Así será la arquitectura poscoronavirus

Once de los principales arquitectos españoles analizan la crítica situación del sector y apuntan las claves de cómo serán, o al menos deberían ser, las ciudades y las viviendas tras la pandemia

Entrevistamos a Juan Herreros, Ramon Vilalta, Carme Pigem y Rafael Aranda (RCR Arquitectes), Emilio Tuñón, Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano (Nieto Sobejano Arquitectos), Luis Vidal, Juan Pablo Rodríguez Frade, Antonio Ortiz (Cruz y Ortiz Arquitectos) y Carlos Rubio Carvajal

ILUSTRACIÓN: JJGK/ABC

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El mundo de la arquitectura no es, ni mucho menos, inmune al Covid-19. Como todos los sectores profesionales de la sociedad, los arquitectos aguantan el envite como pueden y como mejor saben hacer, en sus estudios y a pie de obra. Algunos de los principales arquitectos españoles han aceptado responder para ABC este cuestionario sobre el presente (negro) y el futuro (incierto) del sector .

1. ¿Cuál es la situación actual de su estudio? ¿Abierto a pleno o a medio rendimiento, cerrado, teletrabajando desde casa? ¿Los proyectos siguen en marcha, se han aplazado, se han suspendido? ¿Las obras siguen construyéndose?

2. ¿Cómo está afectando esta crisis al sector de la arquitectura? ¿Hay un cálculo aproximado de pérdidas? ¿Peligran muchos puestos de trabajo? ¿Han aplicado un ERTE? ¿Cuáles son las principales necesidades del sector?

3. Dicen que el mundo va a ser distinto después de esta crisis. ¿Habrá una arquitectura poscoronavirus? Si cree que es así, ¿cómo será? ¿qué va a cambiar? Se vaticina el fin del turismo de masas, de los megamuseos y las megaexposiciones... ¿Cómo serán los aeropuertos y los museos? ¿Habrá más o menos rascacielos? ¿Cómo serán las casas? Parece que, después del confinamiento, se valorarán más conceptos como la amplitud o la luminosidad de las viviendas que la situación geográfica. ¿La domótica y el teletrabajo cambiarán las casas del futuro?

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Emilio Tuñón Enrique Martínez Bueso

Emilio Tuñón

Emilio Tuñón (Madrid, 1959) fundó un estudio junto a Luis Moreno Mansilla -ya fallecido-, Mansilla + Tuñón Arquitectos. Entre sus proyectos destacan el Museo de Zamora, el Museo de Bellas Artes de Castellón, el MUSAC de León, el Museo de Cantabria, el Hotel y Restaurante Relais & Châteaux Atrio y el Museo de Colecciones Reales de Madrid, aún sin inaugurar.

1. Nuestra oficina es un pequeño taller artesanal de arquitectura que siempre ha funcionado más o menos bien. Controlar el tamaño de las oficinas es muy importante para poder superar las crisis. Cerramos la oficina ante los primeros brotes a finales de febrero, y hemos estado trabajando estos dos meses por teletrabajo desde nuestras viviendas particulares. El trabajo de estos dos meses ha sido muy interesante porque el confinamiento ha catalizado nuevos enfoques y nuevas conversaciones… Aunque las obras, tanto en España como en el extranjero, continúan con la construcción, todas han sufrido un aplazamiento de como mínimo unos treinta días. La museografía del Museo de las Colecciones Reales sigue su marcha normal, y creo que incluso puedo decir que el proyecto también ha mejorado estos días. Respecto al Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear, aunque no ha sufrido mucho el proceso constructivo, la emergencia ha llegado a las obras en un momento delicado, el de las pruebas de las instalaciones, lo que ha conllevado un cierto aplazamiento de la futura inauguración.

2. Aunque el sector de la construcción ha parado sólo unos días, en cierto modo sí se han ralentizado los procesos constructivos. Ha habido grandes pérdidas, pero yo, sinceramente, deseo que no se pierdan muchos puestos de trabajo. Sobra decir que estas cuestiones tienen ya mucho más que ver con la política que con los arquitectos y o con las empresas constructoras. Respecto a los ERTE, nuestra escala es tan pequeña que no nos vale la pena ni planteárnoslo. Nosotros preferimos mantener nuestros colaboradores, aunque sea haciendo concursos gratis.

3. Para bien o para mal, yo estoy de acuerdo con Antoine Gallimard, cuando dice: «No creo que el mundo vaya a cambiar… sería demasiado bello». Y yo me permitiría añadir: «No creo que el mundo vaya a transformarse mucho más de lo que ya se transforma de forma natural». El coronavirus es un virus con ideología, como ya lo fue el VIH. El coronavirus no sólo no va a vencer al capitalismo, sólo lo va a transformar. Porque el mundo está siempre en constante transformación, debido a que la transformación está en la base de la vida. Seguramente, la mayoría de las ciudades y la mayoría de las arquitecturas serán insensibles a la crisis del coronavirus, pues tienen la inercia del tiempo en la ciudad y en la arquitectura los cambios son lentos. Seguirá haciendo falta más vivienda. Las viviendas de los ricos serán mayores, y con más espacios intermedios, mientras que las viviendas sociales seguirán siendo pequeñas. En la vivienda, la domótica y el teletrabajo establecerán nuevas formas de control y vigilancia.

En las ciudades seguirá habiendo rascacielos, pero con el auge del teletrabajo, las empresas tal vez necesiten menos superficie de oficinas, y parte de esta superficie se transformará en vivienda de lujo. Durante un tiempo, mientras el miedo siga instalado en nuestra sociedad, los sistemas energéticos optarán por la circulación en vez de la recirculación, lo que conllevará un incremento de los sistemas pasivos, pero cuando el miedo retroceda volveremos a la climatización artificial extrema.

Yo creo que, en general, se reducirá el número de plazas de los aviones, y los aeropuertos tendrán mucha menos gente. El viajar será más caro, el turismo perderá fuerza y se encarecerá. También seguirá habiendo museos y exposiciones, pero se reclamará una menor afluencia, y eso solo se puede hacer encareciendo la oferta.

Una vez más la parte de la población con más capacidad adquisitiva vivirá mejor, y las personas con menos poder adquisitivo tendrán que conformarse con menos. La brecha de clases será mayor y más agresiva. En general, veo el futuro con un panorama bastante negro, pero creo firmemente que, sólo si somos capaces de alejar el miedo de nosotros y construir un mundo más solidario, más social y más ecológico, podremos hacer que las cosas no vayan a peor.

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Juan Pablo Rodríguez Frade Ignacio Gil

Juan Pablo Rodríguez Frade

Juan Pablo Rodríguez Frade (Madrid, 1957) creó en 2005 el Estudio de Arquitectura Frade Arquitectos, S.L. Ha llevado a cabo la remodelación integral del Museo Arqueológico Nacional de España y del Museo de Historia de la ciudad de Madrid. En 1995 recibió el Premio Nacional por la Rehabilitación del Palacio de Carlos V como Museo de la Alhambra. Ha realizado la ampliación del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca y la museografía del Museo de Málaga. En la actualidad dirige las obras del Nuevo Museo de San Isidoro en León, y de sendos Pabellones de la Casa de Campo para el Ayuntamiento de Madrid. En breve comenzará con la remodelación de los Accesos del Museo Reina Sofía.

1. Estoy teletrabajando desde casa, pero ya se empiezan a agotar los proyectos, y no surgen nuevos. Se han detenido los encargos. La situación es bastante complicada en los estudios de arquitectura. No tanto porque el teletrabajo no sea eficaz, pues estamos muy acostumbrados a trabajar en remoto, como lo es que apenas salgan concursos en España. Además, hay muchos clientes que no responden a la hora de pagar honorarios, pues a su vez se encuentran en situación crítica, y hay otros muchos que no se deciden a iniciar ni continuar con los proyectos por la incertidumbre que nos invade a todos en cuanto a cómo va a resolverse esta situación.

Por otro lado, las obras han estado paradas durante un tiempo, lo cual nos ha bloqueado bastante y, aunque ya están otra vez en marcha, avanzan a un ritmo muy lento y con una dirección de obra complicada. En nuestro caso, además, mucho me temo que las exposiciones temporales se van a reducir mucho. La escalada de buscar el mayor número de visitantes -en parte un tanto absurda- se va a detener hasta que se reactive la economía y se encuentren nuevos modelos de exposición. Una paradoja impensable hace apenas unos meses. Se hablaba mucho de cómo limitar el aforo a los museos y conjuntos arquitectónicos de interés debido al peligro de turismo cultural, y nos hemos encontrado de golpe con un problema mucho mayor: se debe limitar el aforo por la salud de las personas.

Con las obras de ampliación de los accesos del Reina Sofía, esperamos comenzar ya. Estamos en periodo de organizar la planificación y las actuaciones provisionales que hay que realizar para que el museo siga funcionando, pero, obviamente, los planes se están alterando día a día, pues en la planificación entraban en juego las exposiciones temporales programadas para el 2020 y 2021, y otros factores similares, y seguro que será necesario modificar muchos de los planes.

En cualquier caso, a no ser que se descubra una vacuna eficaz contra el coronavirus, surgen mil dudas para los museos y para cualquier edificio de uso público: ¿Cómo se van a realizar los accesos? ¿Qué tipo de controles se van a realizar? ¿Cómo serán los accesos de grupos? ¿Cómo serán las taquillas, y los aseos? ¿Y las visitas a las salas? Se me ocurren mil variables que tendremos que ir adecuando. La propuesta que hemos planteado, no obstante, permite un gran nivel de flexibilidad para adaptarse a nuevas situaciones. No es lo mismo pensar en el Museo Reina Sofía, con grandes espacios y varios accesos, que en pequeños museos tipo el Soane de Londres o el Sorolla en Madrid, donde gran parte de su encanto radica en la reducida escala de sus estancias, al tratarse de casas reconvertidas en museos. Mucho me temo que van a pasar a ser espacios de acceso muy restringido.

2. He solicitado un ERTE. El nuestro es un estudio pequeño con un colchón económico muy limitado, que nos obliga a tener ingresos o nuevos proyectos con bastante continuidad si queremos subsistir. Es fundamental que la Administración convoque concursos, y planifique y programe nuevos proyectos para no detener la actividad de los arquitectos. Si no es así, es fácil que muchos estudios tengan que cerrar y despedir al personal, y que luego la recuperación sea mucho más lenta y costosa. Del mismo modo, los promotores privados deberían mantener -en la medida de lo posible- su actividad generadora de trabajo, aunque más adelante tengamos que reconducir las propuestas.

3. Sin contar el tremendo drama humano que estamos viviendo, me entristece cuando pienso que el mundo que conocemos puede cambiar en todos aquellos aspectos que nos hacen convivir y disfrutar. Todo depende, como he comentado, de cuándo aparezca la vacuna. Hay muchas medidas que surgieron a raíz de los atentados del 11-S del año 2001 en Nueva York, como son los chequeos y registros en los aeropuertos, los accesos a los lugares públicos, a los que de una forma u otra nos hemos ido acostumbrado, perdiendo por el camino comodidades y ciertos modelos de comportamiento que teníamos muy interiorizados. Por otro lado, nos resultaban exagerados aquellos orientales que venían a España con una mascarilla puesta. Esto se va a volver muy común, y nos acostumbraremos, pero no cabe duda de que en el camino habremos perdido muchos comodidades y costumbres en nuestra forma de vivir a los que estamos habituados.

Independientemente de las medidas de seguridad de acceso a los edificios, y de futuras fórmulas ya puestas en marcha de trabajo a distancia, será necesario adecuar prácticamente todos los espacios de uso público: universidades, colegios, espacios deportivos y de ocio, espacios religiosos, etc., pero todo esto llevará mucho tiempo y quién sabe hacia dónde iremos. La historia nos está demostrando en directo que es muy difícil adivinar por dónde van a venir los problemas. Cuando se prohibió fumar en los restaurantes, muchos locales se llenaron de mamparas y lugares para fumadores, pero poco a poco se han ido retirando para dar paso a terrazas más amplias para fumadores, que a su vez se han ido cerrando… Las primeras soluciones casi nunca son las definitivas. Ahora estamos en el momento de paliar puntualmente un problema temporal del que poco sabemos.

En cuanto a los espacios exteriores, indudablemente será necesario redimensionar las aceras, los parques, etc., y replantearse los sistemas de desplazamiento. Los espacios públicos serán más anchos y espaciosos, las viviendas tendrán más terrazas. Probablemente, las ciudades se desarrollarán de una forma más amable, pero la vida entre los ciudadanos será más distante y eso es una gran pérdida.

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Carlos Rubio Carvajal ABC

Carlos Rubio Carvajal

Carlos Rubio Carvajal (Barcelona, 1950), director de la firma Rubio Arquitectura y afincado en Madrid, llevará a cabo la remodelación del Salón de Reinos, como nueva ampliación del Museo del Prado, junto con Norman Foster. Entre sus trabajos se hallan la Torre SyV en el conjunto Cuatro Torres Business Área de la Castellana en Madrid, las sedes de Indra en Alcobendas y Torrejón de Ardoz, una Torre en Isla de Chamartín, la remodelación del Ámbito del Mercado de la Cebada, la intervención paisajística Madrid Río y el Plan Parcial del ámbito Mahou-Vicente Calderón en Madrid.

1. Actualmente estamos todos teletrabajando desde nuestras casas sin mayores problemas y a pleno rendimiento. Hemos tenido un único caso, no grave, de coronavirus, que una vez recuperado ya se ha reincorporado al teletrabajo. Cuando empezó el periodo de confinamiento nos pusimos en contacto con nuestros clientes y en la mayoría de los casos nos manifestaron su firme intención de seguir adelante. Algunos proyectos se han aplazado, pero otros se han relanzado e incluso hemos recibido algún nuevo encargo.

La construcción se ha vuelto a poner en marcha y ya se están realizando nuevamente visitas de obra, tomando lógicamente las máximas garantías.

El proyecto del Salón de Reinos está entregado, pero supongo que no saldrá a licitación hasta que haya unos nuevos Presupuestos Generales del Estado. En todo caso ahora, el Museo de Prado está llevando a cabo unas obras previas necesarias para el desarrollo del proyecto.

   

2. Cuando superemos la crisis sanitaria nos vamos a encontrar con un gran número de parados y una gravísima crisis económica. Se habla de que la construcción puede ser un sector refugio y una parte importante de la solución. Sin embargo, está por ver que la demanda de viviendas se mantenga si no se ofrecen nuevos incentivos. Nosotros, en nuestra oficina no hemos aplicado ningún ERTE.

3. Estoy convencido de que va a haber una sociedad poscoronavirus y por lo tanto una arquitectura poscoronavirus, aunque ninguna de ellas será muy diferente a las que conocemos. En el terreno más específico de la arquitectura habrá que replantearse algunos diseños e introducir espacios para nuevas funciones. Las certificaciones existentes, así como el Código Técnico de la Edificación, deberán adaptarse a la nueva exigencia de garantías sanitarias de los espacios vivideros.

Habrá que repensar la vivienda incorporando la nueva función del teletrabajo, tanto en las áreas privativas como en los espacios comunitarios. Repensar la terraza como un espacio intermedio entre el exterior y el interior de la vivienda, un espacio que pueda configurarse abierto o cerrado según se requiera, algo así como un invernadero adosado a la vivienda.

Igualmente, los edificios residenciales deberán incorporar un mayor número de espacios colectivos para la comunidad, espacios compartidos para el trabajo informático (impresoras, escáner, wifi, coworking, etc.), para el deporte (gimnasio, piscina, spa, etc.), y para el ocio (reuniones, juegos, cocina, etc.). Las cubiertas de los edificios se ajardinarán cobrando un importante protagonismo en la vida de la comunidad.

En los edificios públicos se introducirán todo tipo de mecanismos tales como control de accesos, tornos y puertas con reconocimiento facial o mediante tarjeta, ascensores sin botonaduras, grifos e interruptores automáticos, etc., en fin, todo aquello que evite el contacto físico, tanto con los objetos como con las personas.

Serán los distintos establecimientos, ya sean aeropuertos, museos, cines, teatros, hoteles, restaurantes o bares como principales interesados, los que garantizarán la seguridad de sus clientes mediante el correspondiente certificado sanitario de haber seguido los pertinentes protocolos de higiene. Pues sólo cuando desaparezca el miedo se podrá recuperar la normalidad.

Pienso que el principal cambio en lo arquitectónico lo vamos a ver en el gran proyecto colectivo, que es la ciudad, y fundamentalmente en su espacio público. El llamado distanciamiento social requerirá más cantidad de espacio público, requisito que ya era demandado por la ciudad actual y que sólo se podrá conseguir sacando del centro de las ciudades los vehículos particulares estacionados, abusivamente, en la vía pública. Las calles deben ser para circular y sólo para circular. Circular de todas las maneras posibles, pero circular. Circular a pie, en bicicleta, en patinete, en transporte público, con vehículos de alquiler, vehículos privados o cualquier clase de vehículos. Si a los privados se les permite circular, pero se les impide estacionamientos de larga duración, la vía pública recuperará todo su potencial como principal espacio compartido de la ciudad. Tras el coronavirus llegará una nueva movilidad que nos traerá un renovado espacio público, más amable, sostenible, continuo e integrador.

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Enrique Sobejano y Fuensanta Nieto ABC

Nieto Sobejano Arquitectos (Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano)

Nieto Sobejano Arquitectos fue fundado en 1985 por Enrique Sobejano (Madrid, 1957) y Fuensanta Nieto (Madrid, 1957) y tiene oficinas en Madrid y en Berlín. Sus principales obras incluyen el Museo Madinat al Zahra, el Museo de Moritzburg, el Museo de San Telmo, el Palacio de Congresos de Zaragoza, la ampliación del Museo Joanneum en Graz y el Centro de Arte Contemporáneo en Córdoba.

1. En nuestro caso, tenemos la experiencia de un estudio con dos sedes en diferentes países: en España y en Alemania. Esto nos da una perspectiva comparativa, puesto que la situación es completamente distinta en ambos casos. En nuestro estudio de Berlín no se llegó a interrumpir en ningún momento la presencia física en la oficina (aunque parte del trabajo se ha llevado a cabo online), y todos los proyectos y obras han seguido a ritmo prácticamente normal, por ejemplo el Museo Arqueológico de Múnich, el Archivo de las Vanguardias de Dresde o el Museo Montblanc de Hamburgo.

En Madrid, por el contrario, hubo que cerrar el estudio, siguiendo las indicaciones gubernamentales, y hasta hoy en día el trabajo se está haciendo a distancia desde casa. El teletrabajo funciona en algunos aspectos bien, pero en otros no es así, ya que es muy necesaria la colaboración en equipo, con maquetas, pruebas de materiales, etc., por lo que la decisión genérica de no ir al estudio plantea muchos problemas.

Acerca de los proyectos que tenemos en marcha en el extranjero, en Alemania, Francia y China, todos ellos han seguido en marcha relativamente normal, aunque con algún retraso. No se puede decir lo mismo en España: algunos de los que estaban en marcha han continuado, si bien ralentizados, otros se han detenido, y los nuevos que iban a iniciarse han quedado de momento en espera. Por poner un ejemplo, la ampliación del Museo Sorolla en Madrid está totalmente parada debido a trámites administrativos interrumpidos.

2. En España, la crisis va a ser probablemente muy dura para los arquitectos. La estructura de los estudios es, en general, mucho más inestable que en otros países europeos y, sin duda, peligrarán muchos puestos de trabajo. Las medidas previstas en los ERTE lamentablemente no están pensadas teniendo en cuenta las condiciones específicas de los estudios de arquitectos, con lo que están siendo de muy difícil aplicación en estos casos. Ante la previsible caída de la actividad, será fundamental que las administraciones -municipal, autonómica y central- promuevan la inversión en obra pública, a todos los niveles: vivienda, programas sociales y culturales.

3. Decir que se trata del fin de una era arquitectónica y el comienzo de otra sería seguramente inocente y equivocado. Pero, sin duda, habrá cambios, puesto que la pandemia y las consecuencias del confinamiento han sido en cierto sentido la constatación de problemas puramente arquitectónicos que afectan a los límites entre el espacio privado y el espacio público. Se podría decir que las medidas tomadas son casi todas relativas al modo de ocupar el espacio -en colegios, edificios de oficinas, locales de ocio, etc.. Por tanto, todas ellas cuestiones arquitectónicas.

La crisis puede ser positiva en la medida en que acelera la solución a problemas que ya estaban latentes y eran conocidos pero que no se llegaban a afrontar. En el ámbito de la vivienda, el confinamiento en casa ha hecho consciente a la gente de la importancia fundamental que tiene la calidad del espacio interior que habitamos, la enorme influencia que tiene en el bienestar. No será la domótica y la digitalización lo que cambiará la forma de vida, sino precisamente la conciencia de atender a aspectos elementales: la luz y ventilación natural, las dimensiones apropiadas y la flexibilidad del espacio, el empleo de sistemas pasivos de energías renovables, el uso de materiales sostenibles.

En cuanto a la dimensión urbana de la arquitectura, será necesario ampliar notablemente los espacios de uso público en la ciudad, limitar la circulación de vehículos a motor, aumentar las áreas verdes. Todas ellas, medidas que tibiamente se estaban tomando y ahora se han de acelerar. En otras palabras, comprender que la calidad del espacio urbano contribuirá tanto a limitar futuras crisis sanitarias como a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Esta última resume la razón de ser de la arquitectura.

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Luis Vidal Maya Balanyá

Luis Vidal

luis vidal + arquitectos es un estudio internacional fundado en 2004 por Luis Vidal (Barcelona, 1969) y que ha abierto oficinas en España, Reino Unido, República Dominicana, Estados Unidos y Chile. Entre sus obras destaca la Terminal 2 del aeropuerto de Heathrow (Londres). En España ha firmado proyectos como el Aeropuerto de Zaragoza, el nuevo Hospital de Vigo, el edificio de oficinas de Castellana 77, el hospital de Can Misses, el Campus Palmas Altas en Sevilla.

1. Desde el primer momento, en luis vidal + arquitectos dimos prioridad a la seguridad de nuestros trabajadores, por lo que la mayoría del equipo empezó a teletrabajar cuando se cerraron los colegios, el 12 de marzo. A la semana siguiente ya estábamos todos en casa trabajando en remoto y muy organizados. Se organizó acceso a través de VPN a nuestros servidores, se habilitaron las licencias y se entregó a todo el mundo ordenadores, monitores, y las herramientas de comunicación necesarias para que el equipo, fuera cual fuera su campo de especialización y su ubicación (incluidas todas nuestras oficinas en LATAM y en EE.UU.), estuviera conectado y mantuviera vivo el sentimiento de pertenencia, incluso en la distancia. Hemos alimentado la potencia de nuestra creatividad colectiva.

Nuestros proyectos en fase de obra se han ralentizado en estas semanas, pero tenemos trabajos en LATAM que sabemos que en cuestión de semanas volverán a activarse, por ejemplo la obra de Matta Sur, un centro de salud en Santiago de Chile para más de 30.000 usuarios. Otros proyectos que tenemos en proceso de licitación de obra siguen su curso. Y la mayoría de los proyectos en fase de diseño también siguen adelante. Muchos concursos a los que nos estábamos presentando se han suspendido o su fecha ha sido aplazada.

2. En estos 16 años al frente de luis vidal + arquitectos me ha guiado la certeza de que nuestro mayor valor es el equipo, todo el talento que tenemos, y que también hay que cuidarlo en los momentos difíciles como en la actualidad. Pero sí, evidentemente todos, el sector entero, nos vamos a resentir. El Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España prevé que los encargos en construcción caerán un 55% este año debido a la Covid-19. Así que nos vamos a tener que reinventar, ser más creativos, innovadores, buscar nuevos mercados, y colaborar más entre nosotros y con otras industrias.

Estoy con muchas ganas de participar en todo lo que suponga una mejora de la ciudad, de nuestras ciudades. He diseñado aeropuertos como la Terminal 2 de Heathrow en Londres por la que pasan al año más de 20 millones de personas. La gestión de grandes flujos de personas es lo primero que tienes en cuenta cuando diseñas a gran escala. Las ciudades van a tener que adaptarse, así que, más que nunca, el arquitecto puede aportar valor a la sociedad.

3. El mundo ha sobrevivido al cólera, la peste, la gripe española... Y entonces estaban mucho peor preparados que nosotros. Ahora, más que nunca, las ciudades tendrán que competir, convivir, compartir y conectarse. Para ello, tendremos que modular nuestra respuesta, ya que nos enfrentamos a un proceso de cambio que va a ir marcado por tres tiempos: el actual, donde se nos ha privado a todos de nuestra libertad de movimiento, cargado de incertidumbre; el segundo tiempo, el momento en el que se encuentre una vacuna y, el tercer tiempo, una fase de olvido paulatino hasta que la mayoría crea que se ha vuelto a una nueva normalidad. Por tanto, las respuestas serán adaptadas a cada uno de estos tres momentos.

Un gran reto, y creo que puede convertirse en algo recurrente en el medio y largo plazo, es cómo la gestión de la incertidumbre y del miedo va a afectar a nuestra libertad de movimiento. Estamos ante un momento único para equilibrar correctamente la libertad y la seguridad. Y también para crear ciudades con menos desigualdades.

La clave está en la FLEXIBILIDAD de los diseños.

¿Será el fin de los rascacielos? No. En Tokio hay infinidad de rascacielos, una densidad tremenda, y el número de contagiados y muertos ha sido mucho menor que en otros países. ¿El fin de los aeropuertos? Tampoco. Nosotros ya hemos planteado cómo será el aeropuerto del futuro en proyectos como el Aeropuerto Internacional de Pittsburgh. La inteligencia artificial y el big data recogerán y «clasificarán» a los pasajeros antes de llegar al control de seguridad, que se podrá adelantar al proceso de facturación; habrá nuevos métodos de reconocimiento (ya que será imposible hacerlo como hasta ahora -con reconocimiento facial- debido al uso de las mascarillas) y se utilizarán nuevos materiales como el cobre, plata y dióxido de titanio, donde los virus apenas resisten. Seguiremos teniendo museos y exposiciones de gran afluencia, pero los aforos se modificarán y los accesos se controlarán más. La experiencia del usuario será todavía mejor.

Las viviendas también cambiarán. Primarán los espacios más flexibles, con más luz natural y ventilación natural cruzada; con más espacio, incluso utilizando mucho más las cubiertas. En luis vidal + arquitectos ya propusimos la casa 2d-4d para la corporación japonesa Sumitomo: una vivienda de espacios flexibles, móviles, que se adaptaban a las necesidades de cada momento.

El ser humano tiene una increíble capacidad para adaptarse. Y mientras haya hombres habrá ciudades. Los humanos siempre han tenido la necesidad de crear, viajar, explorar, descubrir y compartir, porque si algo hemos aprendido es lo mucho que nos enriquece el aspecto social de nuestras vidas. Como especie, está en nuestra naturaleza ser sociales. Y nuestro deber como arquitectos es hacer que ese viaje, esa exposición, esas experiencias sociales, sean seguras, únicas y memorables, en cualquier escenario y situación.

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Juan Herreros Maya Balanyá

Juan Herreros

estudioHerreros es un despacho de arquitectura, creado por Juan Herreros (San Lorenzo de El Escorial, Madrid, 1958) con oficinas en Madrid, Ciudad de México y Nueva York. Es la refundación de la oficina Herreros Arquitectos, que a su vez recogió la herencia de Ábalos&Herreros, fundada en 1985. Entre sus proyectos destacan el Centro de Eventos Ágora-Bogotá en Colombia, la Torre Banco Panamá en Panamá City, el proyecto Communication Hut en Gwangju (Corea del Sur) y el Plan estratégico Tacubaya en Ciudad de México. En otoño está previsto que se inaugure el Museo Munch de Oslo.

1. Todo el estudio estamos teletrabajando desde unos días antes del estado de alarma. Creo que nos hemos adaptado de una manera natural a la nueva situación y sus limitaciones. Seguramente, muchos hemos descubierto que ya somos más digitales y virtuales de lo que creemos. Pero lo más importante son las repercusiones colectivas del cambio porque nos han ayudado a descubrir algunas cosas de nosotros mismos que no teníamos debidamente calibradas. Me refiero a la fortaleza del grupo, a la sensación de pertenencia, a lo importante que está resultando tener una cultura de estudio llena de guiños y códigos privados que hace que todos nos entendamos a la primera en tantas conversaciones superpuestas que estamos atendiendo permanentemente.

Tanto en España como en el extranjero, algunos proyectos se han interrumpido, pero sus promotores ya están haciendo planes para retomarlos. Otros son el espejo de la crisis económica que viene y posiblemente sean reconfigurados totalmente antes de arrancar de nuevo.

Las obras han permanecido cerradas unas semanas, pero ya se están reactivando, aunque las necesarias medidas de seguridad las hacen más lentas y laboriosas.

2. El sector de los estudios de arquitectura está sufriendo muchísimo. Los clientes están esperando cambios que tardarán mucho en llegar antes de animarse con nuevas inversiones; los concursos están parados; los jóvenes, que ya arrastraban la precariedad nunca superada de la crisis del 2008, sufrirán grandes dificultades para sacar adelante sus proyectos.

3. Los arquitectos y arquitectas tienen mucho que decir y hacer en el mundo que quedará después del Covid-19, solo necesitan que las administraciones confíen en ellos y les apoyen con encargos y con alianzas público-privadas. Los concursos deberán fomentar las alianzas entre estudios grandes y pequeños, veteranos y jóvenes. El talento que se está perdiendo y la cantidad de arquitectura que no se va a hacer dejará una brecha de calidad en nuestras ciudades.

Los ideales de calidad que los arquitectos llevan décadas reclamando encontrarán por fin su oportunidad en los tres niveles: urbano, edificio y espacio doméstico. Las ciudades incorporarán más naturaleza, sistemas más blandos de movilidad, darán más importancia al plano del suelo y por fin se entenderá que la polución es enemiga de la salud y de la calidad de vida. Los edificios deberán ofrecer una flexibilidad que les permita cambiar de uso; el aire acondicionado como forma suprema de climatización debería ser puesto en crisis; los usos colectivos de los edificios residenciales serán indicadores de calidad e incluirán un lugar para trabajar vecinos de todas las edades; aparecerán comunidades motivadas por inquietudes compartidas; los huertos en las azoteas y los aparcamientos de bicicletas y motos eléctricas estarán a la orden del día. En la vivienda, los usuarios valorarán más una terraza abierta como un fragmento de naturaleza en el hogar en la que disfrutar del sol, la brisa y las plantas, que una cerrada para ganar unos pocos metros del salón; también valorarán disponer de espacios de trabajo y de una intimidad necesaria.

La crisis del Covid-19 es fundamentalmente medioambiental. Si no detenemos el deterioro del planeta radicalmente los fenómenos críticos se sucederán cada día con más frecuencia y las consecuencias serán impredecibles. En pocos meses se ha hecho evidente que venimos habiendo las cosas muy mal desde hace tiempo. Es el momento de asumirlo y tomar decisiones radicales que, por otro lado, serán generadoras de felicidad y calidad de vida a escala planetaria.

Espero que las administraciones cuenten con los arquitectos y las profesiones especializadas para diseñar el futuro. Hay muchas normativas que establecer totalmente nuevas y otras que cambiar sin nostalgias inútiles. Hay mensajes inequívocos que enviar a la sociedad. Este es un proyecto colectivo que necesita de la implicación de todos.

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Antonio Ortiz Juan José Úbeda

Antonio Ortiz

Cruz y Ortiz Arquitectos fue fundado en 1974 por Antonio Cruz (Sevilla, 1948) y Antonio Ortiz (Sevilla, 1947). Tiene su sede principal en Sevilla. Desde 2002 cuenta con oficina estable en Ámsterdam. También tiene estudios asociados en Lugano y Madrid. Entre sus principales proyectos se hallan el estadio de fútbol Wanda Metropolitano para el Atlético de Madrid, la remodelación y ampliación del Rijksmuseum en Ámsterdam, el Campus Universitario y la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada y el edificio de Consejerías de la Junta de Andalucía.

1. Nuestros estudios están cerrados desde el inicio del confinamiento, que fue casi coincidente en España y en Holanda. Sin embargo, seguimos trabajando a distancia, con alguna dificultad inicial pero, una vez dispuesto todo lo necesario, ya lo hacemos con facilidad. Los proyectos siguen en marcha tanto en España como en Holanda o en Suiza, donde estamos trabajando ahora. En nuestro estudio no hemos aplicado un ERTE y esperamos ser capaces de soportar la ralentización manteniendo nuestros equipos. Todo dependerá de su duración.

2. Me pregunta por el futuro y voy a centrarme en nuestro campo: cambiarán algunas cosas; las oficinas, que tendían a ser espacios muy unitarios y flexibles, ya no lo serán tanto y van a cambiar las residencias de mayores y, claro, cambiarán ciertos aspectos del diseño de hospitales. Serán preguntas que van a estar presentes en el trabajo de los arquitectos durante los próximos años. Pero no creo que sea de esperar un cambio radical de paradigma: la tendencia a la concentración de la población en las ciudades no va a cambiar y se seguirán construyendo estadios.

3. Van a cambiar los hábitos de trabajo en muchas actividades: el trabajo a distancia es una tendencia que se va a intensificar, se celebrarán muchas más videoconferencias y se reducirán los viajes de trabajo, lo que supondrá un gran ahorro de tiempo y dinero. Por otra parte, las reacciones serán las propias de una crisis económica muy intensa: todos intentaremos simplificar procesos, lo que puede ser un hándicap para nosotros ya que buena parte de nuestra actividad está fuera de España y en estas circunstancias se tiende a trabajar con arquitectos locales.

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De izquierda a derecha, Ramon Vilalta, Carme Pigem y Rafael Aranda Inés Baucells

RCR Arquitectes (Ramon Vilalta, Carme Pigem y Rafael Aranda)

RCR Arquitectes es un taller creativo de arquitectura nacido en 1988 en Olot de la mano de Rafael Aranda (Olot, Gerona, 1961), Carme Pigem (Olot, Gerona, 1962) y Ramon Vilalta (Vic, Barcelona, 1960). En 2017 fueron galardonados con el premio Pritzker, considerado el Nobel de la Arquitectura. Entre sus principales proyectos, el restaurante Les Cols, el Teatro la Llira, la Biblioteca Joan Oliver, Casa Entremuros, el Museo Soulages (Rodez, Francia) y la Waalse Krook Mediatheque (Gante, Bélgica).

1. Hemos estado en situación de teletrabajo y preparando la vuelta al estudio para esta semana. Es genial la posibilidad del teletrabajo, pero no es comparable al contacto humano y a la reunión física. La arquitectura, que se basa en materializar espacios, tiene esta componente matérica y por tanto táctil-sensorial que no se puede reemplazar por la fotografía o el vídeo. Siempre hemos hablado sobre cuánto hay que vivir la arquitectura, experimentarla. Y ahora, más que nunca, hemos comprobado cuan imprescindible es el contacto personal con todos los que conformamos nuestro estudio. Dar o recibir contenido puede ser por pantalla, pero el compartir es imposible.

La arquitectura es un arte de largo recorrido. Por lo que esta crisis entra en distintos momentos del recorrido de cada uno de los proyectos, y en consecuencia los afecta a cada uno de manera distinta. Las obras en su fase final siguen al máximo ritmo que pueden para poder acabar. Las obras por empezar toman su tiempo. Los proyectos en fases de ejecutivo van sin prisa. Los proyectos en fases iniciales reducen sus superficies. No se trata de sí o no, más bien de quizás.

2. La arquitectura se adapta mal a las soluciones que plantea la administración. Nuestro sector no siempre encaja con las medidas generales. Porque nuestros tiempos suelen ser otros, nunca cortos ni de facturación diaria, sino siempre largos, de reserva y planificación. La crisis seguramente nos está afectando menos hoy que dentro de un año. Y hay que prepararse y prever. De esto la administración sabe poco porque se plantea las necesidades de hoy o de ayer. No a día de mañana. Las ayudas de la administración no solamente deberían dirigirse a los profesionales arquitectos en particular, sino que también a la política general de arquitectura y urbanismo (en cuanto a actuaciones, directrices y calidad de estas mismas) y con ella la valoración de la profesión y de la capacidad que ésta tiene en la mejora del bienestar y la salud de las personas.

3. El mundo está en un proceso continuo de cambio sólo que ahora estamos en un momento de cambio acelerado. El momento de expansión y crecimiento sin límites se ha acabado. Y el Covid-19 nos ha mostrado el tamaño real del planeta y su fragilidad. Y se manifiesta una crisis de valores muy notable. La arquitectura es siempre el reflejo de su tiempo. Por lo cual la arquitectura cambiará su ética. Deberá contribuir a establecer una mayor simbiosis entre naturaleza y actividad económica. Y a equilibrar la balanza entre los espacios públicos y los privados. El confinamiento nos ha impuesto volver a entrar en nuestros hogares y en nuestras relaciones familiares más íntimas con nosotros mismos, la pareja, los hijos… y desde aquí relacionarnos, sin desplazamientos. El confinamiento ha posicionado el hogar, la arquitectura del hogar, en servicio esencial. Sabemos que los espacios en los que vivimos nos afectan en todos los sentidos. Y ahora hemos aprendido mucho y aceleradamente de nuestra relación con nuestros espacios interiores, de sus valores y deficiencias, y del gran valor de sus necesarias relaciones con los espacios exteriores. De su capacidad de adaptación a distintos usos y a su hibridación. Y de sus gradientes de intimidad-socialización.

Toda esta conciencia que se ha adquirido a través de esta experiencia es la que debe aupar la arquitectura como un servicio esencial, que nos acerque a la naturaleza y mantenga el aspecto económico-financiero que la acompaña en su justo y preciso equilibrio.

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