LIBROS

Guadalupe Nettel, maternidad sin filtros

En «La hija única», la autora mexicana retrata el universo femenino sin prejuicios y con honestidad

La escritora mexicana Guadalupe Nettel

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Guadalupe Nettel lleva largo tiempo investigando, a través de la escritura, la naturaleza de la maternidad. Tanto que, como los grandes autores, ha hecho de ella un terreno literario de los más fértil, con libros magistrales, imprescindibles ya, como El huésped (2006), El cuerpo en que nací (2011) o El matrimonio de los peces rojos (2013). En todos ellos, en su obra, Nettel despliega siempre esa necesidad de cuestionar la impostada normalidad social. Y, desde ese ángulo, vuelve a firmar una novela que emociona por la sinceridad con la que refleja las muy diversas formas que adopta la maternidad en el universo femenino.

Lo hace, además, partiendo de un hecho real, sucedido muy cerca de ella: a una amiga embarazada de ocho meses el médico le dice que, según nazca, su hija morirá, pues padece una anomalía neurológica. A partir de ahí, y con el permiso de su amiga, Nettel entreteje dos historias, también de mujeres, ensambladas con el hecho de ser madre, hija y mujer, y consigue armar un relato tan poderoso como vacío de tópicos.

Montaña rusa

Mientras Alina y su pareja, Aurelio, viven una dolorosa montaña rusa emocional tras recibir tan devastadora noticia, Laura, la mejor amiga de ella, debe enfrentarse a sus propios prejuicios sobre la maternidad en un escenario completamente desconocido, al tiempo que asiste al martirio que para su vecina Doris es la relación con su hijo, lastrada por la huella imborrable de la violencia machista .

Las tres mujeres se ven, así, enfrentadas al mundo que otros decidieron para ellas, habitándolo con sabiduría, hasta hacerlo propio. A través de ellas, de sus relaciones, de sus necesidades y sentimientos, Nettel habla del universo femenino, de los cuidados, de lo que realmente quieren las mujeres y sí, por supuesto, de feminismo. Pero lo hace sin programa ni discurso.

Nettel entreteje tres historias ensambladas con el hecho de ser madre, hija y mujer

El recurso narrativo que emplea es la Naturaleza, a la que se asoma para hacer visible la llamada «anomalía»: aves que se ocupan de hijos ajenos, especies que afrontan la crianza de modo colectivo, padres que cuidan de sus crías... Así, la imagen que devuelve el espejo de la madre naturaleza confirma lo que ya sabíamos, que la norma de la maternidad es absolutamente inventada. No hay madres perfectas, pero tampoco imperfectas. Hay mujeres, como Alina, que deciden ser madres y otras, como Laura, que optan por no serlo. Y todas, como Doris, deben poder decidir sobre su propia vida.

La pericia de Nettel, su prodigioso talento, consigue que el lector, al acabar la novela, mire con extrañamiento el mundo que le rodea, liberado, por fin, del molde de la teórica normalidad. Porque la realidad aún puede sorprendernos , si nos dejamos.

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