Pérez-Reverte y la historia de la niña cuyo colegio no quería que aprendiera mitología griega

El popular escritor narra esta historia «de resistencia y de gloria» en Argentina

Arturo Pérez-Reverte Ernesto Agudo

ABC

Arturo Pérez-Reverte ha podido ponerse en contacto con el padre de «la niña que ama a Aquiles» para poder contar esta historia con el testimonio de primera mano. Una historia, en sus palabras, «de resistencia y de gloria, de gente que no se rinde».

Esta niña «tiene casi cinco años y la llamaremos Helena. Con hache. Sus padres son muy aficionados a la historia antigua de Grecia, y la niña ha crecido familiarizada con los mitos clásicos . Por supuesto, se trata de una criatura normal: juega con otros niños, ve dibujos animados en la tele y cosas así. Lo que pasa es que, además, sus padres le leen cuentos mitológicos y homéricos antes de dormir, ve fotos de paisajes helénicos, conoce palabras del griego antiguo y los nombres de los dioses del Olimpo, y está familiarizada con los héroes de la guerra de Troya, Teseo y el Minotauro, los trabajos de Hércules, Ulises, los Argonautas y todo el formidable repertorio, fascinante para un niño, que ofrece la cultura clásica».

Este es el inicio que desencadena la historia real que cuenta el popular escritor, que aunque se desarrolla en Argentina «podría ocurrir en cualquier sitio. Especialmente –y por eso me detengo en ello– también en España». Porque según Reverte, «en estos tiempos grises en que cualquier independencia intelectual es aplastada desde la escuela, cuando lo que se busca es igualar a todos los críos en la mediocridad penalizando la brillantez y la inteligencia, la de la niña que ama a Aquiles me parece una historia ejemplar».

Resulta que esta niña argentina, Helena, tuvo un problema en el colegio «cuando los niños empezaron las clases de inglés con números y nombres de animales. A Helena no se le daba bien contar en inglés, pero conocía los números del uno al siete en griego clásico». Y el asunto de complicó en la clase de expresión, «cuando al preguntar a los niños qué dibujo animado les gustaba más o qué personaje de Marvel era su favorito, Helena dijo que su héroe preferido era Aquiles. "¿Un personaje de dibujos que no conozco?" , preguntó la maestra. "No, señora –respondió Helena–. Aquiles, el que luchó en Troya"».

La historia todavía empeora más con la citación del padre de la niña por parte de la directora del centro, que «tenía ideas propias sobre la formación humanista a los cuatro años», y que esgrimió una serie de razones por las que Helena «no debe consumir mitología griega porque cuenta historias violentas que jamás existieron y que pueden confundir a la niña». Y que «los mitos no dejan enseñanzas prácticas», y que «el griego clásico es una lengua muerta». La respuesta del padre fue tajante.

Lee el artículo completo en «XL Semanal» para enterarte de la contestación del padre y de cómo cuenta toda la historia el prestigioso escritor.

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