Sexo, mentiras y espionaje: la modelo que tumbó un gobierno británico y buscó refugio en Benidorm

Christine Keeler provocó la dimisión de John Profumo, ministro de Defensa británico, del que fue amante. Mantenía al mismo tiempo una relación sentimental con un agregado militar de la Embajada soviética en Londres. Acabó en la cárcel

Lewis Morley/Sloane
Pedro García Cuartango

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Christine Keeler murió en 2017 de una enfermedad pulmonar en Hampshire (Inglaterra). Tenía 75 años y muchos de sus compatriotas no sabían quién era esta mujer que provocó la dimisión de John Profumo, ministro de Defensa, y aceleró el final del Gobierno presidido por el conservador Harold Macmillan, que tuvo que renunciar al cargo meses después de estallar el escándalo que generó numerosas portadas en la prensa británica.

Keeler era una modelo y actriz de cabaret que convivía con un oscuro hombre de negocios llamado Stephen Ward. Éste había alquilado una mansión rural para pasar el verano cuando John Profumo la vio bañarse desnuda en la piscina de la casa. Fue el comienzo de una relación que duró casi un año y que provocaría la caída del ministro y una crisis política de gran magnitud .

Profumo, que estaba casado , se veía habitualmente con Keeler, que tenía solamente 19 años , casi 30 menos que él . Pero ignoraba que su amante mantenía una relación paralela con Yevgeni Ivanov, agregado naval de la Embajada soviética en Londres y vinculado al KGB.

Se desconoce la información que Christine Keeler pudo pasar a Ivanov, que estaba muy interesado en la estrategia militar del Gobierno de Macmillan y también quería saber si la OTAN pensaba retirar sus misiles de medio alcance en Alemania Federal.

El triángulo sentimental formado por Keeler, Profumo e Ivanov fue detectado por el MI5 , el servicio de contraespionaje, que informó al primer ministro. Profumo fue amonestado y se le exigió romper de inmediato con su amante.

En marzo de 1963, los medios de comunicación se hicieron eco del affaire y Profumo tuvo que comparecer en el Parlamento. Negó cualquier relación impropia , pero muy pocos le creyeron. Tres meses después, presentó su dimisión .

El caso no acabó con la defenestración de Profumo porque luego vinieron varios pleitos en los que se vieron involucrados otros dos amantes de Christine , que sacaron a relucir sus trapos sucios. Tuvo que sentarse en el banquillo y fue condenada a nueve meses de cárcel por perjurio, de los que cumplió seis.

Antes de ello, Christine había posado desnuda, sentada en una silla , para una revista británica que le pagó 21.000 libras, lo que agudizó el descrédito de Profumo, que tuvo que abandonar la política.

En España

En 1964, tras abandonar la cárcel, huyó de Gran Bretaña y se refugió en Altea y en Benidorm , donde vivió en una cabaña de pescadores al no poder pagarse un hotel. Un reportaje de Blanco y Negro describía su situación : «Camastros, platos sucios, una baraja en la que había escrito su nombre. Todo ello muy lejos de sus lujosas residencias».

Keeler volvió a su país al año siguiente y se casó dos veces . Ninguno de sus matrimonios duró mucho, pero tuvo dos hijos . Ambos se distanciaron de ella y no quisieron saber nada de su madre hasta poco antes de su muerte. «Mis hijos no deseaban que su nombre pudiera asociarse a una puta », dijo ella.

No se puede entender su biografía sin conocer una infancia desgraciada, en la que tuvo que vivir en un vagón de tren , abandonada por su padre. Su padrastro abusó sexualmente de ella , se marchó a Londres a los 15 años para trabajar en una tienda de ropa en el Soho y se quedó embarazada a los 17 años. Su vida fue sencillamente un calvario.

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