MÚSICA

Ciclo en la Fundación Juan March, músicas al servicio de sus majestades

La Fundación Juan March organiza un ciclo de siete conciertos que explora las relaciones entre la música y las cortes del Antiguo Régimen

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Cuando Carlos III se coronó Rey de España, una de sus primeras iniciativas fue desprenderse de Farinelli, el célebre castrato que se había convertido, durante el reinado de Felipe V, en el gran organizador de la vida musical española. La ópera italiana desapareció de los escenarios madrileños y la música de corte se vio limitada a lo esencial. Puede que estas decisiones buscasen frenar el despilfarro causado por las diversiones musicales de su antecesor, pero las malas lenguas afirmaban que todo lo ahorrado con sus recortes a la música se lo gastaba Carlos en faraónicas batidas de caza, su pasatiempo preferido.

El Rey Flautista

El talante de Carlos III contrasta con la actitud mayoritaria de los soberanos de su época y de las anteriores, quienes veían en la actividad musical de sus cortes un signo de distinción cultural.

Así lo refleja el ciclo que la Fundación Juan March organiza bajo el título de « Música en las cortes del Antiguo Régimen». El primer concierto (28 y 29 de octubre) estará dedicado a Carlos V, gran conocedor de las virtudes propagandísticas de la música. Es el caso del motete «Carolus, magnus eras», de Clemens non Papa, que La Capilla Prolationum y el Ensemble La Danserye interpretarán junto a obras de Morales, Gombert y Cabezón.

El segundo concierto (25 y 26 de noviembre) nos traslada a Inglaterra, a la corte de Enrique VIII, él mismo buen tañedor de laúd y autor de treinta y tres piezas musicales, cuatro de las cuales sonarán en el programa del conjunto Alamire. Ningún monarca igualó, sin embargo, el tesón musical de Federico II de Prusia. Buen intérprete de la flauta, organizaba todas las tardes conciertos donde intervenía como solista y llevaba consigo el instrumento incluso en las campañas militares. El grupo Florilegium (27 y 28 de enero) tocará obras de Benda, Quantz y Carl Philipp Emanuel Bach, músicos de su orquesta.

Rincones de Versalles

El Ensemble Aurora (24 y el 25 de febrero) propondrá un viaje imaginario por las dependencias romanas de Cristina de Suecia, donde se gestó la Academia de la Arcadia y sonaron piezas de Alessandro Scarlatti y Corelli. El quinto concierto (24 y 25 de marzo) volverá al ámbito hispánico a través de la figura de María Bárbara de Braganza, alumna y patrona de Domenico Scarlatti. Rinaldo Alessandrini interpretará nueve de sus sonatas, junto a piezas de Seixas y Albero.

El conjunto La Bellemont alumbrará la vertiente más íntima del Versalles de Luis XIV con piezas para viola da gamba de Forqueray, Marais y Couperin (12 y 13 de mayo). El séptimo y último concierto (26 y 27 de mayo) visitará la corte de la familia Eszterházy, donde transcurrió la primera parte de la carrera de Haydn. El conjunto La Tempestad interpretará sus «Sinfonías nº 44 y 48».

La trayectoria de Haydn es reveladora también del fin de una época: el compositor abandonará años más tarde la pequeña corte húngara para asomarse a los escenarios musicales de las grandes capitales europeas, donde empezaba a despuntar un público más amplio y anónimo, el de la burguesía, y se afianzaban nuevas formas organizativas que rompían con el pasado. La música se desvinculaba de las cortes y dejaba de ser un arte al servicio del soberano, reflejo de sus gustos y ambiciones.

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