El «Cristo Crucificado» de Tiziano cayó bocabajo sobre una valiosa cajonera del siglo XVI

Así se desplomó el lienzo, encargado por Felipe II al pintor veneciano, en la sacristía del Monasterio de El Escorial, provocando un desgarro de unos 90 centímetros de ancho

Detalle de «Cristo Crucificado», de Tiziano, cuando estuvo expuesto en las salas del Thyssen el año pasado EFE
Jesús García Calero

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La caída y posterior rotura de una obra maestra de Tiziano en el Monasterio de El Escorial hizo ayer saltar todas las alarmas. El cuadro «Cristo Crucificado» , una pintura de la etapa final de Tiziano que puede verse habitualmente en la sacristía del Palacio de Felipe II , se derrumbó tras perder la sujeción a la pared. Un escueto comunicado de Patrimonio Nacional, que custodia las obras de arte en los palacios y monasterios de propiedad pública, informó escuetamente de que el óleo sobre lienzo de 242 por 137 centímetros «se desprendió de la pared, provocando un desgarro horizontal considerable del soporte de tela, que ha afectado a la parte inferior del cuadro».

El presidente de Patrimonio Nacional, Alfredo Pérez de Armiñán , reconocía ayer a ABC que el roto puede tener unos 90 centímetros de ancho (más de la mitad de la medida total). «Tengo un enorme disgusto –confesaba– porque, aunque un accidente puede ocurrir, tenemos que tomar medidas». El accidente debió ocurrir durante la noche del martes, pues se descubrió ayer por la mañana.

Falló el yeso del muro

¿Cómo pudo ocurrir? Según los primeros análisis fue el yeso del muro lo que falló. Ese material en el que están los anclajes del cuadro había sufrido un deterioro que nadie había percibido. «El cuadro lleva colgado desde hace un año allí, cuando volvió de la exposición del Museo Thyssen “El Renacimiento en Venecia” y no se había detectado problema ninguno –explica a ABC Pérez de Armiñán–. El enorme lienzo tiene dos anclajes en la parte superior , con tacos clavados en el yeso sobre la cornisa de granito de la sacristía, a los que se suman otros dos anclajes en la parte inferior del cuadro», continúa. Los que fallaron fueron los de arriba.

«El cuadro se desplomó girando sobre los anclajes inferiores y cayendo bocabajo sobre un enorme mueble, la cajonera de Juan de Herrera , que recorre la pared». El costalazo hizo que la obra quedase invertida, pero no llegó al suelo, sino que la torsión producida en el giro rompió el lienzo casi de parte a parte por debajo de los pies de Cristo. «La parte dañada está debajo de los pies y no afecta a la figura de Cristo, sino al madero y la parte baja del cielo. La única nota positiva es que creemos que casi no hay pérdida de capa pictórica y podrá restaurarse perfectamente. Además ese cielo no es del pincel del propio Tiziano, que ya era muy mayor, según señalan los expertos, sino de su taller», añade Pérez de Armiñán, consciente de lo pobre de ese consuelo, pero lo cierto es que podría haber sido peor. El cuadro fue embalado allí mismo, en la sacristía y trasladado de urgencia a los talleres de restauración que Patrimonio tiene en el Palacio Real. No hay datos de cuánto podrá durar la restauración, ni se han facilitado imágenes de los daños.

No cayó al suelo

Afirman los responsables que no llegó al suelo, quedó volcado sobre el citado mueble, que tiene enormes dimensiones porque es el lugar en el que se guardan casullas y otros objetos de culto.

El «Cristo Crucificado» de Tiziano tan solo ha salido cuatro veces de su sede habitual en la sacristía del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. La primera fue en octubre de 2007, como parte de una exposición centrada en el Tiziano tardío que organizó el Kunsthistorisches Museum de Viena . En 2008 la muestra tuvo una segunda sede en la Galería de la Academia de Venecia. Antes de partir a la capital austriaca, la obra fue restaurada por Patrimonio Nacional, por última vez hasta la fecha. Su segunda salida tuvo lugar en 2013, en esta ocasión para una monográfica del pintor veneciano en las Galerías del Quirinale de Roma . El tercer viaje fue mucho más cerca, al Palacio Real de Madrid concretamente, donde formó parte de la muestra «De El Bosco a Tiziano. Arte y maravilla en El Escorial», comisariada por Fernando Checa, que exhibía 155 piezas que Felipe II atesoraba en el Monasterio de El Escorial. En una sala se reunían ocho de las mejores pinturas tardías de Tiziano, entre ellas el «Cristo Crucificado». Fernando Checa volvió a incluir el lienzo en una cuarta muestra, «El Renacimiento en Venecia. Triunfo de la belleza y destrucción de la pintura», de la que fue también comisario, esta vez en el Museo Thyssen . El emotivo Tiziano, paradigma de la destrucción de la pintura a través del color, ocupaba, en solitario, la última sala de la exposición, celebrada el año pasado.

Un accidente desgraciado

Fernando Checa , exdirector del Prado, es, pues, uno de los especialistas que mejor conoce el cuadro, junto con Carmen García-Frías Checa , conservadora de Patrimonio Nacional. Fernando Checa, que supo ayer la noticia por ABC, se mostrada muy extrañado por lo ocurrido: «No es nada habitual, es muy raro. Los cuadros grandes y pesados como éste se cuelgan con dos anclajes con ganchos. Seguramente es un accidente desgraciado, pero no una negligencia ». Recuerda que el lienzo fue pintado por Tiziano para Felipe II hacia 1565, pero hay escasa documentación sobre él. Se sabe que el Rey lo llevó directamente al Monasterio de El Escorial. «Es una de las obras más importantes de su última etapa, cuando Tiziano buscaba el dramatismo con manchas y borrones. Casi no terminaba sus obras. Es uno de los mejores ejemplos». Miguel Falomir , director del Prado y gran especialista en Tiziano (está preparando el catálogo razonado de las obras del pintor de la colección del museo), no quiso hacer declaraciones sobre lo sucedido.

La última restauración del cuadro ha mostrado, según el estudio técnico, «una pintura de técnica más avanzada de lo que se suponía y de muy dramática concepción ». Se dató entonces hacia 1565, una década después de lo que se creía. Las dudas sobre la fecha de ejecución surgieron al no estar citado de manera expresa en la correspondencia regia. Sí lo estaba en la crónica del Padre Sigüenza. Las radiografías desvelaron que «el paisaje fue muy modificado en el taller de Tiziano, al que debe ser atribuido». Curiosamente, la cabeza de Cristo está inclinada al lado contrario de lo que es iconográficamente habitual.

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