MÚSICA

George Benson: «Me gustaba estar cerca de Miles Davis solo por cómo me hablaba de jazz»

El guitarrista George Benson, que suma diez premios Grammy y casi 150 discos en solitario o con leyendas como Miles Davis o Frank Sinatra, actúa este mes en España

En sus 76 años de vida, George Benson ha conseguido diez premios GRammy ABC
Israel Viana

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George Benson (Pittsburgh, 1943), con sus diez premios Grammy, sus 37 discos en solitario y otros cien con leyendas como Aretha Franklin, Miles Davis, Stevie Wonder, Quincy Jones, B.B. King, Whitney Houston, Tony Bennett y Frank Sinatra, todavía bromea por cómo entró en el negocio de la música. «Tenía siete años cuando toqué por primera vez en público con mi ukelele. Fue en una esquina de Pittsburgh en la que vendía periódicos. Un día, un montón de gente se reunió a mi alrededor y empezó a echarme monedas. Un tipo vino a preguntarme si podía presentarle a mis padres. Le llevé a casa y les convenció de que me dejaran trabajar como músico en un night club los fines de semana, cuando no había colegio. Y empecé a llevar un montón de dinero a casa. ¡Entré en la industria!», exclama entre risas.

Con versiones de Leon Russell y José Feliciano, el discos «Brezzin'» (1976) y el sencillo «This masquerade» le convirtieron en una estrella. Fue número uno en las listas de Billboard, ganó tres premios Grammy e inauguró su línea más comercial, sin perder sus raíces funk ABC

Allí tocó la guitarra hasta que la Policía cerró el local por falta de licencia cuando él tenía diez años. Pocos meses después, siendo aún un niño, grabó su primer sencillo para RCA, «She Makes Me Mad» , bajo el alias de Little Georgie . Parecía tener el futuro escrito. «En 1960 escuché un disco de Charlie Parker en el que tocaba "Just Friends" y cambió todo mi concepto de la música. Jamás había oído a nadie hacer hablar así a un instrumento. Admiraba a Charlie Christian, pero aquello me pareció tan sofisticado y bello que quise aprenderlo todo sobre el jazz. Si me lo pones ahora, puedo cantarte de memoria cada nota del solo», le dijo en 1987 al periodista Juan Claudio Cifuentes , durante su entrevista para el programa de La 2 «Jazz entre amigos» .

Con solo 21 años fue fichado por Prestige, el sello de John Coltrane y Thelonious Monk, para publicar su primer disco como líder: «The New Boss Guitar of George Benson» . Era el despegue de una carrera en la que ha triunfado como pocos en dos campos aparentemente incompatibles: guitarrista de jazz puro grabando junto a Lee Morgan, Dexter Gordon, Benny Goodman y el propio Davis, entre otros; y estrella del soul y el pop tras grabar «Breezin’» (1976), con el que vendió millones de copias y giró por todo el mundo. A España llegó por primera vez en 1986 para actuar en la plaza de Las Ventas y en el Festival de Jazz de San Sebastián. Y ahora vuelve para tocar en las madrileñas Noches del Botánico junto a Tomatito (25 de julio) y en el Festival Jardins Terramar de Sitges (26).

El tiempo ha pasado rápido...

Oh, sí, mucho. ¡Demasiado! Ahora, cuando escuchó algunos de mis discos me cuesta creer que sean míos y ni siquiera recuerdo cómo se tocan.

Pues se le ha incluido varias veces entre los mejores guitarristas de jazz de la historia.

Nunca pienso en esos términos. Tengo la sensación de que aún estoy intentando hacer algo significativo y sigo aprendiendo de músicos como Paco de Lucía, Django Reinhardt, Charlie Christian y Hank Garland. Me he dado cuenta de que la guitarra puede dar mucho de sí y sigo buscando qué hacer con ella. Agradezco el cumplido, pero me queda un largo camino por recorrer.

Hablando de maestros, ¿cómo recuerda su colaboración con Miles Davis en «Miles in the Sky»?

Tres discos como líder había grabado Benson cuando Miles Davis le llamó para que tocara la guitarra en el tema «Paraphernalia». Con él inició el trompetista su etapa eléctrica y definió la fusión del jazz ABC

Nunca me imaginé que Miles pudiera llamarme. Cuando lo hizo, fue un honor, claro, pero... ¡me puse muy nervioso! No sabía lo que me iba a pedir ni lo que íbamos a tocar. Al llegar al estudio, Davis no paraba de hablar y yo me moría por empezar. Luego dio algunas notas que yo no oí bien. Me llevó un rato meterme y, cuando lo conseguí, apagaron el sonido.

¿Era el líder y no tocaba?

No mucho. Recuerdo que el primer día tocó unas pocas notas, guardó su trompeta y se fue a casa. ¡Nos dejó allí a todos los músicos! El segundo día hizo lo mismo: entró en el estudio, tocó dos notas y se marchó.

¿Qué hizo usted?

El tercero no fui y Miles me llamó por teléfono: «¿Vas a venir o no?». Yo le contesté: «Miles, yo he venido a tocar y tú no haces nada. No quiero coger tu dinero si no vamos a grabar ningún disco». Y él dijo: «Hoy tocaremos y grabaremos, no te preocupes. Vente para acá, hombre». Al parecer estaba cabreado con el productor, Teo Macero , porque no le gustaba cómo estaba sonando. Al final cogimos confianza. Yo le hacía mil preguntas y él respondía a todo. Me gustaba estar cerca de él solo por cómo me hablaba del jazz. Era muy interesante.

¿Nunca quiso ser una estrella de rock en vez del jazz?

Ser una estrella de rock era algo muy limitado para mí. De joven toqué mucho blues y rock and roll, pero lo que me interesaba realmente era Charlie Parker. Él me hizo mirar la música de forma diferente. El jazz era lo que amaba, lo que me permitía abrirme a la gente y ser lo que quisiera. A partir de ahí, solo tuve que buscar un objetivo a través de ella, como John Coltrane o el mismo Parker.

¿Es cierto que Quincy Jones le dijo que tenía que dejar de escribir canciones tristes?

¡Oh, sí! No le gustaban. Una vez me dijo que la gente suele tener una mirada triste sobre la música y que eso ejercía una influencia negativa. Por eso ahora me gusta tocar cada vez más canciones felices. Ya casi no toco temas de blues, me hacen sentir triste. Quincy es un hombre brillante que estudia la música en todas sus vertientes, incluidas la industria y los negocios. Conoce bien a los compositores y quién hace los mejores arreglos en cada estilo. Sabe de lo que habla, vamos.

¿Cree que hace falta una nueva revolución en el jazz?

Puede que en los 40 y 50 el jazz estuviera más vivo porque mantenía su lucha con la industria y las radios, que aún contaban con este estilo. Muchos músicos tenían que construir sus propias melodías sobre las mismas bases de las canciones antiguas para sortear los derechos de autor, poder tocarlas en directo y que las emitieran en la radio. Así, el público seguía reconociendo temas como «Tea for Two» , aunque otra melodía encima. Actualmente, los músicos de jazz tienen menos oportunidades, porque a la radio y a la televisión ya no les interesa esta música. Es la gran diferencia.

¿Qué relación tiene con sus guitarras?

Toco casi todos los días. Y no por obligación, sino porque amo este instrumento y su sonido. Me encanta simplemente sostenerlo entre mis manos y sentir sus cuerdas para sacar nuevas ideas. Por eso tengo un montón de guitarras repartidas por toda mi casa. No siempre tengo éxito, pero de vez en cuando me sale algo nuevo que me gusta y pienso: «Llevo tocando muchos años, ¿por qué no me había salido esto antes?». Entonces lo grabo rápido para no olvidarlo. No quiero perderme nada.

¿Cuántas guitarras tiene?

Alrededor de cincuenta. Antes tenía más repartidas en cada rincón, pero he regalado muchas. A pesar de eso, siguen enviándome nuevas de todo el mundo. Cuando llega una caja a casa, mi esposa siempre dice: «Espero que no sea otra». Y yo respondo: «Tú ya sabes que dentro hay una guitarra». Y siempre la hay, claro [risas].

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