LIBROS

Las mujeres de la corte de Felipe II

Ana de Austria, la cuarta esposa (y sobrina) de Felipe II, tuvo a su alrededor una serie de personajes femeninos que retrata este libro

Ana de Austria, retrato de Sofonisba Anguissola

MANUEL LUCENA

Frente a la supuesta invisibilidad de las mujeres en la historia , en bibliotecas y archivos se hallan sus rastros con nombres y apellidos, a disposición de quienes tengan la laboriosidad y el coraje de buscarlas. Sus acciones fueron muchas veces decisivas. ¿Podríamos imaginar al emperador Carlos V sin la cercanía e influencia de su única esposa Isabel de Portugal ? ¿O a su hijo y sucesor Felipe II sin la alegría de la tercera, Isabel de Valois ?

La bendita complejidad de la disciplina permite reconstruir el tejido denso de la experiencia humana, más allá de ficciones políticas y burdos anacronismos. Una corte en femenino se basa en una investigación impecable y muestra las mentalidades y comportamientos existentes en la etapa áulica de la reina Ana de Austria (1549-1580). Esta fue sobrina y cuarta esposa de Felipe II, además de madre de una hija y cuatro hijos suyos, entre ellos el futuro monarca Felipe III . El objetivo, plenamente conseguido, es el análisis de la casa y servidumbre que le otorgó servicio y compañía. El estudio de la vida y pendencias de damas y servidoras de la reina, en la corte primero, o en tránsito hacia bodas, conventos y aventuras, resulta extraordinario. Pero el significado del caso elegido va más allá.

Escenas teatrales

En un momento crucial de la España del siglo XVI , la corte actuó como dispositivo de monarquía, herramienta de lealtad, ejemplo y sujeción frente a los malos tiempos, que eran casi todos. Los cinco capítulos de la primera parte se consagran a la evolución de la casa de la reina de 1568 a 1598. Aborda aspectos fascinantes, como la reconversión de la servidumbre entre una reina y otra, o las rebeliones de las damas ante normativas que pretendían limitar su libertad de movimientos en el caótico Alcázar madrileño. A ratos, nos hallamos ante escenas teatrales que parecen tomadas de una obra de Lope de Vega , con caballeros burladores, damitas con la virtud perdida, o mayordomos dedicados a gestionar entuertos irreparables.

El intento de dar una estructura a la casa de Ana de Austria, al modo feliz en que estuvo organizada durante la etapa de Isabel de Portugal, con sus entradas, salidas, farsas y divertimentos reglados, ocupa otro capítulo central. Las damas de la reina, incluso aquella que poseía el supremo honor de ser la «dueña del retrete» , eran nobles de sangre y servicio, de cuya buena o mala fortuna dependían sus linajes y parientes.

Modelo a imitar

Que la paga era escasa y la presión máxima, quedó reflejado en el dicho popular «gajes del oficio» , para aludir a lo que hay que aguantar y, quizás, obtener algo a cambio. Los cuatro capítulos de la segunda parte apuntan a la consolidación de la posición de la soberana y el triunfo del modelo español de reina católica, replicado en Turín y Bruselas.

La última parte del ensayo recorre la vida de estas damas altas y bajas, desde nobles supervivientes hasta enanas, graciosas y locas, pero solo sobre el papel. Porque frente al trazo falaz de la leyenda negra, aquí aprendemos que aquella España filipina fue modelo a imitar.

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