La rendija

«La obra de ficción de Chicho tiene para mí el aroma de lo clandestino»

Rodrigo Cortés

Rodrigo Cortés

Esta funcionalidad es sólo para registrados

No vi Historias para no dormir cuando tocaba, podría inventar recuerdos (a menudo lo hago sin querer), pero nací en el 73 y no es cosa de trastear con la física. Recuerdo, por tanto, el Un, dos, tres , con sus campanas y sus decorados, con sus parejas de Coslada, sus apartamentos en Torrevieja y sus tarjetitas, que podía ver en familia. La obra de ficción de Chicho tiene para mí, en cambio, el aroma de lo clandestino : la escuché mucho antes de verla, aguzando los sentidos desde la cama, y la entreví luego asomado a la puerta del salón, como un cazador furtivo, mientras mis padres contemplaban los mismos horrores que a mí me vedaban. Recuerdo, pues, sensaciones, y no imágenes, las imágenes las generaba yo cuando sonaban los pasos de la careta o al intuir a través de mi rendija el sello de los rombos prohibidos , promesa de mil condenas, o por las crónicas de los niños cimarrones en el recreo.

Con el tiempo recuperé aquel blanco y negro, que a veces se mezclaba en la memoria con retazos del Hitchcock televisivo (lo que sospecho que a Chicho no le habría molestado) , así que el ataúd de La última fuga —que en realidad dirigió William Witney— era para mí el de La promesa , y al revés, ¿no es «Chicho» transliteración apenas velada de «Hitchcock»? Hasta que llegó La residencia , rodada con elegancia y un punto de perversión, cine verdadero, alejado de las penurias de la tele . Y de sus restricciones. Y el salto cuántico de Quién puede matar a un niño, parábola cruel, destello hiriente, que inventores de inquietudes de todo el mundo copiamos cuando podemos , pues no dejarse tocar por ella es una oportunidad perdida.

Aquella puerta chirriante que lo empezó todo en el 65 era, creo yo, la misma a la que me asomaba yo, a la que nos asomamos tantos. Decía Chicho que se había equivocado, que tuvo la oportunidad de irse a trabajar a Estados Unidos , y no a Argentina. Que debió hacerlo. Que habría hecho carrera allí. Que le habría ido mejor. Y tal vez tenga razón. Pero se equivocó, por fortuna.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación