer el periódico todos los días para estar bien informado. Lea usted a Haruki Murakami y a Borges y ya verá, inmediatamente empezará a sentirse una persona mucho más cívica, respetará los semáforos y firmará peticiones de change.org . Es imposible que estas cosas se digan en serio.

Emanuele Trevi , en su reciente Algo escrito , una no-novela que trata sobre Pasolini y su inconclusa obra narrativa Petróleo , hace reflexiones semejantes. «Empieza una época», dice Trevi muy alterado, «en que la excelencia literaria coincide cada vez más con la capacidad de entretener». ¡Como si eso fuera algo malo! En realidad, todos los novelistas del mundo han querido siempre «entretener» , y el arte de todas las épocas nunca ha tenido otra finalidad que entretener, dar placer y hacer felices a los desdichados seres humanos. Porque el arte y la literatura, no sirven en absoluto para formar «buenos ciudadanos», como afirma Vargas Llosa ni, desde luego, para «pensar», como dice Trevi y porque tener «conciencia crítica» es una cosa muy superficial y no tiene demasiada importancia. Estas defensas de la dignidad de la literatura están completamente equivocadas y hacen un flaco favor a la causa del arte.

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