El joven David Attenborough

Lunes, 3 de diciembre de 2018. En el comienzo de la Cumbre del Clima que se celebra en Katowice (Polonia) , un activista de 92 años toma la palabra en nombre de la sociedad civil: «Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Si no actuamos, el colapso de la civilización y la extinción de gran parte del mundo natural están en el horizonte. Hemos defraudado a las jóvenes generaciones, que están muy enojadas y exigen un cambio». El cambio no se lo va a dar Donald Trump , que niega el calentamiento global y que es objeto de los dardos de este enérgico anciano de pelo níveo y embutido en un traje azul.

Año 1952. La BBC contrata a un bisoño productor en prácticas para realizar programas sobre animales . Se emiten casi siempre en directo, pues faltan décadas para la aparición del vídeo y la película cinematográfica es cara. Desde el zoológico de Londres se llevan bichos más o menos dóciles y de tamaño razonable al estudio de televisión, y el superintendente del centro, George Cansdale, muestra a los espectadores su anatomía y sus numeritos de feria. Los animales, parpadeando bajo la luz de los focos, se alivian a veces en los pantalones del presentador, o ponen pies en polvorosa, como una ardilla africana que encontró refugio durante varios días en el sistema de ventilación, apareciendo de forma sorpresiva, para regocijo del público, en los programas de variedades y espacios religiosos que seguían emitiéndose en ese estudio.

El joven productor y el viejo activista son la misma persona: David Attenborough (Londres, 1926), uno de los divulgadores científicos más conocidos del mundo, guionista y presentador de algunos de los documentales sobre naturaleza más importantes de la historia de la televisión -especialmente los de la serie Life -, autor de una veintena de libros y Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2009. Poco se sabe, sin embargo, de sus primeras andanzas, relatadas en Aventuras de un joven naturalista (Ediciones del Viento), un delicioso libro de viajes lleno de divertidas anécdotas.

En los años 50 del pasado siglo, Attenborough es un rubio espigado de pose muy british que realiza por Asia y Sudamérica tres viajes para «recoger» especies animales para los zoológicos ingleses, una práctica habitual en aquellos tiempos, que le proporcionó material para su serie Zoo Quest . Paradójicamente, su carrera comienza con una práctica inaceptable hoy en día, así que se disculpa antes de pasar a los diarios de sus quest en Guyana, Indonesia y Paraguay. Un relato donde nos hace partícipes de su asombro ante los descubrimientos y vivencias -el término «aventura» del título es apropiado vista la operación de búsqueda y captura de un dragón de Komodo-, que recuerda al candoroso afán de los niños que pegaban cromos de fauna salvaje en los álbumes de los años 60 y 70.