El 2 de enero de 1958 , la soprano actuaba en la ópera de Roma. Desgraciadamente, había contraído un resfriado y su voz no está en las mejores condiciones. A pesar de haber informado al teatro, no fue sustituida. «Nadie puede sustituir a la Callas» , afirmaron desde la ópera.
María Callas cantó, pero el público, insatisfecho, la silbó y abucheó. No volvió a escena . Se refugió en su camerino y, entre lágrimas, escribió una nota de disculpa que nunca se leyó al público. El escándalo fue mayúsculo.
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