Bernard Ruiz-Picasso: «Picasso es la primera división de la evolución humana y artística de la sociedad»

El nieto del artista, presidente del Patronato del Museo Picasso de Málaga, habla de sus recuerdos y del futuro de la institución en el quince aniversario de su creación

Bernard Ruiz-Picasso, fotografiado en el Museo Picasso de Málaga FRANCIS SILVA

J. J. MADUEÑO

Bernard Ruiz-Picasso (Bayona, 1959) es escritor, poeta y presidente del Consejo Ejecutivo del Patronato del Museo Picasso de Málaga , al que junto con su madre aportó los fondos artísticos para hacerlo realidad. Es nieto de Pablo Picasso , primer hijo del vástago del pintor Paul Ruiz-Picasso. Un estudioso de la obra de su abuelo, que decidió compartir con el mundo hace ahora 15 años. En el aniversario del Museo Picasso de Málaga habla de sus recuerdos y del futuro de la institución.

¿Es difícil ser nieto de un genio?

No, al revés. Nos ha permitido una vida fantástica y trabajar en este mundo. Picasso nos dejó demasiado para vivir y teníamos que compartirlo. Por eso decidimos crear el Museo Picasso de Málaga. Es importante seguir enseñando a Picasso, porque el arte es ahora más necesario que nunca.

¿Qué balance hace de estos 15 años?

No solo está bien ubicado en la vida social y cultural, sino que ha permitido promover la obra de Picasso y exposiciones temporales con mucho éxito. Se ha llegado a cambiar la ciudad con buenas sinergias con otras instituciones. Al final, se ha convertido a Málaga en una ciudad de la cultura.

¿Esa ciudad cultural habría sido posible sin el Museo Picasso?

Permitió iniciar un proceso de recuperación cultural de la ciudad, que se había perdido en el siglo XX. Había que rescatar lo que parecía lógico. Por eso, se inició en el 2003 con la constitución de esta intuición y este museo. Luego, se pusieron las herramientas en marcha para la Málaga que conocemos.

¿Cuáles son los anhelos del museo para el futuro?

El sueño es mejorar su potencia y contenido intelectual. Hemos iniciado un departamento de investigación con la Universidad de Málaga. El sueño es que no solo sea de referencia por las obras que se pueden ver, sino transformarlo en un lugar de conocimiento y estudios sobre Picasso. Eso permitirá un espacio de diálogo y divulgación de la obra de mi abuelo. Es un museo joven que merece ser apoyado y al que hay que dar el impulso necesario para que sea una institución sólida.

¿Y qué me dice de su ampliación?

No hablamos de ampliar el museo. Sus dimensiones no van a mejorar su calidad. Tenemos una institución bastante grande, con muchas actividades y con todas las problemáticas de los museos. Hay que mejorar los acuerdos con los coleccionistas y el trabajo del día a día. Nunca el Museo Picasso de Málaga tuvo como objetivo transformase en el Louvre o el Prado. Tenemos una medida perfecta en una ciudad maravillosa. Málaga no es Nueva York ni Barcelona. Cada lugar tiene un objetivo y en su ubicación representa lo que merece la cultura esta ciudad.

¿Cuánto peso tienen las cifras de visitantes a la hora de tomar decisiones en el Patronato?

Competir está muy bien. El arte es parte del mundo, pero la voluntad es educar y fomentar la cultura en la sociedad. No es un negocio donde los beneficios son lo más importante. Debemos saber qué somos. Nosotros nos preguntamos cómo debe ser un museo en siglo XXI. La preocupación es imaginar cómo vamos a ofrecer acceso al arte dentro de un mundo cambiante y con tanta tecnología. La forma de visitar un museo ha cambiado mucho en los últimos veinte años, y lo seguirá haciendo.

En ese afán divulgador, acogen un congreso internacional sobre Picasso.

Es importante, porque facilita a los profesionales compartir ideas sobre Picasso. Es una voluntad de reunirnos para pensar sobre Picasso, un momento para que los especialistas hablen.

Picasso ha sido fuente de inspiración para muchos artistas. ¿Acabará algún día ese efecto?

Picasso forma parte de la historia del arte como uno de los más representativos. Se le compara con Leonardo o Miguel Ángel. Es la primera división de la evolución humana y artística de la sociedad. Ese efecto continuará, porque nos deja la interpretación de la sociedad en su manera de pintar. Es una trasmisión a otras generaciones. Los jóvenes sacarán siempre cosas de su obra. Vivo en el arte contemporáneo y veo que los artistas tienen una obsesión positiva por el ideario de Picasso y por todo lo que se puede hacer con su obra.

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