San Fermín

El 7 de julio, Hemingway

Nunca me gustaron los sanfermines, y mucho menos el escritor estadounidense, y ambas desafecciones tienen que ver con la palabra que la RAE estudia introducir en su Diccionario: «machirulo»

Ernest Hemingway, en una de sus visitas a Pamplona durante los sanfermines ABC

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Nunca me gustaron los sanfermines y mucho menos Hemingway . Digamos que ambas desafecciones tienen que ver con la palabra que la académica de la RAE Soledad Puértolas ha propuesto para introducir en el Diccionario: machirulo . Dícese, en sentido irónico, como ella apunta, del «macho alfa», y en mi pueblo, del «mil hombres». Por ahora, si escribes machirulo en la versión online del Diccionario , te remite a cachirulo (lo más parecido fonéticamente, aunque nada que ver). Sabemos que las cosas de este «palacio» van despacio.

Que Hemingway fue un machirulo y que los sanfermines tienen algo de machirulismo desatado, pocos me lo podrán negar. Sigamos en la senda de la ironía que presupone la señora Puértolas , porque como vayamos por otros derroteros el machirulismo acaba en delito. Y no quisiera entrar en esta carrera calle Estafeta abajo.

Cierro el párrafo, y me guardo las espaldas para cuando vengan los ofendidos, que no saben leer ni siquiera entre líneas, añadiendo que el turismo desaforado ha hecho de las fiestas populares -llámense como se llamen- y del centro de las ciudades una degradación de la cultura y esos mitos que se recostaron en sus esquinas para escribir, beber, amar o lo que les viniera en gana. Incluido Hemingway , que a mí nunca me gustó, pero no seré yo quien le quite sus méritos.

¿Y quién lee ahora a Hemingway ?, me pregunto también. No veo que se reediten sus obras, pero sí que se cuenten sus virtudes juerguistas en cualquier ciudad por cuyas calles haya transitado su leyenda de santo bebedor . Hace unas mañanas, con la fresca, paseaba por el Madrid de la villa y corte, y me topé con un grupo de turistas japoneses en la entrada de Casa Paco .

El guía contaba el porqué y cómo el escritor le daba al vermú y al whisky mientras se aficionaba a los toros. Ava Gardner , «el animal más bello del mundo», también bebía, fumaba como un carretero y devoraba a los hombres, algunos bien machirulos , en este local. ¿Y quién ve las películas de Ava Gardner ?, me pregunto también.

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