Carmen Márquez Prieto: «El techo de cristal también existe en el arte»

La pintora sevillana presenta en la galería Haurie la exposición titulada «Espacio común»

La pintora sevillana Carmen Márquez Prieto, con sus obras Juan José Úbeda

MARTA CARRASCO

«Espacio común» es la propuesta que la pintora Carmen Márquez Prieto (Sevilla, 1971), presenta en la galería Haurie donde refleja su fascinación por los mercadillos, «porque son un espacio de todos, no te piden una entrada, se establecen relaciones sociales, comerciales, artísticas a todos los niveles, y casi lo que más me seduce de los mercadillos aparte de lo puramente físico de cada uno de ellos, es su estética. Todos tenemos como referencia un mercadillo en cualquier ciudad o país. En el fondo son un reflejo de la sociedad».

En esta muestra la artista presenta una serie de obras realizadas en collage e incluso varias esculturas, en bronce y acero inoxidable. Los collages están previamente pintados y luego compuestos casi en relieve.

Afincada en Aracena, lugar de donde es su familiapaterna, dice que ha vuelto a su espacio natural, «mi padre es de Aracena aunque yo estudié Bellas Artes en Madrid». Se inició en la pintura de manera familiar, « mi abuelo era alfarero y mi padre es escultor . Mi lugar de juegos era el estudio de mi padre, y para mí es algo normal estar entre materiales. Curiosamente, durante mucho tiempo me he dedicado a la pintura por circunstancias, pero tengo alma de escultora».

No tuvo ninguna duda de que iba a dedicarse al arte, «casi me daba vergüenza decir que quería estudiar Bellas Artes por el respeto que se tiene en mi casa a esta profesión». Confiesa que su padre es su crítico más duro, «ahora cada vez menos, porque el oficio lo tengo mucho más aprendido».

En la pintura se inició como figurativa, obligada por la facultad, y cada vez se siente más abstracta, «incluso conceptualmente. Además, con el tratamiento que hago de la pintura siempre me acerco más a la escultura. Primero recorto los papeles, luego los pinto y después construyo el cuadro como un relieve. Intento pintar con pinceles, pero algo de mí dice que no».

Sus series salen de una forma natural, «empiezas a tirar de un hilito y va uniéndose casi sin querer. Intento ser muy libre en cada obra que hago y que sea independiente de la anterior».

Trabaja en el tema de los mercadillos desde hace cinco años, «porque yo creo que estas cosas no salen en poco tiempo, hay que tener muy argumentado el proyecto. Necesito que mi exposición tenga cohesión».

Su condición de mujer en el arte le permite afirmar que, «a partir de este año, que ha habido una super revolución de la mujer, todo esto va a cambiar. En el arte, también. A mí tampoco me gustaría decir porque eres mujer hay que ponerte en este sitio o en otro, si vale tu obra, bien. Aunque el techo de cristal en el arte por supuesto existe» , aunque confiesa que ha podido ser libre trabajando y se ha podido permitir vivir de la obra que ha hecho durante su carrera.

Su participación en numerosos concursos le ha permitido difundir mucho su obra a nivel nacional, «por eso he podido saltar algunos filtros».

En su opinión, se puede vivir donde se quiera y no vivir en Madrid, «incluso para mi obra es fundamental tener un herrero, un carpitero a mano y eso es más fácil donde vivo».

Sobre las ferias de arte tiene claro que, «están muy copadas por ciertas galerías , y no están exactamente destinadas al público de a pie, debería funcionar a otra escala y que no sólo los grandes inversores tengan capacidad de comprar obra. Eso sería bueno para los artistas y para los galeristas, aunque la crisis ha acabado con el comprador medio. Eso es peligroso. La crisis se ha llevado a muchas galerías por delante».

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