El Museo de Bellas Artes Bilbao confía en Norman Foster tras el varapalo de Londres

La elección del ganador ha sido llevada a cabo por un jurado formado por nueve especialistas en arquitectura, ingeniería y diseño urbano de Bilbao y ratificado por el Patronato del Museo

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Sobre el Museo Bellas Artes se posará «ingrávida» una gran «chapela» de 2.000 metros cuadrados. Así lo visualizaron los arquitectos Norman Foster y Luis María Uriarte , cuya propuesta ha resultado ganadora en el proceso de selección para la futura ampliación de la pinacoteca. Esta no solo ganará en espacio, sino que estará dotada de una «identidad renovada» sin necesidad de perder sus valores históricos.

El jurado designado para decidir el equipo para la ampliación del Bellas Artes optó finalmente por el plan de Foster, que de esta forma se resarce del fracaso que supuso la paralización de «The Tulip» en Londres. El arquitecto británico tiene ya raíces sólidas en la capital vizcaína, cuyo metro diseñó en la década de los años 80. Los accesos al suburbano, las características marquesinas de acero y vidrio, se llaman «fosteritos» en su honor.

Cabía imaginar que Foster, conocedor como pocos de las entrañas de la Villa, apostara al igual que otros arquitectos por ampliar el Bellas Artes por debajo de la tierra. Sin embargo, el nuevo espacio de la centenaria pinacoteca estará ubicado en la zona más alta. La fórmula escogida ha sido la creación de una imponente planta «diáfana y flexible» de 2.000 metros cuadrados de largo y 8,5 metros de altura. Una galería con vistas a la ciudad que escribirá «un nuevo capítulo» en la historia del museo, consideró el jurado.

También se valoró el «uso inteligente de la ventilación y la luz naturales», así como el aprovechamiento de la inercia térmica, la captación de energía solar y la recogida de agua de lluvia, que según sus cálculos reducirán «tanto los costes de mantenimiento como el impacto ambiental de la edificación».

El proyecto recibió el nombre de «Agravitas» y se impuso a las otras cinco candidaturas que llegaron a la final. Su presupuesto alcanza los 18,6 millones de euros , aunque puede ascender hasta los 22 con la inclusión de un nuevo edificio auxiliar. El director del Bellas Artes, Miguel Zugaza, eludió esta mañana fijar una fecha concreta para la culminación de las obras, pero avanzó que próximamente se abrirá un plazo de 15 meses y medio para la redacción del plan. Después, el equipo encargado de la reforma dispondrá de otros 16 meses para su ejecución.

Ampliación respetuosa

La idea de Foster y Uriarte, arquitecto vasco con más de 30 años de experiencia, es dotar al museo de una «identidad renovada» pero respetando la singular calidad arquitectónica de sus tres edificios. El más antiguo data de 1945, mientras que los otros fueron construidos en 1970 y en 2001. Sobre ellos se erigirá la nueva galería, que según los especialistas no afectará en demasía al soporte estructural.

En total, las reformas incluidas en el proyecto «Agravitas» permitirán al museo Bellas Artes de Bilbao ganar casi 7.400 metros cuadrados para exposiciones. La mayor parte, unos 5.140 m², serán de nueva construcción.

Pero el objetivo del plan no es solo el de modernizar la imagen de las instalaciones y ampliar el espacio, sino también el de mejorar sus accesos. De esta forma, la plaza Arriaga se convertiría en el nuevo eje vertebrador del museo. «Se convertiría en “hall” de acogida y distribución de los visitantes», explicó Zugaza, que se mostró confiado en que mediante esta reforma se acabarán las confusiones sobre cuál es la puerta de entrada.

Por otro lado se pretende extender el parque de Doña Casilda a una parte de la rotonda de la Plaza Euskadi, de forma que se reordenaría la circulación de vehículos y se haría más franco el acceso de visitantes. También se vertebrarían mejor los recorridos verdes de la Villa, apuntó el director.

Otra de las «ventajas» del plan de Foster y Uriarte es que deja abierta la posibilidad de acometer nuevas reformas en un futuro. Según Zugaza, «el proyecto deja en barbecho una parte muy importante de espacio» como los 2.700 metros cuadrados para soterramiento que se encuentran disponibles delante de la fachada del edificio antiguo. «Esa también es una oportunidad», afirmó.

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