ESPAÑA, CAMISA BLANCA

Mariano García: «Tenemos mucha suerte de ser españoles»

Enólogo de Vega Sicilia durante 20 años. Propietario de las Bodegas Mauro

Mariano García Maya Balanya
Salvador Sostres

Esta funcionalidad es sólo para registrados

No tengo WhatsApp ni internet. No lo necesito. Llamo más que mando mensajes. Me gusta hablar con las personas. Además soy muy torpe. Quiero saber lo justo. No soy cotilla, no me gusta saber todo de todos a cada momento. Para el trabajo, hay personas en la empresa que saben lidiar con la mejor tecnología.

Suiza, España.

Cuando viajo, y viajo mucho, llevo el billete de papel. Acabo de estar en Suiza, por ir a un lugar con frío. Cuando viajo me doy cuenta de lo que tenemos en España, de la suerte que tenemos de ser españoles. Comemos bien casi en cualquier parte. Tendrías que haber visto los precios del vino en Suiza. ¡Qué disparate!

Respeto.

En el mundo del vino es la palabra clave. Respeto al viñedo, respeto al terruño y respeto a la propia filosofía. Procuro no dejarme influenciar por las modas. Yo soy fiel a mí mismo. Si tuviera mal gusto, sacaría vinos malos. Por suerte no es así.

Qué es un buen vino.

Que la gente sea feliz y sin tener que pensar mucho.

Sólo Rioja.

Yo me lo pasé muy bien en los años 80 y 90, que es cuando hubo la revolución del mundo del vino en España. Hasta entonces sólo estaban los Rioja. Al viñedo no se le daba importancia. Sólo importaba la cantidad. Éramos muy ignorantes.

El vino, la tierra.

En el 82 empieza Ribera, se vuelve a mirar al viñedo, se vuelve a escuchar a la tierra. Antes el enólogo sólo era un químico, no se le valoraba. A partir de entonces la enología se vuelve más culta, más refinada, más preventiva, menos curativa. Se cuida más el viñedo y la uva para no tener que adicionar tanto. Los vinos se vuelven más naturales, menos artificiosos.

¡Los vinos naturales!

No, es que yo no sé que es un «vino natural». A ver si algún día alguien me lo explica. Hoy todo es natural, más preventivo, como te decía, que curativo. Hay modos de trabajar, tanto en la viña como en la bodega, que permiten intervenir menos y preservar la integridad del vino.

¿Qué aportó usted en sus 20 años en Vega Sicilia?

Primero el respeto, como siempre, y luego los cambios muy poco a poco. Acorté la crianza, apliqué una viticultura distinta. Y sobre todo personalidad. Los jóvenes de hoy están muy preparados pero les falta seguridad, personalidad, saber lo que quieren. Se dejan llevar por las modas.

Luego creó Mauro.

Fui joven y éramos pequeños. Mi primer Mauro fue en el 78, tenía 6 o 7 hectáreas. Cuando tienes más cartas, juegas mejor.

La creatividad.

Los cocineros pueden ser más creativos que nosotros. Te pueden hacer la merluza de mil maneras. El hacedor de vinos no tiene tanto margen. Si sacas lo mejor de aquella uva, respetando al terruño y al viñedo, ya eres un fenómeno. Eso sí, tienes que marcar unos tiempos.

Pedantería, frivolidad.

Más bien frivolidad, esos que se creen que por tener cuatro conocimientos ya están en posesión de la verdad.

España.

Somos el primer país en viñedos, el tercero en producción y el duodécimo en consumo. El primero en consumo es El Vaticano, por cierto.

¡Dios sopla!

Dios ya se sabe. En España no había una cultura del vino en su sentido más amplio pero hoy ya estamos al nivel de Francia y del norte de Europa. Estuvimos en zapatillas hasta los años 80 y 90: había pocos sumilleres realmente buenos. Custodio en Zalacaín, Carmelo en Jockey, y José Monje en Via Veneto, imprescindible en la sala y hombre de vino.

Un vino para España.

Un vino honesto. Que refleje de dónde viene. Que tenga personalidad y dé placer. Ante una botella de vino se resuelven todos los problemas.

Marchena.

Se le ve un juez serio, con cara de juez, yo me pondría en sus manos. Si tengo un problema, quiero que me juzgue él. Sabe torear. Y el morlaco que tenía no era fácil, pero ha bajado la muleta y ha hecho una faena interesante.

Si volviera a empezar.

Haría blancos en lugar de tintos, un blanco en la Borgoña. Tiene la tierra y el clima. Porque mira, el cava está muy bien, pero Dios hizo la Champaña para hacer champán. En España, para hacer blancos, me quedo con el noroeste. Hacemos ya en Mauro un blanco de guarda con uva godello en Villafranca del Bierzo: no descarto en el futuro tener allí una bodega.

Si le hicieran una oferta.

Ya me la han hecho y Mauro no se vende. Están mis hijos que son prácticamente los que llevan la bodega. Me gusta el vino, me gusta la tierra. A mis hijos también. Yo no mando mensajes, ya te lo he dicho. Hablo con las personas, escucho a la tierra, enseño a mis hijos. Mauro no se vende.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación