«Caballos de carreras en un paisaje» (1894), de Degas
«Caballos de carreras en un paisaje» (1894), de Degas - COLECCIÓN CARMEN THYSSEN

Carmen Thyssen: «No quiero tener otra vez en mi barco a la Guardia Civil»

La baronesa, que el próximo día 16 abrirá museo en Andorra, confirma que venderá una obra de Degas de su colección: «Caballos de carreras en un paisaje». De momento, se queda con «Mata Mua», de Gauguin

Dice que el préstamo de sus obras al Estado español podría ser a largo plazo, «por 15 ó 20 años», pero reclama no pedir permiso al Patronato de la Fundación Thyssen para que sus obras salgan del museo

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A punto de marcharse a Andorra, donde el día 16 inaugurará un nuevo museo con su nombre, y en medio de las negociaciones con el Ministerio de Cultura sobre el futuro de su colección, Carmen Thyssen almorzó ayer en Madrid con tres diarios nacionales, entre ellos ABC, y el director artístico del Museo Thyssen, Guillermo Solana, con quien ha hecho las paces tras un desencuentro. De momento se ha parado la venta del «Mata Mua», de Gauguin. Es posible que no le hayan ofrecido lo que pide por él y haya preferido reservarlo para mejor ocasión. ¿Si la jequesa de Qatar le ofreciera los 300 millones que pagó por un Gauguin del mismo año se lo pensaría? «Pues depende de si hubiera solucionado mi vida.

Pago 500.000 euros al año de impuestos en España por mi patrimonio –tiene casas en Madrid, Marbella, Sant Feliú...; un barco, el «Mata Mua»–, pago a abogados muy caros y tengo mi colección prestada de forma gratuita».

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¿Va a vender el «Mata Mua»? «No lo vendo. No lo quiero vender». ¿No lo vende o no lo quiere vender? «No lo vendo». ¿Y de dónde saldrá el cash que necesita? «Venderé otro cuadro». Será un pastel de Edgar Degas: «Caballos de carreras en un paisaje» (1894). «Es uno de los cuadros más bonitos y que más quiero, pero prefiero sacrificarlo antes que el “Mata Mua”. Este cuadro me ha buscado y no me suelta». ¿Cuándo y cómo lo venderá? «Tengo libertad para hacerlo mañana mismo si quiero. Posiblemente, lo haré en subasta». ¿Cuál sería su precio? ¿Más o menos que el Constable? «Anda por ahí», dice. «La esclusa», de Constable, se vendió en por 27,9 millones de euros. ¿Tiene ya comprador para el Degas? «Tengo ofertas de fuera de España». Es de suponer que, si se llega a un acuerdo antes del 30 de abril con el Ministerio de Cultura, saldrían de la lista de préstamos obras importantes de su colección: junto al Gauguin y el Degas citados, «El puente de Charing Cross», de Monet.

En busca de un alquiler de sus obras

La baronesa Thyssen se arrepiente de haber dejado pasar el alquiler de su colección que le ofreció la entonces ministra de Cultura Ángeles González-Sinde. Con Carmen Calvo incluso se barajó la compra. «Mi situación ideal sería recibir un alquiler o fee, que es más fino. Así no tendría que vender obras». Pero, ¿por qué renunció en su día? «Es inútil hablar ya de ello. Me hubiera solucionado muchas cosas. Debía haber empezado por ese camino. Y ya que aquí no me lo dan, lo obtendré fuera. ¿Qué están haciendo el Guggenheim y el Louvre en Abu Dabi? Cobrando una fortuna». «Yo le propuese llevar 50 obras de su colección a Venecia, pero la baronesa se echó atrás en el último momento –recuerda Guillermo Solana–. Como dice que yo no quiero mover su colección...» «Como dice que mi colección no es tan importante como la de mi marido...», le responde. La cosa deriva en Pimpinela versión museística.

«Lo retiro. Yo amo la colección de Tita, he sido el que más ha escrito sobre ella. Y por supuesto es una continuidad de la colección del barón. La negociación última ha llegado tan lejos que hemos dicho cosas que no queríamos decir. Dime a qué museos americanos quieres que llevemos tu colección. Me comprometo a convencer al Patronato». Ahí reside uno de los asuntos más espinosos. «El préstamo de obras cabe en el marco del actual acuerdo –dice Solana–, pero se quiere tener más garantías: que conste por escrito que no habrá obstáculos en el Patronato, que no pueda bloquear la salida de obras».

¿Por cuántos años renovará el depósito si finalmente hay acuerdo? Sorprende la respuesta de la baronesa: «Depende. Podría ser por 15 ó 20 años». Hasta ahora lo máximo que se había barajado era tres años. Fue en septiembre de 2016, cuando estuvo a punto de firmarse un acuerdo estable. ¿Por qué no se firmó? «Tita se vino abajo por una notificación de Hacienda», dice Solana. «Se fastidió por quitarme libertad de movimiento con mis obras de arte –añade la baronesa–. Quiero hacer exposiciones fuera sin tener que pedir permiso a los señores patronos, que son encantadores todos».

«Bermuda no es un paraíso fiscal»

Tiene su colección (valorada hace dos años por Christie’s y Sotheby’s en mil millones de euros) a nombre de varias sociedades con sede en Bermuda: «No es un paraíso fiscal, sino un país donde hay empresas de negocios importantes de todo el mundo. Lo controlan todo, no hay nada sucio».

Carmen Thyssen pide que se respete el acuerdo que firmó con Mariano Rajoy, siendo éste ministro de Cultura, en 1999: «Nunca se invalidó». En él se permitía que, pese a tener la residencia fiscal en Andorra, pasase más de 6 meses en España. «Vengo a trabajar, no a divertirme. Que se me cuenten los días... Eso no. Quiero un poco de respeto, señores. No quiero tener otra vez a la Guardia Civil en mi barco». Es lo que ocurrió el 30 de julio de 2014. Se presentaron en el «Mata Mua», atracado en Ibiza. ¿Por qué fue? «Porque dicen que pasaba más días al año en España de lo que me corresponde». ¿Cómo se llevan Rajoy y usted? «Hay una buena amistad. Nos damos un abrazo cuando nos vemos».

Defiende la baronesa que su sobrino Guillermo sea el director de su museo en Andorra («no hay nadie allí tan preparado como él para este puesto»), se plantea alquilar alguna de sus casas, como la de Marbella («Villa Favorita tenía deudas. Yo las asumí y mi marido no se enteró»), será la comisaria de una exposición en el Thyssen en otoño con fotografías de su propiedad sobre la historia del museo... ¿Por qué retiró su hijo Borjain extremis el Goya de una subasta en Londres? Dicen las malas lenguas que no había ofertas que cubrieran el precio mínimo. «Borja ha mamado el coleccionismo desde que tenía un año. Le supo mal venderlo. Se lo regaló su padre en su bautizo», advierte Carmen Thyssen.

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